Tokio 2021 tendrá un invitado indeseado: el cambio climático. El calor pondrá en riesgo las competiciones

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A los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 parece que les ha mirado un tuerto. De entre sus muchos problemas manifestados en estos dos años de calamidades continuas, hoy nos vamos a centrar en el que tiene que ver con el achicharramiento que se podrá vivir entre el próximo 23 de julio y el 9 de agosto.

Demasiado calor para competir. Este año podría ser el más caluroso al que han tenido que enfrentarse los atletas olímpicos en toda su historia desde que hay registros de las temperaturas de los JJOO. La horquilla de temperaturas máximas que barajan los meteorólogos para los días de competición está entre los 25 y los 39 grados. Los Juegos de Río de 2016 tuvieron una temperatura máxima diaria de 27, y los de Pekín 2008, Atlanta 1996 o Barcelona 1992 colocaron su media en los 30 grados, lo cuál ya es alto, pero se queda lejos de lo que se espera en la capital nipona de este año. Tokio vivió una ola de calor en 2018 que se saldó con decenas de muertos y 70.000 hospitalizados, y las previsiones de este año se acercan peligrosamente a aquello.

Porque no es sólo la temperatura, sino la humedad. Ya lo vimos hace poco, el calor húmedo es más peligroso para el cuerpo humano que el seco, y Japón es muy húmedo. La humedad media para las fechas previstas para el evento en el país es de un 76%. Con esas condiciones la sensación térmica será mucho más alta y la capacidad de los deportistas para aclimatar su cuerpo casi nula, según las estadísticas, lo que podría derivar en dolencias y enfermedades relacionadas con el calor. Por ejemplo, en un momento a 32 grados y un 76% de humedad, la sensación térmica es de 39.6 grados, temperatura crítica para el cuerpo. Muchos paralímpicos tienen que consumir medicamentos para su condición, y los medicamentos aumentan el riesgo de deshidratación, por lo que se enfrentarán aún a más riesgo.

Sabían que algo así podía pasar. Y por eso, de hecho, el COI movió los eventos de maratón y marcha a la ciudad de Sapporo, al norte y mucho más fría. Aunque la carrera de ciclismo en ruta arrancará en la capital, tirará hacia el circuito de Fuji huyendo del efecto “Isla de Calor Urbano”, una situación estilo “efecto invernadero” que sufre la hiperdesarrollada Tokio, por la que el calor acumulado en el asfalto durante el día se fuga por la noche, alzando las temperaturas nocturnas medias y provocando así un ciclo por el que la urbe nunca termina de enfriarse del todo lo suficiente.

Bajo parámetros de otras organizaciones, tendrían que cancelar muchos eventos. La Federación Internacional de Tenis (ITF) y la FIFA ya cuentan con el índice de temperatura del globo de bulbo húmedo (WBGT en sus siglas en inglés) para decidir si posponer o cancelar un partido, y según el análisis climático de los investigadores de los Países Bajos y rigiéndonos por las mismas pautas, hay “riesgo mayor de calor” para todas las competiciones de Tokio 2021 a todas horas del día.

Del entrenamiento corporal al climático. Los atletas, ya maltratados en cuanto a condiciones de entrenamiento en los últimos años por la situación sanitaria, se han encontrado con nuevos retos: antes del 1 de junio había cerrados hasta 100 campos de entrenamientos preolímpicos en todo el mundo, en torno al 70%, espacios donde podrían aprender a aclimatarse a las condiciones de Japón. ¿A dónde se han trasladado aquellos que sí están pudiendo entrenar? A España: la selección ciclista de Dinamarca al completo, la sección femenina de Suiza y los bikers australianos del Primaflor-Mondraker-XSauce se han venido a la Costa Blanca, la más similar en términos climáticos al destino asiático.

Denegar futuros Juegos en India o Canadá. El estudio Anillos de Fuego publicado en mayo por la British Association for Sustainable Sport recogía todos los desafíos caniculares a los que se enfrentarán los japoneses, pero dejaba también un recado para el COI: tal y como tiene en cuenta otros factores de idoneidad, el Comité tendrá que integrar cada vez más datos climáticos a la hora de decidir sedes futuras, así como adelantarse a los riesgos a la competición que supondrá el calentamiento global.

La competición maldita. Uno ya no se pregunta qué le ha pasado a estos Juegos Olímpicos, sino qué queda por que pase. Estas son sólo algunas noticias de las últimas semanas: a ocho días de arrancar el evento, Tokio registra su mayor número de contagios de covid diarios en seis meses y mantiene activado el estado de emergencia; como se ha prohibido la asistencia de público humano, se instalarán muñecos de cartón y robots que no pararán de bailar y cantar animando a los atletas, lo que algunos dicen que provocará distracciones; se han reportado casos de contagiados de covid en el hotel de la delegación de Brasil en Tokio; se ha detectado que un miembro del equipo olímpico ugandés está contagiado, por lo que los ocho atletas del país tendrán que confinarse y esperar a los resultados PCR sin poder entrenar y los expertos dicen que la gestión de prevención del covid por parte de la organización es innecesaria y se expone ala proliferación de brotes.

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