"Fodechinchos free": en un bar de Galicia la turismofobia se está redirigiendo contra los españoles de otras regiones

El negocio ha desatado la polémica al cerrar para evitar turistas y declararse un "espacio libre de fodechinchos"

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Puerto Martina es un bar de Mera, Oleiros, una localidad de la provincia de A Coruña que no llega a los 38.000 habitantes. Y sin embargo ha generado un seísmo mediático de tal magnitud que se ha dejado sentir más allá de Galicia y España. Tal agitación ha generado que incluso ha puesto a un reportero de The Guardian en el brete de explicar a los londinenses qué es un 'fodechinchos', una ¿intraducible? expresión de las Rías Baixas rica en matices. Todos despectivos.

En el epicentro de semejante terremoto está un mensaje compartido hace unos días por los responsables de Puerto Martina en el que anunciaban su decisión de cerrar en pleno agosto, coincidiendo con una de las épocas de mayor actividad hostelera, para ahorrarse la clientela foránea que recibe en verano.

Su mensaje es chocante, pero sobre todo deja un indicador claro de hasta qué punto, con España inmersa en un debate sobre la masificación turística y batiendo récords de visitantes extranjeros, el turismo doméstico aún supone un reto.

Y no menor.

"No nos enrique, nos empobrece"

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Para entender lo que ha ocurrido hay que remontarse al 6 de agosto, cuando la cuenta O Kan de Mera publicó en Facebook un mensaje chocante. Por el fondo y por las formas. En él se explicaba que el bar Puerto Martina permanecería cerrado entre los días 12 y 19, coincidiendo con el puente de la Asunción, una de las épocas del año con mayor movimiento de turistas en las Rías Altas procedentes del resto del país, sobre todo Madrid, origen de miles de familias que veranean en Galicia.

Hasta ahí nada raro. O excepcional, al menos. Lo sorprendente llegaba cuando O Kan de Mera pasa a explicar por qué el negocio de Oleiros cerrará durante una semana en la que, a priori, podría esperarse una buena facturación.

"Ante la inminente llegada del puente del 15 de agosto, cuando si cae una bomba en Mera quedan sin tontos en la Meseta, hemos decidido cerrar entre el 12 y 19", explicaba O Kan de Mera, antes de entrar en detalles y reconocer el hartazgo que le provoca la clientela que llega al pueblo durante el puente de verano: "Estamos cansados de la prepotencia de esta gente y no queremos desvirtuar el proyecto".

En concreto, los dueños del bar se quejaban de los clientes que piden "dos Barcelós-Cola y cuatro vasos", exigen pinchos hasta con el café o critican la carta del local. Por si el mensaje no fuera lo suficientemente explícito, unos días después María, la responsable del negocio, explicaba a El Español que su pretensión no era otra que evitar la avalancha de turistas que se esperaba para el puente. El diario incluso hablaba de que en el negocio estaban "hartos de los madrileños".

"No nos enriquece, nos empobrece", aseguraba la hostelera.

"Económicamente nos aporta poco, pero físicamente nos desgasta".

¿El motivo? Clientes que llegan al bar con "altivez, exigencias, peticiones que no son normales, mala educación y de vez en cuando un insulto xenófobo al personal que no es español", continuaba María, quien insistía en la misma idea: un "turismo de desgaste" que tampoco representa demasiado a nivel económico ahora que las familias, asegura, salen de vacaciones con presupuestos ajustados.

El argumentario de María y Puerto Marina no tardó en viralizarse y protagonizó crónicas en medios de alcance estatal como la Cadena SER, La Sexta, 20 Minutos o El Periódico. Ahora, con la tormenta mediática aun coleando y una vez terminado el puente del 15 de agosto, el bar ha decidido echar más leña al fuego. ¿Cómo? Ha reabierto tras sus breves vacaciones con un cartel en la entrada el que se insiste en el mensaje inicial, aunque en esta ocasión de manera mucho más contundente:

"Esta usted entrando en un espacio libre de fodechinchos".

La cuestión, como intentaba aclarar Stephen Burger a sus lectores de The Guardian es: ¿Qué diablos es eso de 'fodechinchos'? La respuesta es interesante porque no solo nos habla de lo que ocurre en el pequeño bar familiar de Oleiros. El término va más allá y muestra que las tensiones que el turismo está generando en España no solo se explican por la afluencia récord de visitantes llegados de otros países, sino también por un flujo mucho más intenso: el turismo doméstico.

En Galicia sin ir más lejos el INE registró el año pasado 4,7 millones de viajeros alojados en hoteles. De ellos, solo 1,3 millones eran extranjeros. La gran mayoría, 3,4 millones, eran españoles. En un país en el que el "anti-turismo" gana peso en el debate, con las Canarias, Mallorca o Barcelona, grandes destinos internacionales, mostrando su rechazo a la masificación sin límites, es fácil que las tensiones del turismo doméstico se desdibujen. El mediático bar de Oleiros nos lo recuerda.

"Fodechinchos" es de hecho una expresión que lo capta bien.

Suele decirse que el término nació en las Rías Baixas y se creó para referirse a un tipo de turista muy concreto: los que cuando los pescadores gallegos recogían las redes con las que capturaban jureles acudían para llevarse alguna pieza suelta. Lo que empezó como un gesto amable de los pescadores, acabó derivando sin embargo en visitantes cargados con cubos para recoger pescado gratis.

Literalmente la expresión es la suma de "fode" (jode) y "chincho", que es como se llama en Galicia al jurel pequeño. The Guardian lo traduce como "Fish thieves".

Con el paso del tiempo el uso de la expresión se extendió por la comunidad… y ganó matices. Hoy suele usarse para designar a cualquier turista que se comporta de forma soberbia y no respeta las tradiciones que se encuentra en Galicia. Puede utilizarse con cualquier turista, aunque suele asociarse a los llegados de Madrid, algo que tampoco es extraño si se tiene en cuenta el gran peso de la ciudad en el turismo gallego: sin contar con el mercado interno, entre localidades gallegas, Madrid es el principal punto de partida de los turistas que visitan la región.

El significado de la expresión "fodechinchos" también va mucho más allá de su mayor o menor hambre de jureles o cualquier otro pescado de las rías gallegas. Se trata más bien de una cuestión de actitud, de comportamiento y respeto.

"¿Qué es un fodechincho? Aquel que al que los vigilantes le dicen que no se meta en el mar porque la marea está baja y se mete igual. Y cuando el vigilante le llama la atención se cabrea —explica el politólogo Abel Losada en X—. Fodechinchos es aquel al que le dices 'no se puede subir a esas dunas, están protegidas' y él sube igual porque quiere ver la playa. Fodechinchos es aquel que te oye hablar en el idioma en el que has hablado toda tu vida desde pequeño y le parece mal".

Imágenes | Joaomrt (Flickr) y John Hayes (Flickr)

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