2016 va a ser el año más caluroso de nuestra historia. 2015 ya lo fue. Durante las dos últimas décadas, las temperaturas globales han aumentado sin cesar. Las perspectivas son negativas. Y pese a toda la abrumadora evidencia científica, hay quien continúa negando la realidad del cambio climático.
Este año, el calentamiento global se está percibiendo con especial drama en el Ártico. Las regiones más septentrionales del planeta están viviendo un otoño asombrosamente cálido, con temperaturas hasta 15º superiores a la media histórica. Durante esta época del año, las aguas del Ártico se congelan y acumulan hielo. Pero el extraordinario calor está impidiendo que lo hagan con normalidad. Y eso es lo que muestra el gráfico de más arriba: el área cubierta por el hielo en el Océano Ártico. Esa línea roja es 2016.
Yup, es anormal y muy preocupante.
¿Por qué? Lo han explicado diversos científicos en Twitter durante los últimos días, pero ha sido Zack Labe, científico volcado en el estudio del Ártico desde la Universidad de California, quien más elocuente se ha mostrado al respecto: "La temperatura del Ártico continúa moviéndose en la dirección equivocada", explicaba el pasado martes. Junto al texto, agregaba una gráfica en la que se contrastaba la temperatura media histórica, descendiente en esta época del año, y la de 2016: el calor está aumentando.
¿Cómo está afectando eso a la masa de hielo? No es que las aguas del Ártico estén desheladas, sino que están acumulando hielo a menor velocidad de lo que deberían, superando incluso el mínimo marcado en 2012. Ha habido cierta polémica en Twitter en relación al gráfico de más arriba por dos motivos. El primero, porque lo singular de la línea de 2016 podía deberse a un sensor roto en primavera (no es así: no se computa). El segundo, porque el eje está truncado.
Es cierto. Aquí hay otra gráfica sin truncar.
2016 sigue estando muy, muy por debajo del resto de años. ¿Más pruebas? El propio Labe ha creado un gif que compara la extensión del hielo oceánico en el Ártico desde los años ochenta hasta nuestros días. Habla por sí mismo:
A look at the loss of thicker (usually older) #Arctic sea ice in Octobers from 1979-2016 (PIOMAS, ice < 1.5 meters masked black) pic.twitter.com/BtHCwVUdKk
— Zack Labe (@ZLabe) 14 de noviembre de 2016
El año en que nos hundimos en las anomalías
2016 es, simplemente, un año muy anómalo. Este gráfico compara la extensión del hielo del Ártico en relación a la media histórica. Desde 2002, todos los años han sido anómalos. Esto es, llevamos catorce años registrando niveles de hielo por debajo de lo normal. Si bien 2016 aún no había superado a 2012 a esta altura del año, la ola de calor de noviembre ya lo ha conseguido.
Aquí una comparación de las anomalías por año. 2016 está ahí abajo.
El hielo a ido desapareciendo poco a poco. 2016 simplemente rompe récords. La tendencia de los últimos años, como explica el meteorólogo especializado en Alaska Richard James, es de más y más calor en el Ártico.
El martes 15 de noviembre, las estaciones registraron la temperatura diaria más anómala en la historia del Ártico desde 1971. Jamás antes desde que existen registros y se analiza científicamente el estado climático del Ártico un mes había mostrado tamaña singularidad en las series históricas, lo que habla de la gravedad del calentamiento global, del progresivo deshielo de los polos y de la pérdida continuada, tanto en el Ártico como en la Antártida, de las capas de hielo.
El cambio climático es real deseemos creerlo o no. La cuestión es hasta qué punto va a lograr transformar la Tierra. En lo que respecta al Ártico, las actuales previsiones indican que no está lejos el día en el que un barco pueda cruzarlo sin demasiadas complicaciones. Libre de hielo.