La historia del Antiguo Egipto es tan emocionante, estética y grandiosa que se ha transportado a todos los medios posibles. El cine ha hecho de los faraones un negocio enorme, llevando aquellas historias de gloria y épica a las pantallas de todos los hogares y a nosotros, los ciudadanos de a pie, a crear un pensamiento idealizado y confuso de una cultura de miles de años.
Hace unos meses se anunció la adaptación cinematográfica de la vida de Cleopatra, la faraona más célebre del Antiguo Egipto, a manos de la directora Patty Jenkins. La actriz elegida para protagonizar y dar vida a la grandiosa reina fue Gal Gadot, quien también encarnó a Wonder Woman hace unos años. Lo cierto es que la elección de la actriz israelí para dar vida al personaje histórico egipcio lleva generando polémica desde el anuncio y las críticas se amontonan. ¿Por qué? Pues porque la actriz es israelí y de origen judío.
Y han sido muchos quienes han mostrado enfado en las redes por lo que consideran un blanqueo de Hollywood. Otro ejemplo del llamado whitewashing que también persiguió a Liz Taylor en la película de los sesenta. Esta vez se protesta porque no se opte por una actriz egipcia o de rasgos africanos para dar vida al personaje, pese a que Cleopatra tenía orígenes europeos y era descenciente de Ptolomeo I, un general grecomacedonio que estuvo al servicio de Alejandro Magno y que se proclamó rey de Egipto tras la muerte de este.
Which Hollywood dumbass thought it would be a good idea to cast an Israeli actress as Cleopatra (a very bland looking one) instead of a stunning Arab actress like Nadine Njeim?
— Samirah (@SameeraKhan) October 11, 2020
And shame on you, Gal Gadot. Your country steals Arab land & you’re stealing their movie roles... smh. https://t.co/GY5tYEcl4K pic.twitter.com/JcrnM1RUQq
Una evidencia histórica que, a pesar de estar contrastada, no convence a la mayoría. Entre ellos a la periodista Sameera Khan que criticó duramente la elección de Gadot. En un mensaje en Twitter se preguntaba quién en Hollywood "pensaba que sería una buena idea elegir a una actriz israelí como Cleopatra (una de aspecto muy soso) en lugar de una actriz árabe deslumbrante como Nadine Njeim". Y le espetaba directamente a Gadot: "Tu país le roba la tierra a los árabes y tú sus papeles".
El ADN egipcio relacionado con Europa
Con todo este revuelo y con la verdad por delante, esto es, que Cleopatra no era egipcia, nos preguntamos si los mismos egipcios de la antigüedad tenían rasgos africanos o europeos. Y, aunque los orígenes de un pueblo milenario han sido un misterio durante años, los científicos e historiadores tienen una idea muy asentada. Un equipo internacional de científicos e investigadores de la Universidad de Tübingen y el Instituto Max Planck recuperaron y analizaron hace unos años el ADN antiguo de diferentes momias egipcias que datan de entre 1400 a.C al año 400 aproximadamente.
El trabajo, que fue publicado en la revista Nature, quería probar si la conquista de Alejandro Magno y otras potencias extranjeras dejaron una huella genética en la población egipcia antigua. La investigación descubrió que los antiguos egipcios estaban más estrechamente relacionados con las poblaciones de Oriente Próximo, mientras que los egipcios modernos comparten más ancestros con los africanos subsaharianos. Así, los antiguos egipcios tienen más que ver con las antiguas poblaciones del Levante mediterráneo, y también estaban estrechamente relacionados con las poblaciones neolíticas de la península de Anatolia y Europa.
Los datos muestran que los egipcios modernos comparten aproximadamente un 8% más de ancestros en el nivel nuclear con las poblaciones africanas subsaharianas que con los antiguos egipcios. "Esto sugiere que el aumento en el flujo del gen subsahariano de las poblaciones de Egipto sucedió en los últimos 1.500 años", explicaba Stephan Schiffels, uno de los autores de la investigación en el Instituto Max Planck.
Un hilo de la blogger Emily Habsburg en Twitter relataba con mucho ahínco algunos de los hechos históricos y algunas evidencias para defender la idea de que hoy día aún se representa equivocadamente a los antiguos egipcios como árabes o personas de color.
"Desde que Europa descubrió Egipto, se fascinó con él y se dedicó a descifrar los complicados jeroglíficos que los actuales egipcios eran incapaces de entender, a pesar de proclamarse sus herederos y poco menos que descendientes directos de los faraones. El antiguo idioma egipcio no estaba emparentado ni con los nuevos habitantes árabes, ni menos aún con las tribus de color del Sur", explica.
Los egipcios predinásticos, el estrato de ellos que era nativo de Noráfrica, pertenecía a una raza blanca, que se asimilaba a los libios, quienes en períodos históricos posteriores vivieron muy cerca de la orilla Oeste del Nilo. Muchos de ellos fueron pelirrojos, dado que este rasgo todavía persiste en la zona, según el libro Egypt in the Neolithic and Archaic Periods. A lo largo de los milenios, Libia continuó ejerciendo una influencia sobre Egipto. Desde la antigüedad, los libios tenían fama de ser un pueblo de blancos rubios o pelirrojos, y a menudo con ojos verdes. Esto fue reseñado por autores, como el navegante y geógrafo griego Escílax.
Según antropólogos y arqueólogos, los bereberes eran todos así pero fueron "oscureciéndose" con la mezcla de elementos árabe-semitas y subsaharianos. Si nos fijamos, la momia de la mujer de Tutankamón tiene pelo castaño rojizo; Ramsés II, considerado uno de los mayores faraones si no el que más, era pelirrojo y medía 1,90; la momia del príncipe Yuaa tiene sedoso cabello rubio; y la esposa de Keops y su cuñada eran pelirrojas. A Amenhotep III, una fotografía nos lo presenta como de cabello rojo claro. Sus facciones faciales también son nórdicas. Su mujer, la Reina Tiy, es representada clara de piel y rubia.
La tumba de Mena (XVIII Dinastía) en el oeste de Tebas, muestra a mujeres rubias y a un hombre rubio supervisando a dos hombres de piel oscura en la colecta de una cosecha. El cabello rubio y los ojos azules también se han encontrado en la tumba del Faraón Merneptá en el Valle de los Reyes.
El profesor de Harvard, Carleton Coon, en su libro The Races of Europe, señala que "muchos funcionarios, cortesanos y sacerdotes, representando la clase alta de la sociedad egipcia, se asemejaban sorprendentemente a los europeos modernos. En las tumbas de Medum, dos estatuas de entorno al 2570 AEC, muestran al príncipe Rahotep y su mujer Nofret como personas de rasgos blancos. La estatua de él tiene por ojos a dos piedras verdes, y la de ella, dos piedras azul-violeta en el Museo Egipcio de El Cairo.
La momia de Tutankamón ha sido analizada genéticamente, pero el Gobierno egipcio no permitió la divulgación del resultado. Sin embargo, se filtraron los marcadores genéticos (SNPs del cromosoma Y) del faraón, que se corresponden con el haplogrupo paterno R1b1b2, el de Europa Occidental. "Hasta 1050, todos los faraones habían sido predominantemente blancos", afirma la autora del hilo. El debate, no obstante, está servido pese a los estudios existentes. Lo hemos visto con la polémica de Gal Gadot. Y resulta curioso que después de miles de años siga siendo un tema de discusión. A la mayoría, eso sí, les importará bien poco si la Cleopatra que llegará a la gran pantalla es blanca como la leche o color café.