Aidontespiquinglis. Esa es la respuesta más habitual del español medio que se vea obligado a interactuar por más de quince segundos con algún extranjero. Jakub Marian, lingüista checo, ha recopilado y creado una visualización sobre el porcentaje de población de los distintos países europeos que pueden mantener una conversación en inglés. Sólo los húngaros tienen un dominio del idioma peor que el nuestro.
Fuente de la información: El Eurobarómetro Especial número 386 conducido en 2012. Las habilidades verbales de los sujetos de la encuesta, una muestra aleatoria de la población de más de 15 años de cada zona, no fueron recopiladas por los entrevistadores: se trató de un índice del nivel de autopercepción de ese dominio de la lengua inglesa que reportó cada entrevistado. Según eso, sólo uno de cada cinco españoles podría tener unos intercambios similares al nivel C1, mientras que uno de cada dos alemanes podría hacer eso mismo, uno de cada tres italianos, etc.
Los resultados de eurobarómetro son muy similares a los del importante ránking EF English Proficiency Index que se hace cada año. Éste, con cifras más actualizadas, no sólo dice que los españoles estén a la cola en este campo dentro de Europa, sino que el nivel de inglés está cayendo en nuestro país, aunque sea ligeramente.
La importancia de las familias de idiomas: un primer vistazo del mapa nos hace intuir esas cuestiones culturales que pueden estar afectando a los resultados. Aquellos cuya raíz idiomática es la germánica, la misma de la que proviene el inglés, se acercan mucho más al bilingüismo. Por su parte, los de lenguas eslavas y romances se alejan del objetivo. Dentro del indoeuropeo se encuentran en ramas más alejadas.
Por supuesto hay otros factores: a más pequeño sea el país más se favorecerá el multilingüísmo para adaptarse al mercado. También a mayor sea el porcentaje de población a nivel mundial que hable tu idioma, cosa en la que destaca notablemente el español como cuarta lengua del mundo, menor será tu necesidad de aprender otro nuevo. También aquellos que apuestan por un proteccionismo cultural frente al imperialismo anglosajón, caso de España pero también de Italia o Francia, sacan resultados más pobres.
Los expertos también apuntan al retraso cultural y comercial de la zona como factor importante: en ese sentido el español sería más pobre, de media, que el francés, de igual manera que el africano o el indio lo es con respecto al europeo (Europa es, por cierto, el segundo continente más angloparlante del mundo por detrás de América). Hay algo más, la movilidad social. Si el inglés es el idioma del progreso y los negocios, eso también se refleja en las poblaciones. Aquellas sociedades más desiguales, rígidas y jerárquicas suelen tener un nivel de inglés más bajo. A mayor igualdad de oportunidades laborales de sus mujeres, mejor inglés hablará su población, indican las correlaciones nacionales.
La lección parece sencilla: si España quiere subir puestos en la Champions league mundial, debería ponerse las pilas con esa materia que se considera una maría en la mayoría de escuelas. En ese sentido el nuestro es un fenómeno curioso puesto que estudiamos tantas horas o más que nuestros análogos europeos. Según los profesores, los ibéricos somos de estudiar la lengua ajena como una serie de normas gramaticales más próximas a las matemáticas. “Estudiamos” inglés, pero no nos gusta practicarlo, en parte por miedo al ridículo, como demostró el famoso episodio de la “cup of café con leche”.