Pese al insoslayable rol del nacionalismo en la construcción de los estados modernos, las percepciones que cada país tiene de sí mismo varían a lo largo de Europa. Una de las últimas encuestas de Pew sobre chovinismo patrio, grado de aceptación de otras etnias, y sentimientos religiosos muestra una brecha gigantesca entre Europa Occidental y Oriental. Y entre la marabunta de datos ofrecidos por el estudio, uno es muy singular: el del sentimiento de superioridad cultural. De forma sorprendente, es en España donde cotiza más a la baja.
¿Qué? Sólo un 20% de los españoles encuestados cree que, pese a los defectos de sus compatriotas, su "cultura" es superior a las demás. La cifra contrasta no sólo con las surrealistas percepciones propias de los georgianos, los griegos o los búlgaros, sino también con la de sus vecinos: el 47% de los portugueses e italianos creen que su cultura es más valiosa o mejor que el resto. España se equipara a Suecia (26%) o Bélgica (23%).
Central and Eastern Europeans are more inclined than Western Europeans to say their culture is superior https://t.co/m1i1RipjMu pic.twitter.com/zA9kElLKWa
— Pew Research Center (@pewresearch) October 29, 2018
¿Qué significa? Pew asocia estos datos a las visiones nacionalistas y al "chovinismo cultural". No se trata tanto de que los armenios o los serbios sientan un profundo respeto por sus literatos y pintores, o de que los españoles apenas se enorgullezcan de Cervantes o Picasso. Más bien, apunta al carácter moral de la identidad patria, a una visión nacionalista que jerarquiza a los países (y a las culturas) en torno a "superiores" e "inferiores". Según la encuesta, España o Suecia no sienten que el peso de su historia, lengua o costumbres les haga mejores que el resto del mundo, por así decirlo. Georgia o Grecia sí.
¿Es lógico? Sí. La identidad nacional española es a menudo contradictoria en su autopercepción. Pese al palpable nacionalismo, tan altanero, visible y chovinista en sus distintas formas, los españoles tienden a considerarse en peores términos que sus vecinos europeos. Diversas encuestas muestran cómo hay una suerte de "autoodio", una percepción muy negativa de su propio país, cultura e historia única en Europa (la mayor parte de países se tienen en buena estima). En gran medida, esta idea alimenta las explicaciones particulares, excepcionales y culturalistas de las penas que atormentan a España (como el nacionalismo periférico, el paro o la corrupción).
¿Es malo? No. La encuesta de Pew encuentra correlaciones preocupantes para Europa del Este. Una mayor percepción de superioridad cultural está relacionada con una menor tolerancia a los musulmanes o a los judíos, con una mayor influencia de las visiones religiosas, y con una menor aceptación de los derechos de las mujeres o del colectivo LGBT. Georgia, Rusia o Grecia están menos dispuestos a aceptar a un musulmán en su familia que Francia, Dinamarca o Bélgica. Una mayor superioridad cultural también está relacionada con una descripción más integrista de la "pertenencia nacional".
Mientras los suecos o daneses asumen que la ciudadanía depende de respetar las leyes y el estado de derecho, rumanos o polacos consideran que es esencial haber nacido en el país y tener un bagaje cultural acorde (religión, costumbres). A mayor sentimiento de "superioridad", menor tolerancia a lo ajeno.
Imagen: GTRES