Los libros forman parte de nuestra vida, es innegable. De ahí que celebrar su existencia y su presencia en un día señalado sea no solo un motivo para la celebración, sino también para la reflexión. En el arte los libros sido representados desde la Antigüedad como un elemento fundamental de nuestras culturas. Como elemento de saber, como elemento de disfrute, de abandono, de huida. En el Día del Libro, algunos cuadros de libros que siempre me han fascinado por su significación y su curiosa representación.
Naturaleza muerta con Biblia (Van Gogh, 1885)
Van Gogh siempre veneró a su padre, y a la figura del padre. Es conocido que el padre de Van Gogh era pastor. La figura del sembrador que tanto y tanto repitió el pintor hacía referencia a ese padre, a ese pastor que siembra entre su comunidad.
Cuando van Gogh pierde su fervor religioso realiza algunas naturalezas muertas donde pone de manifiesto que ha abandonado su vocación anterior. En Naturaleza muerta con Biblia vemos que el elemento fundamental no está mencionado en el título: es un libro no religioso, que marca los nuevos derroteros que la vida y la obra de Van Gogh había tomado tras el fallecimiento de su progenitor. La obra profana La alegría de vivir de Emile Zola, obra cumbre de realismo literario, y con la que Vincent se desmarca definitivamente de su padre y del realismo pictórico.
Lectura abandonada (Vallotton, 1924)
Mujeres desnudas y libros es una constante en los cuadros de Vallotton. Mujeres leyendo sin ropa, sujetando un libro que acaban de leer o en el instante de la lectura. Esa comunión entre ambas figuras se percibe en lo íntimo de los retratos que Vallotton realizó. La mujer se desnuda para el libro, para el saber. Los libros sustituyen a los amantes y a los mirones. En Lectura abandonada observamos a una mujer que se abandona por completo a la lectura, una mujer contemporánea que existe para ella misma.
El libro representa ese romper cadenas, ese elemento antiguo pero nuevo que en manos de la mujer transforma por completo la escena y la Historia del Arte.
Escritorio del artista (Schiele, 1914)
Esta obra de Egon Schiele siempre me ha fascinado. Si es Schiele es muy reconocido por su forma original de representar los cuerpos, en completa torsión y en posturas que hasta él, no habían sido vistas, sus naturalezas muertas son también absolutamente originales. En el escritorio de Egon Schiele vemos elementos que son muy personales para el pintor. Caballos que le recordaban a su infancia, y libros.
Lo que más me ha gustado siempre es el punto de vista, Schiele jugaba mucho con la horizontalidad o verticalidad de los cuerpos. De hecho, muchos de sus cuadros han sido colgados erróneamente en la salas durante años, como La madre del artista durmiendo (1911). Aquí la mesa es un altar para el artista en la que coloca dos de los elementos que más veneraba: la infancia y el saber. Si nos alejamos del cuadro veremos que la silueta que delimita las figuras en la mesa se asemeja a una cruz.
El librero (Arcimboldo, 1566)
Arcimboldo es conocido por sus composiciones de caras a base de unir fruta, vegetales y flores. Sin embargo su librero no goza de tanta notoriedad. El librero de Arcimboldo se construye a través de los libros. Libro con libro su cuerpo va tomando forma. Es como si el pintor insinuara el poder constitutivo de los libros, su capacidad para completarnos, desmontarnos y convertirnos en quienes somos.
Ipad and Iphone Paintings (Hockney, 2009)
Quizá lo más reseñable de la obra de Hockney sea precisamente que la obra está realizada pintando con el dedo en un Iphone. La luz fluorescente de un flexo incide directamente sobre los libros. Los rayos de luz parecen una aureola que enmarca el libro situado sobre el escritorio. A través de la ventana vemos una escalera negra sobre un fondo morado que dramatiza el cielo. ¿A dónde va esa escalera que asciende hacia el cielo? La escena es de una cotidianidad asombrosa, y por eso, muy bella también. La representación de la vida de las cosas cuando los humanos no estamos interactuando con ellos es una bonita vuelta de tuerca al concepto de "naturaleza muerta".
Libro transformándose en mujer desnuda (Dalí, 1940)
El surrealismo dio numerosos cuadros con libros, sobre todo bodegones. Quizá el más conocido sea el de Braque. En el cuadro de Dalí vamos un paso más allá: si durante el siglo XIX se pintó a numerosas mujeres sosteniendo libros y leyéndolos (pensemos en el anterior de Vallotton) en el cuadro de Dalí el libro se convierte en mujer. La mujer es equiparada al libro, al saber, a la imaginación e inspiración. La mujer para Dalí es musa.
La reproducción prohibida (Magritte, 1937)
En este cuadro de Magritte vemos la silueta de un hombre de espaldas, frente a un espejo que no devuelve su reflejo. Su reproducción ha sido prohibida. Sin embargo, en ese retrato imposible que nos ofrece el pintor vemos un libro, cuya imagen invertida sí vemos en el espejo. Magritte era un gran admirador de la de escritura de Poe. El libro de Edgar Allan Poe cuenta un viaje marino hacia el país de Symzonia en el Pacífico Sur. La narración se vuelve fantástica e irreal. El viaje hacia el interior de la Tierra se vuelve imposible y cuestiona, al igual que las obras de Magritte qué es la verdad.
The Subway Reader (Guim Tio, 2016)
La lectora del metro es otro de los cuadros con libro que me gusta especialmente. En él vemos a una mujer que pudiera ser cualquiera, llenando sus horas de tránsito con lectura. La mujer que Guim Tio pinta es trabajadora. Ya no es aquella mujer que pintaron previos artistas, en la soledad de su casa, con un libro en su regazo, con la cabeza baja y a menudo de perfil. Es una mujer pintada en el transporte público en un instante suspendido, alejado de los quehaceres diarios, donde se entrega a la lectura. Es un momento para ella sola.
La representación frontal y en primer plano rompe con obras como La joven lectora de Corot, una forma de pintar a mujeres y libros muy unida a la representación más tradicional.