El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo. Puede asociarse con el desayuno debido a las propiedades de la cafeína para darnos ese empujón de energía, pero realmente es una bebida que se consume a cualquier hora, de muchísimas maneras y hasta tiene un elemento social, ese "quedamos a tomar un café". Poco a poco se van conociendo más beneficios del café, pero la polémica es algo que también acompaña a esta bebida durante años.
Y no por la cafeína, sino por la falta de esta. Tanto es así que el café descafeinado podría estar en peligro, al menos en Estados Unidos.
El descafeinado. La historia del café descafeinado es tremendamente curiosa. En 1820 ya se había conseguido aislar la cafeína del café gracias a un proceso llevado a cabo por el químico alemán Runge, pero un suceso curioso fue el que le ocurrió a Ludwig Roselius en 1903: un cargamento entero de granos se le empapó con agua de mar. No se lo pensó mucho y los secó, los tostó, los probó… y los vendió. Sin embargo, a los días los clientes se quejaron: ese café no estaba haciendo efecto y no conseguían estar más 'despiertos'. Eso sabemos hoy que puede ser un efecto placebo, pero está claro que la cafeína afecta al organismo.
En la actualidad, conocemos tres procesos de descafeinado. Uno es el químico, con el que tratamos los granos de café con "disolventes" como el acetato de etilo o el cloruro de metileno para separar la cafeína. Otro método es mediante agua, similar a lo que ocurrió al cargamento de Roselius y por el que se sumergen los granos en agua caliente para separar la cafeína. Luego se trata el agua con un filtro que elimina la cafeína y, posteriormente, los granos se vuelven a sumergir en ese líquido para que reabsorban parte de las propiedades perdidas en el proceso. Esto no elimina toda la cafeína, y es un proceso costoso.
Por último, hay otro método físico que se utiliza en cafés de muy alta gama y que consiste en retirar la cafeína gracias a un sistema que combina presiones de 275 atmósferas con un ambiente rico en CO2 que disuelve esta parte del café. No es el más común debido al costo de realizar este proceso.
Un café descafeinado con cáncer, por favor. El método químico es el más común en los cafés comerciales y antes de tratar con las sustancias actuales, el propio Roselius experimentó con el benceno: bañaba los granos durante 13 horas con una mezcla de agua marina y una solución rica en benceno que acababa con la cafeína. Hoy sabemos que el benceno es cancerígeno, por lo que es un método que ya no se usa.
Y el problema es que ha vuelto un debate sobre el café descafeinado, y tan fuerte que hay quien está pidiendo que se prohíba en Estados Unidos. ¿Por qué? Pues porque hay un organismo que considera que el cloruro de metileno puede estar relacionado con el cáncer.
Salud entra en juego. Se estima que 26 millones de estadounidenses beben café diario, al menos, una vez al día. Es una cantidad considerable y muchos de esos cafés habrán sido elaborados siguiendo el proceso químico de descafeinado mediante el cloruro de metileno. Ahí es donde está el problema para la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA por sus siglas), una agencia del Departamento de Trabajo de Estados Unidos.
"El cloruro de metileno se utiliza en diversos procesos industriales, en muchas industrias diferentes, incluidas las de decapado de pintura, fabricación de productos farmacéuticos, fabricación de disolventes de pintura y limpieza y desengrasante de metales", afirma la OSHA que, además, considera que este cloruro de metileno es un posible cancerígeno.
Varios intentos de prohibición. Este disolvente ha estado en el ojo del huracán anteriormente. En 1987, un grupo que quería prohibir el uso de este componente en la industria alimentaria demandó a la FDA (la Administración de Alimentos y Medicamentos) con el objetivo de que se eliminara el cloruro de metileno de la ecuación de la alimentación. Sin embargo, el juez dictaminó que la FDA todavía estaba considerando la legalidad del producto y, por tanto, se desestimó la demanda, aunque en los años posteriores hay quienes han intentado volver a demandar a empresas por el uso del cloruro de metileno.
En enero de este año fue la FDA la que presentó una petición solicitando que algunas sustancias potencialmente dañinas sean eliminadas de alimentos y bebidas. El benceno, el tricloroetileno, el dicloruro de etileno y el cloruro de metileno protagonizan esa lista.
Unos sí, otros no. Evidentemente, si esta propuesta recibe luz verde y las disoluciones de cloruro de metileno son mayores a lo que la nueva reglamentación considere, podría acabar con buena parte de la industria del café descafeinado, al menos en Estados Unidos. Esto no significa que el café descafeinado esté en peligro, ya que, como hemos visto, hay otros métodos que no implican el uso de este disolvente, pero teniendo en cuenta que los métodos alternativos son algo más costosos, quién sabe lo que puede ocurrir con el precio de este café.
Algo curioso es que hay quien ya ha estado realizando estudios sobre cafés comerciales para ver si presentan restos de cloruro de metileno. Concretamente ha sido Clean Label Project quien ha encontrado rastros del disolvente en cafés de Amazon Fresh, Bustelo, Gevalia Kaffe, Great Value, Green Mountain Coffee Roasters, Kirkland Signature, Kroger, Maxwell House, o Seattle's Best.
No se ha encontrado rastros en los descafeinados de cadenas como Dunkin' Donuts, Starbucks, Folgers, Caribou Coffee, ILLY, Allegro Coffee, Archer Farms, Community Coffee, Dazbog Coffee, Kicking Horse Coffee, NESCAFÉ, The Organic Coffee Co. o Tim Hortons. En el caso de Peet's Coffe, en el 'Decaffeinated House Blend' sí encontraron restos, pero no en el 'Decaffeinated Major Dickason's Blend'.
Imagen | Natham Dumlao
En Xataka | Me he bebido un donut fusionado con un café con leche. Está muy rico, no lo volvería a hacer
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