Es lógico si lo pensamos, pero el cambio de target principal de este producto sirve como símbolo del futuro de los principales países desarrollados.
El enorme crecimiento estadounidense: según los últimos datos del mercado de pañales y de ropa para la incontinencia, las ventas de los productos para mayores crecerán en un 36% de aquí a 2022, mientras que las compresas para bebés caerán en un 4%.
Una realidad en Japón: en 2012 el país asiático ya anunció que, por primera vez, los públicos se habían invertido y se habían empezado a vender nacionalmente más pañales para ancianos que para bebés. Con datos de 2018, la tasa de natalidad japonesa está en unos 900.000 nacimientos al año, mientras que anualmente mueren 1.300.000 personas y la media de edad de la región no para de crecer.
Europa y España no se libran: los análisis del mercado global dictan que, a medida que crezcan los baby boomers, la misma tendencia irá afectando a Alemania, Francia e Inglaterra. En España muchos de estos pañales se prescriben por la Seguridad social. Si en 2011 se dispensaron 539.715 paquetes de pañales en Galicia, en 2013 fueron 651.425. Según la consultora Nielsen, en 2011 en España y a nivel nacional se vendieron 32.2 millones de paquetes de pañales para bebés en el 2011, mientras que en 2013 fueron 31,8 millones, un 2.8% menos que dos años antes.
Haciendo más sencillo el uso de pañales: para estas empresas el próximo paso es la transición de estos productos a unos más desechables. Por eso una importante compañía japonesa está diseñando una estrategia para que el usuario pueda aplastar sus pañales y separar así sus deshechos, que irían al retrete, del propio envoltorio, que podría volver a usarse o tirarse a la basura normal. El 80% de los pañales usados suele ser materia líquida, con lo cual esto haría la vida mucho más sencilla tanto a los usuarios como a los cuidadores.
Los otros desafíos sociales del envejecimiento: por ejemplo, si ahora es común dar tiempo libre a los progenitores cuando acaba de nacer un hijo, en el futuro tal vez habrá que dar más ayudas a la conciliación para cuidar de los padres y familiares ancianos, tarea de la que también tradicionalmente se encargaban las mujeres pero que ahora será más difícil dada la masiva y completa incorporación al trabajo fuera de casa. En Francia, por ejemplo, y desde 2005, el 50% de los gastos incurridos por cuidado de ancianos son directamente reducidos del IRPF.