Miles de padres de recién nacidos conocen el gran truco para terminar con una noche de insomnio: coger al bebé, colocarlo en la silla del coche y viajar durante unos cuantos minutos. Con el sonido del motor el niño se dormirá al instante. Un estudio de Reino Unido comprobó que se producía el mismo efecto entre el 80% de los bebés estudiados a los escasos minutos de conectar en la habitación algún aparato que produzca un ruido parecido. Muchos adultos confiesan volver a casa después de un estresante día en el trabajo deseando enchufar su secador de pelo y notar cómo el sueño les va “abrazando” poco a poco.
Un 5% de norteamericanos utiliza algún tipo de aparato generador de ruido blanco para dormir durante toda la noche, según The Sleep Foundation en un estudio que se ha replicado en multitud de medios. La cifra podría ser más alta, ya que ellos sólo se fijan en determinado tipo de dispositivos, como las muy extrañas “máquinas de ruido blanco”, que han vendido más de seis millones de unidades y cuyo propósito es generar sonidos que cancelen los otros ruidos del ambiente para meternos en una especie de útero materno. El origen de este invento es replicar el ruido que hacen los aparatos de aire acondicionado.
Las 50 sombras de la cancelación acústica: el ruido blanco es aleatorio, del espectro continuo y con una densidad de potencia espectral constante en toda la banda de audio. La realidad es que, aunque muchos de nosotros asociamos ese manto sonoro como de nieve televisiva tan sedante con el ruido blanco, los estudios (aún en fases primarias) dicen que tendemos a preferir el llamado ruido rosa, en el que la densidad de potencia espectral es inversamente proporcional a la frecuencia. El blanco y el rosa suenan muy similares salvo por el hecho de que en el rosa las frecuencias inferiores son más fuertes y tienen más poder que las frecuencias más altas. Azul, marrón… Tienes todo un repertorio para escoger.
Y un universo de la conciliación sonora. Aunque quien más quien menos conoce parte del submundo de los canales de youtube ASMR, lo que tal vez no todo el mundo sepa es que hay también una industria de apps regeradoras de ruidos de todos los colores y ambientaciones de todo tipo, desde cascadas y bosques hasta movimientos de naves de Star Trek. Este vídeo en exclusiva tiene millones de reproducciones.
¿Está todo esto basado en la ciencia? No del todo. Hay estudios de modesto alcance que afirman que la gente tiene sueños más reparadores y es capaz de memorizar las cosas al día siguiente si está expuesto a ruidos rosas que si se ha dejado llevar por el auténtico sonido de su ambiente, pero los científicos reconocen que todas estas investigaciones son preliminares y no definitivas. Más que suficiente, por supuesto, para que los que explotan comercialmente estos sistemas de ambientación sensorial defiendan las bondades científicamente testadas de sus productos.
¿Acaso es el mundo es más ruidoso? ¿Por qué necesitamos estas herramientas para descansar? No necesariamente. Algunas ciudades, como Nueva York, han registrado un incremento de los decibelios nocturnos, aunque en mayor proporción han crecido las llamadas vecinales protestando por los ruidos. Si a eso sumamos que los revestimientos y aislantes son mejores que hace décadas, los psicólogos apuntan a que lo que hay es una mayor susceptibilidad al ruido, una actitud de mayor intolerancia a la invasión acústica personal. Y esto al mismo tiempo puede ser porque, en parte, el ruido es ahora mental: nuestra ansiedad potencia que nos molesten más las cosas.
Lo que no volverá a repetirse para muchos es este paréntesis silente urbano, hasta 30 decibelios menos al día en la capital española. “Nos parece casi un sueño. Es un silencio sísmico”, dicen los vecinos. Sólo por tiempo limitado.