El tópico de que los varones son más aventureros y atrevidos que las mujeres tiene su lugar en la evidencia científica. Los estudios muestran que los hombres se dedican significativamente más que las mujeres a la “búsqueda de sensaciones”, es decir, a hacer actividades “novedosas” o “intensas” para su propio placer. Por eso vemos que ellos suelen hacer más deporte que ellas y también que ellos dedican más tiempo a los hobbies. Pero hay un ámbito en el que esta regla se invierte.
Solitarias y viajeras: según un estudio de Booking.com, si al 55% de hombres les gusta viajar solos, este porcentaje aumenta en el caso de las mujeres hasta el 72, una cifra de mujeres viajeras que duplica las que había cinco años atrás. Agencias de viajes individuales como Abercrombie & Kent, Grand Cirle o Solitaire Circle en Estados Unidos afirman que entre el 70 y el 75% de todos sus clientes son mujeres, cifras parecidas a las de Reino Unido y una tendencia al alza.
En una encuesta realizada por Tripadvisor, en España viajan en solitario un 14% más de hombres que de mujeres, pero esto se debe al porcentaje de viajes laborales, que en el caso de los hombres son la mitad de sus trayectos en solitario y duplica el número de viajes laborales que realizan las mujeres. Si es por gusto, la Confederación Española de Agencias de Viajes señala que el 65% de las trotamundos españolas son mujeres.
Más tiempo, más dinero: una primera explicación habría que buscarla en la relajación de las presiones sociales. Más mujeres tienen titulación superior y oportunidades laborales más dignas, lo que las lleva a ser económicamente independientes. También parecen haber influido la menor presión a tener hijos y el aumento de la soltería y los divorcios. Aunque algunos imaginen a chicas universitarias haciendo turismo sabático, la media de edad de las viajeras es de entre 35 y 55, mientras que la de los viajeros de 30 a 45.
Una visión distinta del viaje: sí, para ellas la condición principal es la seguridad (esta es sólo la tercera condición en el caso de los hombres), pero después se ve una inclinación por la cultura local y el turismo tradicional, mientras que ellos hablan más de las posibilidades de fiesta. Por otra parte, las mujeres tienden a señalar en mayor porcentaje la atracción por viajes autoexploratorios, que ayuden a dar un cambio de perspectiva de sus vidas (el viaje como experiencia reveladora).
¿Y por qué no es lo mismo para los hombres? Según la psicóloga Lisa Marie Bobby, el ratio relativamente bajo de viajeros solitarios se debe a cómo los hombres se relacionan entre sí. Ellos tienen más asociada la construcción de relaciones interpersonales a través de actividades que mujeres, o como ejemplo, a ellas les basta quedar para tomar café y así hablar, mientras que ellos quedan para jugar online o para echar un póker. Por su forma de socializar, han asociado los viajes más como actividad en grupo donde mejorar la camaradería que como actividad grata por sí misma. También hay quien apunta a que las mujeres tienden a sentirse mejor estando solas que los hombres.
Una tendencia que podría corregirse: porque, si en este momento las reinas del viaje solitario son ellas y ellos son los que más caña le dan al deporte, las diferencias de comportamientos de género están en recesión en unas cuantas parcelas, desde la diferencia de rol en la pareja hasta el nivel de habilidades verbales pasando por la actitud ante el sexo casual.