Las empresas y empleados del mundo llevan dos años experimentando con un nuevo abanico de modelos laborales a medida que el teletrabajo se ha instalado en la sociedad. Desde la pandemia, han surgido nuevas palabras de moda como híbrido y remoto. Ahora, los trabajadores por fin están consiguiendo alternativas para reestructurar sus días y tener más flexibilidad y control sobre sus rutinas. De ahí otro término que seguramente habrás escuchado últimamente: trabajo no lineal.
La era en la que el trabajador se organiza él mismo para ser más productivo y no sigue un horario establecido ha llegado.
El cambio. Llegar a la oficina a las 9 de la mañana, parar para comer al mediodia y salir sobre las 6 de la tarde se ha convertido en la norma desde hace más de un siglo. Este horario (de 9 a 6) se implementó durante la revolución industrial, que transformó a su vez la forma en la que las personas trabajaban antes, cuando una jornada laboral duraba desde el amanecer hasta el anochecer, intercalando descansos, comidas y siestas.
Sin embargo, con la industrialización, surgió una férrea semana laboral de 5 días y 40 horas en las fábricas. Y más tarde, este modelo de la jornada de 8 horas se trasladó a la oficina. Sin embargo, la pandemia puso los horarios patas arriba, ya que demostró que los teletrabajadores siguieron siendo productivos aún cuando paraban para descansar o pasaban tiempo con sus familias durante sus rutinas laborales. Lo hemos contado en Magnet.
Horario asíncrono. Ahora, los empleados del mundo han sido capaces de hacer su trabajo desde otras ciudades y rincones del mundo y, por otro lado, decidir cuándo lo hacen. Este cambio ha dado lugar a un control del tiempo y del trabajo, y a modelos como la llamada "jornada laboral no lineal". Se basa en realizar el trabajo fuera del tradicional horario fijo de 9 a 5 y cuando mejor convenga. Al trabajar asíncronamente, se hacen las tareas en intervalos flexibles y repartidos a lo largo del día cuando se es más productivo y se está más concentrado. De esta manera, pueden organizar sus horarios en torno a su vida personal, en lugar de atiborrarse de horas fijas sin ningún impacto en términos de productividad.
Ya lo estamos viendo, por ejemplo, cuando un trabajador elige trabajar a última hora de la noche o adelantar proyectos a primera hora de la mañana. O el típico padre que se toma un par de horas por la tarde para recoger a su hijo del colegio y cenar con él, y completa el resto del trabajo después de que el niño se haya ido a dormir.
Ventajas. Según los expertos, el trabajo asíncrono tiene muchas ventajas, siempre que se tomen ciertas medidas. La primera es que una mayor flexibilidad suele convertirse en una mayor productividad. En lugar de conectarse durante ocho horas seguidas a una establecida, los empleados pueden dividir su jornada laboral en bloques que se adapten mejor a sus rutinas y tener más control sobre su tiempo. Es decir, las jornadas laborales no lineales ayudan a que el trabajo pase de estar centrado en la actividad a estarlo en los resultados. ¿Qué más da cuánto y cuándo se trabaje si el resultado va a ser el mismo?
"No se trata de cuándo o dónde se trabaja, sino de hacer el trabajo. Los directivos se encargan de fijar los objetivos y la visión a los empleados, pero no les dicen cómo llegar a ellos", explicaba Aaron De Smet, socio de la consultora McKinsey & Company en este artículo de BBC. Este modelo permite a los empleados hacer su trabajo cuando son más creativos y productivos. Además, ayuda a prevenir el agotamiento y el estrés.
Pero, ojo. Los días de trabajo no lineales suelen ser algo caóticos al principio. Si nunca antes has tenido ese control, puedes sentirte perdido y desconcertado y terminar haciendo lo mismo que hacías antes. Otros llevarán esta modalidad al extremo, trabajando por las noches o en horas inusuales. Sin embargo, según los expertos, dos tercios de los trabajadores prefieren la "flexibilidad dentro de un marco". Es decir, establecer "horas de trabajo principales", tiempo preestablecido en las que realizar todas las tareas e intentar no salirse de ellas.