Hoy en día todo lo que construimos es cada vez más grande: los edificios, los aviones, e incluso los televisores. Y claro, los tractores y la mayoría de vehículos han seguido el mismo camino. Para ponerlo en contexto: uno actual es casi diez veces más pesado que en la década de los '60. Y aunque el cambio de tamaño suele ser justificado (ganan más eficiencia y duran más), hay un precio a pagar: el medioambiental.
A medida que estos mastodontes siguen creciendo en tamaño, quien más se lamenta es el suelo. El peso extremado de los vehículos está haciendo estragos en el interior de la tierra bajo nuestros pies.
El estudio. Completamente cargada, una cosechadora puede llegar a pesar hasta 36 toneladas, cuando hace 50 años no pesaría ni cuatro. Las consecuencias potenciales son una reducción de una quinta parte de los cultivos del mundo. Una investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences por varios científicos detalla cuánta "compactación" están causando estas máquinas agrícolas.
Su impacto es comparable al causado por los dinosaurios saurópodos que vivieron hace 66 millones de años en la Tierra.
¿Esto qué significa? Básicamente que los suelos no pueden soportar tanta carga antes de que la enorme presión haga que se compacten. Los suelos albergan mucha vida en sus ecosistemas: desde vías de aire diminutas a canales de agua casi inapreciables que la transportan a plantas y organismos vivos. Por lo tanto, todo el peso que ejercen los vehículos gigantescos hace que aplasten y colapsen esos pequeños espacios disminuyendo el rendimiento de los cultivos hasta un 20%.
Sin espacio por el que pasar, no hay ni aire ni agua.
La tendencia a engrandecer las cosas. El estudio indica que conforme aumenta el peso de la maquinaría, también lo hace el tamaño de los neumáticos (aunque se está intentando ajustar el área de contacto entre el vehículo y el suelo para reducir esa presión y que las superficies no se hundan). Según argumentan los autores, los dinosaurios siguieron un procedimiento similar: aumentar el tamaño de las patas para ayudarse a no hundirse en el suelo.
Es lo que denominan la "paradoja de los saurópodos". Los dinosaurios y eran tan grandes que habrían causado daños significativos en el subsuelo, destruyendo los ecosistemas que dan vida a plantas e insectos. Los investigadores intuyen que, posiblemente, caminasen por espacios seguros y compactos e hicieran uso de su largo cuello cuando tenían que acercarse a alguna zona menos segura o húmeda para recoger comida.
También los coches aumentan. Tal y como contábamos en este artículo en Magnet, las marcas de coches llevan más de una década centradas en vendernos turismos cada vez más grandes. Los SUV ya ocupan el 23% de la cuota de mercado en España y el 36% en Europa. Esto hace que, cada vez con más frecuencia, se reavive el debate sobre si han vuelto más hostil la seguridad vial en las carreteras.
Según este estudio elaborado por Detroit Free Press y USA Today Network, los SUV aumentan entre dos y tres veces la mortalidad de los peatones en comparación con el resto de vehículos. Una tendencia extrapolable ahora a los tractores. Aunque en su caso las víctimas no son tanto los viandantes como los suelos que sostienen a nuestros cultivos.
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