Cuando pensamos en nuestros libros favoritos, periódicos, revistas o blogs nos vienen a la cabeza palabras. Montañas y montañas de letras, unas encima de otras. Y olvidamos fácilmente esas pequeñas sugerencias que los escritores colocamos en el medio con cierta reflexión detrás: la puntuación. ¿Cómo podemos ser tan crueles con una parte tan fundamental de la escritura? Algunos estamos fascinados por la idiosincrasia de los autores y la forma en que usan la puntuación. ¿Pero cuánto revelan en realidad esas formas acerca del estilo de cada uno? Resulta que mucho.
En este post de Medium, el escritor Adam Calhoun se empeñó en recopilar sólo los símbolos de puntuación de algunas de sus novelas favoritas. Esto dejó, como era de esperar, sólo un staccato de comas, puntos, signos de interrogación, comillas y paréntesis. Pero en lugar de simplemente convertir sus esfuerzos en posters visualmente alucinantes, Calhoun los analizó visualizando la puntuación y las decisiones detrás.
Y, de hecho, un libro puede ser bastante distinto de otro si analizas este aspecto. Se aprecia perfectamente el estilo del escritor en esta comparativa entre Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy, con Absalom, Absalom!, de William Faulkner. Este último es una prosa llena de paréntesis, y el primero es mucho más simplificado.
También llama la atención que Hemingway en realidad usa la puntuación de manera más densa que Jane Austen, William Faulkner o Charles Dickens, un hallazgo que podría tener más que ver con las oraciones cortas y nítidas propias del escritor que con cualquier otra cosa. Calhoun también desglosa cada novela por el signo de puntuación más utilizado, destacando el favorito de cada autor. Las comas y los puntos tienden a ser universalmente las marcas más utilizadas, pero algunos autores tienen afición por los apóstrofos (Mark Twain), los signos de exclamación (Lewis Carroll) y los puntos y coma (William Faulkner).
Para visualizarlo más rápido, creó mapas de color, que asignan colores a diferentes signos de puntuación (los puntos y los signos de interrogación son rojos; las comas y las comillas son verdes; el punto y coma y los dos puntos son azules) y luego simplemente los coloca en orden. Así se puede visualizar qué autores son más completos (Mary Shelley, Charles Dickens) en comparación con otros (Cormac McCarthy, James Joyce), así como patrones sorprendentes en la superficie, como la franja brillante de rojo que atraviesa el medio de Huckleberry Finn.
Pero nuestra aventura gráfica no concluye aquí. Otro usuario de Medium, Clive Thompson, inspirado en el proyecto de Calhoun, ha creado una página web donde puedes copiar un trozo de texto y extraer sólo los símbolos de puntuación. Una herramienta sencilla para analizar tu estilo.
Puedes usar la herramienta aquí.
Eso sí, para obtener un resultado de buen tamaño, como las imágenes de arriba, debes copiar al menos entre 6.000 y 8.000 palabras. Si pruebas con las primeras páginas de varias novelas, una cosa que puedes comprobar rápidamente es qué pasajes se basan en gran medida en el diálogo y cuáles se basan más en la descripción y la narrativa. Por ejemplo, aquí está la apertura de Moby Dick, de Herman Melville.
Muchos guiones, preguntas, toneladas de comas, pero no muchas comillas, tampoco diálogo. Frankenstein, de Mary Shelley, es muy parecido. Quizás porque el comienzo de la novela es epistolario, con el capitán del barco con destino al polo norte escribiéndole a su hermana; así que, de nuevo, no hay mucho diálogo por adelantado.
En contraste, en el pasaje de apertura de Sus ojos miraban a Dios, de Zora Neale Hurston, inmediatamente puedes ver el patrón de su prosa: párrafos de descripción declarativa y narrativa, que dan paso a densos pasajes de personajes que hablan de un lado a otro. Es bastante diferente visualmente de Frankenstein y Moby Dick. El mismo patrón lo tienes en El viejo y el mar, de Ernest Hemingway: