Aunque su pico de fama fue en verano, no nos hemos olvidado de Roro (de hecho, hoy mismo era tendencia en redes sociales por los muy poco cariñosos insultos que le ha dedicado la actriz y escritora Juana Dolores). Además de suscitar polémicas por su teórica filiación política, hace unos meses puso en boca de todos un nuevo término: las tradwives. Era cuestión de meses que esta categorización femenina siguiera un camino muy similar al de otras madres simbólicas: el del porno.
¿Qué es una tradwife? RoRo Bueno fue identificada inmediatamente como una versión española de una tendencia estética que llevaba meses en Estados Unidos. Se trata de las tradwives, apócope en inglés de "esposas tradicionales", mujeres que comparten valores y roles de género propios de mediados del siglo pasado: tradición, familia, elegancia aséptica, clasismo. Devotas de la cocina y de sus (muchos) hijos, son un regreso a valores del pasado, y aunque no se pueden enmarcar todas en un movimiento estrictamente conservador, muchas están obviamente siendo utilizadas por la derecha como altavoces de sus idearios. ¿Algunos iconos? Estee Williams, Nara Aziza, Hannah Neeleman o Alena K. Pettitt.
Por la mañana trabajo en el horno, y por las noches... rollo porno. O eso dice Pornhub, que en ese Wrapped de la marranería que es el resumen anual de las tendencias de búsqueda de sus visitantes, afirma que las tradwives se han convertido en objeto de deseo para quienes acuden a la web. La primera tendencia del site para adultos más visitado del mundo es "Demure desires", es decir, "deseos recatados". La palabra "demure", un comodín linguístico con trazas de meme, ha subido un 133% en búsquedas, mientras que "modesty" (modestia) ha subido un 47%. "Modest MILF", cómo no, ha subido un 45% y distintos empleos de la tradición como "tradicional sex" y "tradicional clothes" (ropa) también han subido.
Las vidas secretas de las esposas de Pornhub. Así han titulado en Pornhub a la segunda tendencia, con subidas en los porcentajes de búsqueda de "amateur wife" (esposa aficionada, un 21%), "traditional wife" (esposa tradicional, un 34%) y "tradwife" (nada menos que un 72%). La tradición también se pone en modo hardcore con la subida espectacular de "mormon wife" o "mormon sex", como choque demencial entre esa reivindicación de la vida tradicional de los mormones y el sexo más abrasivo (aquí también tiene que ver el éxito en Estados Unidos del reality 'The Secret Lives of Mormon Wives' -tienes la temporada 1 en Disney+-, bastión de la ideología tradwife).
De contradicción nada. Pero... ¿cómo encaja con el porno este gusto por un sexo menos liberado, más encorsetado en la tradición? En declaraciones para 404media, la actriz para adultos Siri Dahl (que se hizo famosa parodiando en Instagram la estética tradwife) afirma que "el rollo de las esposas tradicionales no es más que una fantasía, a fin de cuentas". Por tanto, está sujeta a las mismas subidas de temperatura que cualquier otro fetiche. Recordemos que en los años cincuenta y sesenta, el "ama de casa perfecta americana" ya era una convención con sus propias normas visuales y temáticas, y por tanto, está sujeta a la parodia (porno o no).
Se busca mujer recatada. La también actriz porno Lotus Lain intuye en el mismo medio que todo forma parte de los gustos, que se mueven como un péndulo: después de años de contenido extremo y agresivo en el porno, la explosión de OnlyFans ha llevado a que chicas "normales" protagonicen el contenido explícito, lo que ha asustado a los hombres, a quienes no les gusta que "las mujeres moneticen su sexualidad por sí mismas". Esto les ha llevado a buscar "chicas buenas, o lo que ahora se conoce como tradwives".
El psicólogo clínico Eric Sprankle ve esa búsqueda como perfectamente normal, y dentro de unos códigos que siempre han existido: "mujeres que exhiben pudor, castidad o virginidad y que son tentadas, burladas, degradadas o 'echadas a perder' por los placeres de la carne. En realidad no es diferente del porno que ha existido durante décadas y que ha sexualizado a los amish y a las monjas católicas".
Cabecera | Marisa Howenstine en Unsplash
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