La vida es muy corta como para andar regalándosela a la empresa. A esa conclusión han debido llegar cientos de personas del estudio conducido por e-conolight en forma de encuestas a más de 1.000 estadounidenses que en este último año han estado teletrabajando a jornada completa y de forma continuada.
La pandemia ha sido el gran experimento mundial del teletrabajo, y como tal muchas empresas y trabajadores que de otra forma no se habrían enfrentado a ello han descubierto cuál es su comportamiento cuando las circunstancias te obligan a aplicar (o no) la disciplina que antes impulsaban las paredes de la oficina. Esto es lo que han hecho estando en horario laboral:
- Un 60% de los encuestados se ha echado al menos una siesta.
- El 41% ha practicado sexo al menos una vez.
- El 49% ha bebido alcohol en algún momento.
- El 77% ha empleado al menos una vez por semana tiempo de trabajo para hacer compras online.
- El 42% se ha escaqueado para acudir a una cita.
- El 50% trabajaron para otra empresa en horario de trabajo.
- El 49% incumplió la fecha de entrega de alguna tarea por estar haciendo otras cosas personales.
- El 44% de ellos fue abroncado por no hacer sus tareas
¿Y cuánto hemos trabajado? Si nos referimos al tiempo de trabajo productivo, el 34% aseguraron trabajar 7 horas o más, un 42% entre cuatro y seis horas y un 21% entre una y tres horas.
Se ha aportado menos. Todo eso está muy bien, pero no quiere decir que se haya trabajado menos que antes de que la covid llegara a nuestras vidas. ¿Lo sintieron ellos así? Un 44% opina que hicieron más actividades extralaborales durante su jornada que antes de la pandemia, mientras que el 22% opinó justo lo contrario, que se habían entregado más al trabajo que antes de la crisis sanitaria (un 34% consideró que había contribuido lo mismo). Los evaluadores consideran que el porcentaje de escaqueo es bajo teniendo en cuenta la enorme cantidad de distracciones a las que se enfrentaron los que trabajaban en el hogar.
Pero cómo, ¿no había sido al revés, que trabajábamos mucho más? Muchos testimonios individuales así lo afirmaban, veían cómo sus jornadas pasaban de las 8 a las 10 horas, como si las horas de viaje al trabajo hubiesen sido absorbidas mágicamente por las pantallas domésticas. Según una investigación en cientos de empresas en Reino Unidos, el 44% de los empleados consultados aseguró que su carga de trabajo había aumentado con el teletrabajo, con los problemas de salud mental tradicionalmente asociados a la expansión del tiempo de conexión laboral. Y pese a todo, y al menos si nos fijamos en España, todo ello ha llevado a que las empresas más tecnologizadas sean más productivas.
La flexibilidad parece el fenómeno al que más podemos reprochar todos estos cambios. Mientras los empleados se arrullaban con sus parejas en horas de oficina contaban con que el trabajo tendría que salir antes o después, cumpliendo así la ley de Parkinson según la cual las personas tendemos a completar ciertos trabajos en función de cuánto tiempo nos queda por delante (de ahí la importancia de la disciplina de cada persona para no procrastinar innecesariamente). Todo ello podría haber ayudado a mejorar nuestros días: la satisfacción laboral mejoró durante la pandemia.