El pasado viernes 11 de agosto unos veraneantes en la almeriense costa de Mojácar encontraron algo inaudito: un pequeño delfín, en edad todavía lactante, que por enfermedad o pérdida de su madre se había acercado erróneamente a la costa. Estos bañistas lo empezaron a tocar, provocando que un corro de personas cada vez más grande le tocase y se hiciera fotos con él.
Todos querían unos segundos con una criatura única, un mamífero al que probablemente nunca volverían a ver y mucho menos desde una proximidad así. Los niños le acariciaban el lomo tapándole sin querer el espiráculo (orificio por donde respiran). A los pocos minutos el delfín sufrió un fallo cardiorrespiratorio por estrés, justo antes de que pudiesen atenderle los agentes de la organización cetácea que estaba de camino.
Si te interesan las noticias sobre maltrato animal sabrás que es el tercer delfín que aparece en las redes virales por su trágico final. En las argentinas localidades de Santa Teresita y San Bernardo otros dos pequeños delfines de distintas razas también perdieron la vida por la acción de los bañistas en menos de un año y medio. Una turba de humanos rodeando y sofocando a estos animales indefensos, demostrando que es más importante el deseo transitorio de sacarse un selfie que la propia vida del delfín.
Y sí, todos queremos creer que no nos comportaríamos de la misma forma en una situación parecida, pero es muy posible que, por la excitación del momento, nos dejásemos llevar y acabásemos imitando la actitud de estos infames bañistas. Por eso tal vez lo más importante en esas situaciones es recordar unas simples directrices de expertos.
¿Deberíamos devolver el delfín al agua? ¿Qué hacemos si vemos a una tortuga solitaria? ¿Recogemos y nos llevamos a casa a ese gorrión caído?
Tortugas y delfines: no hay que empujarlos de vuelta al agua
Ya lo explican claramente desde la asociación Equinac, la que se encontró con el animal fallecido de esta semana en Mojácar (y que ha ayudado a la divulgación del caso). Cuando un delfín se acerca a la costa es por algo excepcional, normalmente desorientación o malestar del animal. Número uno: llamar al 112 que solicitarán los servicios de emergencia al centro animal local.
Después, si el delfín está en el agua, es recomendable que se queden una o dos personas junto a él, en silencio, sujetándolo sólo si es incapaz de flotar de una manera normal. También hay que echarle agua por las zonas no sumergidas y esperar a que lleguen los agentes, que sabrán identificar mejor su situación.
Lo más importante es no introducirlo de vuelta al agua. Podría ser, instintivamente, lo que suponemos que hay que hacer, pero sólo los expertos saben si puede volver al agua profunda. Si está herido y le mandamos a alta mar podríamos provocar su muerte. Lo mismo si está en la arena: hay que evitar que se concentre la gente, taparlo del sol con alguna toalla, hacer agujeros de arena bajo sus aletas y refrescarlo con agua marina frecuentemente.
A una tortuga es importante no darle la vuelta, no quitarle los parásitos ( hay que hacerlo sólo con los que obstruyan su nariz) ni los residuos que pueda tener por el cuerpo. Tampoco hay que mandarla de vuelta al agua todavía. Llama al 112, agárrala por la parte de adelante del caparazón y súbela a tu embarcación o a un recipiente donde pueda estar a la sombra y humedécela con agua marina de forma constante.
Resumiendo: llama al 112 y espera a que lleguen las asociaciones de animales. No les agobies. No les hagas fotos.
Pájaros: no todos los que están caídos necesitan nuestra ayuda
A muchos de nosotros nos asalta el instinto protector cuando vemos a algún pequeño pajarillo perdido o caído de lo que parece el nido. Esta guía visual de distintas empresas dedicadas a la protección de aves nos ayuda a prestar un auxilio básico muy útil.
Regresa el calor 🌞 y muchos polluelos sienten el impulso de abandonar el nido. Si te encuentras con uno de ellos es bueno saber cómo actuar👇 pic.twitter.com/nCvhg6SlrC
— SEO/BirdLife (@SEO_BirdLife) July 10, 2017
Si está terriblemente herido llama a urgencias. Si es un vencejo, le llevamos a una repisa y consigue echar el vuelo, nuestro trabajo está terminado (si no habrá que esperar a los servicios animales). Después, progresivamente, y dependiendo del estado de desarrollo del animal, será mejor dejarlo a su aire (puede que esté aprendiendo a volar) o buscar el nido del que ha caído o construírselo tú mismo. Como antes, hay casos en los que es importante llamar al 112. Tienes todas las instrucciones detalladas en esa guía.
Perros y gatos: el duro destino de los animales más extendidos
Los animales domésticos por antonomasia y con los que más solemos implicarnos cuando los vemos vagando solos por campo o ciudad. En estos casos los protocolos están bastante fijados:
Primero, ¿estás seguro de que está abandonado? En los pueblos, los perros y gatos no suelen estar amarrados, y muchas veces los dueños ni siquiera les ponen los chips reglamentarios. Para asegurarte de esto puedes ver si tiene un aspecto saludable, preguntar a los vecinos u observar durante unos días sus hábitos.
Segundo, ¿el animal está corriendo peligro inmediato? En tal caso intenta rescatarlo. Si ves que es imposible o te da miedo un ataque o un contagio, ponte en contacto inmediatamente con el 112. Lo principal es que estos animales no provoquen accidentes que afecten a las personas.
Por último: si estás seguro de que es un perro o gato abandonado, entonces sí, llévalo al veterinario más cercano. Para comprobar si tiene chip o no no deberían cobrarte nada por ello. Si tiene dueño ese mismo centro podrá ponerse en contacto con él. Final feliz para esa mascota perdida. En caso de que no lleve chip puedes llamar tanto a la perrera municipal como a la policía o a los centros protectores. Y aquí empiezan los problemas:
Si lo mandas a una perrera, y en el caso español, el animal será sacrificado a los 8 días si nadie lo reclama antes. La Policía suele investigar si el animal tenía anterior propietario, ya que podría haber perdido su chip (o se lo podrían haber quitado), pero al no tener instalaciones en sus centros suelen dejarlo en las perreras, con lo que a los ocho días, de nuevo, ese animal acaba siendo sacrificado.
Las protectoras no son mejores porque normalmente están abarrotadas. Las criaturas tienen allí menos espacio vital y menos recursos económicos, con lo que pueden acabar subsistiendo a duras penas en muy malas condiciones.
Si todo esto te conmueve y estás dispuesto, siempre puedes acabar acogiéndolo tú hasta que alguien decida adoptarlo. Gestionando el proceso de acogida con una protectora (que en algunos casos se hacen cargo de los gastos veterinarios), ambas partes intentáis darle máxima difusión al gato o al perro hasta que le encontréis un nuevo dueño. El dueño, por supuesto, podrías ser tú si te encariñas del animal en este tiempo.
Si te encuentras otro tipo de animales distintos recuerda que puedes llamar al 112 o a los centro de animales de tu región para que te asesoren. Es la acción más adecuada, ya que ellos tienen personal capacitado para lidiar con estas situaciones que para nosotros son excepcionales y nos aconsejarán desde la experiencia. Aunque sigue habiendo un par de reglas de oro que sabemos es mejor cumplir en todos los casos:
No les agobies.
Y no les atosigues para conseguir un selfie.
Foto: Framirezle05, localpups, 2il Org, Asociación Equinac.