La Asamblea Nacional no fue el único edificio de Corea del Sur que vivió una noche movida ayer. Aunque las últimas horas han sido especialmente turbulentas en su sede, en Seúl, con el despliegue de soldados, manifestantes y legisladores contrarios a la ley marcial impuesta por el presidente del país, las cosas tampoco han resultado sencillas en las tiendas de conveniencia. Eso sí, por razones bien distintas. La decisión del líder surcoreano de decretar la medida de excepción y sacar el ejército a la calle, activó en Corea del Sur un viejo mecanismo con el que ya nos familiarizamos durante la pandemia: las compras de pánico.
La ley marcial estuvo vigente apenas seis horas, pero es probable que en el país haya negocios que aún sigan con su resaca.
Una ley marcial fugaz. En un Asia marcada por el férreo gobierno de Xi Jinping en China, el mando personalista de Kim Jong-un en Corea del Norte, las tiranteces entre Pekín y Tokio o la crisis de Taiwán, Corea del Sur destaca por varias razones. Es uno de los grandes aliados de EEUU en el continente y también una de sus democracias más sólidas. De ahí que la decisión de su presidente, Yoon Suk-yeol, de declarar la ley marcial ayer, por la noche y sin previo aviso, generase estupor dentro y fuera del país.
Yoon acompañó la decisión de un discurso duro, con críticas veladas a la oposición y enarbolando un argumento: su empeño en neutralizar "la amenaza" de las fuerzas "antiestatales pro-norcoreanas". Lo cierto es que no calculó bien su movimiento. El presidente acabó topándose con una intensa contestación en las calles, la división de su propio partido y el rechazo de los legisladores, que no tardaron en activar los engranajes legales para tumbar la ley marcial. El resultado: duró solo unas horas.
¿Problemas? A la tienda. Yoon declaró la ley marcial de forma sorpresiva y entre acusaciones a la oposición a las 22.25 h, hora local. A las 4.27 h, tras seis intensísimas horas de maniobras políticas, despliegue militar, contestación en las calles y una creciente expectación internacional, Yoon volvía a lanzar un nuevo aviso: la retirada de la medida extraordinaria, algo que le había exigido poco antes la Asamblea Nacional en una votación de urgencia. No fue mucho tiempo. Un puñado de horas apenas. Pero sirvieron para que muchos surcoreanos de todo del país decidiesen prepararse para lo peor. ¿Cómo? Haciendo enormes compras.
A Internet o las tiendas 24 horas. El fenómeno lo explica el diario The Korea Times: el anuncio de Yoon no solo activó a la oposición surcoreana, también lanzó a muchas familias a las plataformas online o las tiendas de conveniencia, las que estaban abiertas de noche, para llenar sus neveras. Con la incógnita sobre cuánto duraría la medida extraordinaria o en qué podría derivar, tras escuchar el discurso de Yoon Suk Yeol los surcoreanos se lanzaron a comprar víveres, agua y demás productos esenciales.
El objetivo: abastecerse. Y asegurarse un buen aprovisionamiento en caso de que el despliegue militar les impidiese hacer compras normales durante los días siguientes. The Korea Times habla de visitas "en masa" a plataformas online, "cuellos de botella" y cómo la logística de los negocios se complicó en cuestión de horas. Las conocidas como "compras de pánico" empezaron además poco después de las 22.25 h y se extendieron por el país.
¿Hay datos? Sí. Y son ilustrativos. El diario surcoreano logró acceder al balance de un negocio minorista que, si bien es solo eso (un caso concreto), da una idea clara del efecto que causó Yoon en el sector: las ventas de comida enlatada se dispararon un 75,9% con respecto al día anterior; las de arroz preparado para microondas, un 38,2%; el despacho de agua embotellada creció un 37,4%; los fideos instantáneos aumentaron su demanda un 28,1%; la de las baterías, un 25,7%; y las ventas de otros productos de alimentación, sin especificar, crecieron alrededor de un 24%.
Aguas y fideos instantáneos. No son los únicos datos que nos ayudan a entender lo ocurrido anoche. Otro operador con tiendas de conveniencia franquiciadas experimentó un fenómeno similar. En su caso las ventas de agua potable crecieron un 23,1% en comparación con la semana pasada, la de fideos instantáneos un 16,4%, la de comida enlatada un 15,5% y la de arroz para microondas un 14,8%. También los artículos de primeros auxilios vieron cómo su demanda se disparaba con respecto a hace unos días un 12%.
Sus porcentajes son interesantes porque la cadena tiene 4.000 locales repartidos sobre todo por áreas residenciales. La "fiebre de compras" habría sido especialmente intensa en esas zonas y entre personas de entre 50 y 60 años, según explican desde el sector. "Los alimentos enlatados se vendieron rápidamente porque se pueden almacenar durante bastante tiempo", aclaran.
El reflejo en Internet. El seísmo causado por el anuncio de Yoon no solo se dejó sentir en las tiendas abiertas por la noche. Hubo quien optó por sacar el móvil o sentarse ante su ordenador, buscar plataformas de venta y dedicarse a llenar su carrito online. Las búsquedas de "agua potable" en Naver crecieron lo suficiente como para que, en cuestión de una hora, esas palabras clave subiesen peldaños entre las más consultadas: del puesto 10 al sexto.
Sobre la una de la madrugada otras palabras especialmente buscadas en Homeplus eran "leche", "arroz" y "fideos instantáneos". El diario habla incluso de webs que habitualmente se dedican a la venta de ropa y ayer por la noche registraron un aumento sorprendente de búsquedas relacionadas con alimentos. Por supuesto, hubo quien dejó constancia en las redes sociales de cómo se había lanzado a comparar para abastecer su nevera y alacena.
¿Un fenómeno nuevo? No. Ni mucho menos. Hacía décadas que en Corea del Sur no se recurría a la ley marcial y las consecuencias de la decisión adoptada ayer por Yoon son aún imprevisibles —por lo pronto su ministro de Defensa ya ha ofrecido su dimisión, al igual que algunos de los principales asesores del presidente conservador—; pero desde luego algo está claro: las “compras de pánico” que desencadenó no son un fenómeno tan extraño.
Fueron habituales durante los primeros capítulos de la pandemia, en 2020. Y hace solo unos meses volvimos a verlas en Japón, que se lanzó a abastecerse de arroz, aunque en aquella ocasión el motivo era otro bien distinto: la amenaza de que el país sufriera un megaterremoto. Entonces y ahora, se trate de un seísmo en sentido literal o en el terreno político, el objetivo es siempre el mismo, como reconocía una de las personas que ayer llenó su cesta en Corea: "Prepararse para una posible escasez".
Imágenes | Luke Hoagland (Flickr) y Maxim Makarov (Unsplash)
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