A esta hora de la tarde, "Cuando tu novia te pide que le aguantes el bolso y te sientes jodidamente gay", uno de los muchos vídeos de veinte segundos que trufan la página de Facebook de Jorge Cremades, acumula más de dos millones de visionados, alrededor de 87.000 interacciones y ha sido compartido más de 18.000 veces. No es uno de sus vídeos más exitosos (el fijo que abre su timeline lleva más de tres millones y medio de visitas), pero sí uno de los más polémicos: el cliché estirado del homosexual amanerado ha provocado numerosas quejas, respuestas en defensa de su humor, artículos y un debate paralelo en Twitter.
¿Qué y quién es Jorge Cremades y por qué un chiste de más o menos gracia, pero un chiste al fin y al cabo, espolea semejante oleada de comentarios en los confines de las redes sociales? Ante todo, Cremades y el producto audiovisual que ha creado y que le ha catapultado a la fama es un conjunto de bromas y sketches de humor inconexos que, de algún modo u otro, han conectado con el espíritu de cuatro millones de personas en Facebook, un millón en Instagram, 100.000 en Vine y 55.000 en Twitter. Jorge Cremades es un fenómeno viral, un acontecimiento humorístico que acumula entrevistas y reportajes en todas partes.
Éxito: historias que interpretas como propias
¿Pero a qué tanto éxito? Parte de sus virtudes y de sus defectos quedan resumidos de forma perfecta en el breve vídeo que desde hace un día ha espoleado un debate sobre los límites del humor y la homofobia ligera como excusa cómica. Cremades ha cimentado su gigantesca audiencia en el retrato estereotipado de situaciones costumbristas, utilizando todo el repertorio de clichés al alcance de su mano. En formato corto, de forma ligera y sin mayores aspavientos, se vale de experiencias compartidas por miles de personas para reírse de sí mismo, de ellas y de sus propias vivencias. Es relatable.
Sus vídeos más compartidos e inspirados, además, acuden a un territorio común de la historia del humor masivo español: la guerra de sexos. Novias celosas, novios florero, relaciones que devoran las amistades de las parejas y roles de género establecidos en los papeles emocionales de sus personajes. Eso, por ejemplo, implica feminizar y homosexualizar (si se permite la licencia) al varón cuando su novia le pide sujetar el bolso (lo relatado en el vídeo de la discordia), o presentarle desvaído y abrumado cuando su pareja femenina le lleva de compras. ¿Es inocente? Depende el juicio del espectador, pero es indudable que son situaciones vividas o creadas por el imaginario colectivo, y por tanto compartibles.
Los chistes de mariquitas, de hecho, son un clásico del humor nacional, popularizado a mediados de los ochenta por el inefable Arévalo, cuyo repertorio estrella, además de referencias a los homosexuales, también includía gangosos y otra serie de características físicas o conductuales que hoy entran dentro de aquello llamado "corrección política". El humor de Jorge Cremades, visto desde este punto de vista, no tiene tanto de nuevo en forma como en formato: es adaptar situaciones cómicas de toda la vida a nuevos espacios creativos, del espíritu breve de Vine al relato diario de la vida común de Snapchat, pasando por la máquina de generar empatía en la que se ha transformado Facebook.
De forma destacada, además, Cremades se ha valido de un buen nutrido grupo de celebridades (músicos, actores y presentadores) de segundo orden para generar más clics: uno de sus vídeos recientes más comentados ha sido el protagonizado por Cristina Pedroche. Por su pequeño universo también han aparecido las componentes de Hinds, una de las últimas sensaciones de la escena independiente española, Uri Sabat, Ricardo Gómez (Carlos Alcántara), Sergio Rodríguez y un largo etcétera. Para sus seguidores, es una forma desenfadada y creíble, sin cortapisas, de acercarse a personalidades famosas.
El fenómeno youtuber que pasa de largo
Por características, Jorge Cremades podría pasar por otro miembro más de la generación YouTube, pero sería errar el tiro. El humor de Cremades no parte de compartir la pasión por los videojuegos o por contar su vida con milimétrica precisión, recurriendo a bromas telefónicas o a un lenguaje intrínsecamente dirigido a una audiencia adolescente. Aunque Cremades (28 años) sólo es ligeramente mayor que sus contrapartidas youtuber (ElRubius tiene 26 años recién cumplidos: saca una década a su target), es capaz de aunar a una audiencia joven y a otra adulta a través de sketches donde la clave generacional, si bien presente, no acapara todo su capital humorístico. De ahí su éxito en Facebook.
Como él mismo cuenta, Facebook fue la clave. Gracias, sobre todo, a su botón de compartir. La extraordinaria capacidad empática de sus vídeos, unido a una red social diseñada específicamente para compartir contenido con su red de amistades, a la clara apuesta del algoritmo de Facebook por subir el vídeo a la primera línea de visualización del timeline y la brevedad de sus piezas, hizo que la página de Cremades contara con un crecimiento vertiginoso en menos de un año. Ahora mismo, sin ir más lejos, compite en audiencia con Cabronazi: son números de vértigo. Pero Facebook sólo fue el punto de no retorno, no el inicio.
Primero fue YouTube y después, sobre todo, Vine. El formato de broma corta de Cremades se inserta dentro de la red de vídeo de Twitter, donde jugar con situaciones esperpénticas del día a día y con un montaje vertiginoso dan como resultados vídeos muy graciosos y muy breves. De ahí, además de Facebook, saltó a Instagram, donde es una de las cuentas españolas con más éxito, y a Snapchat, donde también hay humor, pero sin personajes. Cremades sí interpreta de forma explícita situaciones figuradas en sus vídeos de humor, al contrario que los youtuber, pero la ligera frontera entre realidad y ficción cae en Snapchat.
Cremades es natural y liviano, su impostación, que existe, casa bien con la naturaleza transparente y cercana de la comunicación en la era digital. Eso no le ha impedido dar saltos profesionales poco a poco: se le ha visto en capítulos de La que se avecina, ha participado en programas de radio de Los 40 Principales y, al igual que la generación youtuber, ha logrado llevar su espectáculo (con toda su habitual panoplia de colaboradores, esenciales en sus vídeos) a escenarios en vivo. De lo digital al mundo físico, con una audiencia masiva que, además, encuentra competidores limitados por fórmula y por franja de edad.