Una versión anterior de este artículo se publicó en diciembre de 2015.
"Papá Noel", "Santa Claus", "El señor gordo que ocasionalmente nos deleita con cosas". A priori, las denominaciones para aquellos que sea que nos entrega regalos cada Nochebuena tiene muy pocas denominaciones. Al menos en castellano. Pero Europa es un feliz crisol de idiomas y de tradiciones culturales, y no en todas ellas la figura más reverenciada por los niños es el padre putativo de la Navidad. Nomos, troncos o incluso cabras: así son y así se llaman las mil y una identidades de Santa Claus.
Todas ellas han sido recogidas por Jakub Marian en un mapa.
Sin salir de la península, tenemos múltiples variantes. En enero nos llegan los Reyes Magos, por ejemplo. En Cataluña y en el Aragón pirenaico Papá Noel es sustituido por un tronco alegremente decorado (el Tío de Nadal y la Tronca de Nadal, respectivamente). En Euskadi los niños ansían la llegada del Olentzero, un carbonero mágico (!) que ni siquiera entrega sus regalos a la vez (en Ermua lo hace el 31 de diciembre). En Portugal, por su parte, el señor de los regalos navideños se llama Pai Natal.
Conforme nos alejamos de Europa Occidental la cosa cambia. Cambia mucho. En Francia, Italia y las Islas Británicas es más o menos lo mismo. En el país vecino se llama Père Noël; en el transalpino, Babbo Natal; y en Inglaterra y la mayor parte de Escocia, Father Christmas. Todos hacen referencia de una u otra forma al padre de la Navidad. En el archipiélago hay pequeñas excepciones. En las Islas Hébridas, donde aún se habla el gaélico escocés, tienen a Bodach Na Nollag; en Irlanda a Daidí na Nollag; y en Gales, a Siôn Corn, lieralmente "Juan Chimenea".
En la cultura protestante, la figura cambia. Sigue siendo un anciano gordo vestido en un pijama rojo, pero ya no es el padre de la Navidad, sino el señor de la Navidad. Así, los alemanes protestantes del norte le llaman Weihnachtsmann (de melódica pronunciación), los holandeses y flamencos Kerstman, y los daneses Julemanden. Nótese aquí que Holanda tiene su propia y muy racista tradición navideña: Zwarte Piet, "moros" provenientes de España (!), blancos pintados de negro interpretando a esclavos africanos. Encantador.
En la Centroeuropa católica pasamos de largo de Papá Noel y nos vamos a otra figura. Desde Bavaria hasta los confines de la llanura húngara, el anciano bonachón cargado de regalos se ve sustituido por un niño mágico que representa a Jesucristo versión bebé. Al parecer, fue introducido por la reforma protestante para desalentar la devoción a San Nicolás. De forma paradójica, las regiones protestantes optaron por la figura pagana de Papá Noel mientras las católicas se quedaron con el Niño Jesús.
En Austria se llama Christkind; en República Checa, Ježíšek; en Hungría, Jézuska; y en Eslovaquia, Ježíško.
A partir de aquí, el resto de países eslavos del Norte de Europa recuperan la figura de San Nicolás. En Polonia recibe dos nombres, Święty Mikołaj y Gwiazdor; y en los países bálticos pasa de ser el padre de la Navidad a un señor viejo que pasaba por allí o, en el mejor de los casos, el abuelo de la Navidad (Jõuluvana en Estonia; Ziemassvētku vecītis en Letonia; Kalėdų Senelis en Lituania).
En las regiones ortodoxas hay ligeras modificaciones. En esencia, seguimos hablando de un tipo bastante grande, que viaja a través de la nieve y que viste de rojo y blanco. Pero ahora lo hace con toques inevitablemente eslavo-ortodoxos. Pan de oro por doquier y exageración ornamental hasta en la correa de los renos. Rusia, Bielorrusia y Ucrania reciben al Hombre Viejo Helado, conocido como Дед Моро́з o Ded Moroz. También se extiende a otros países sudeslavos como Serbia o Macedonia, también ortodoxos.
Los Balcanes van desde la versión "abuelo de la Navidad" hasta Babadimri, Papá Noel en albanés. En Eslovenia tienen a Dedek Mraz, una versión algo diferente del canon: viste de blanco en lujosos albornoces.
Por último, mención especial merecen los países nórdicos. En Finlandia la traducción literal de Joulupukki sería "Cabra Navideña". En rigor, celebran a Papá Noel, pero el nombre lo hereda de una vieja tradición precristiana llamada Julbock, una cabra de paja que se sigue colocando en la puerta de las casas esperando que traiga regalos. En Noruega y Suecia celebran a Julenissen y Jultomten, que también son Papá Noel, pero que deben su nombre al "Tomte", un enano que hacía las veces de hacedor de regalos navideños antes del cristianismo. Esas tradiciones se han fusionado con la de Santa Claus.
Ah, y punto y aparte es Grecia. Allí tienen a un santo puro y duro: San Basilio.