Todo es político, incluso el mundo de fans de My Little Pony. Por supuesto, también lo es Warhammer, ese juego de estrategia con miniaturas de guerra propiedad de Games Workshop que aglutina a una comunidad aproximada de 175.000 jugadores en todo el mundo. Ahora la compañía ha decidido pronunciarse acerca de uno de los asuntos que merodeaba por su subcultura desde hacía décadas. Y ha sido gracias a algo que sucedió en Talavera de la Reina.
GT Talavera y el Pintor Austríaco
Entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre tuvo lugar el torneo de Warhammer 40.000 GT Talavera, organizado por la tienda especializada Invasión Talavera y el club madrileño Cobrador del Waaaaagh. El certamen, aunque grande (participaron casi 700 personas por equipos) no era oficial de la compañía británica.
La polémica la causó uno de los jugadores, registrado en el evento como Pintor Austriaco (una referencia velada a Hitler) y que participó vestido con una chaqueta con parches con imaginería nazi y falangista. Dada la simbología que portaba, uno de sus rivales, representante del equipo Princesos, se negó a luchar contra él si seguía en el torneo o no se quitaba la prenda de ropa. Los organizadores decidieron dar al pintor la victoria por concesión y le permitieron seguir participando en el torneo.
Aunque el asunto no causó excesivo revuelo durante la cita, la captura de la chaqueta del pintor, así como la acción de los responsables, trascendió a toda la comunidad internacional de Warhammer en Twitter en los días siguientes, en gran medida condenando la decisión de los del Cobrador del Waaaaagh de no expulsar o impedir la participación del jugador portando la simbología. También algunos aficionados españoles se hicieron eco en sus páginas y blogs, siendo una de las más compartidas esta del Descanso del Escriba.
Los miembros del club, que se dedican a esto por amor al arte, dieron una respuesta en su canal de Twitch ya borrada que, en vista de los comentarios en redes, no debió ser muy satisfactoria. Dieron después un comunicado internacional publicado en Spikey Bits. En él aseguran que, pese a ser una situación que no les gustaba y que el club repudia la mentalidad nazi, el pintor, al ser interpelado, amenazó con llamar a la policía si se le expulsaba. “Queremos enfatizar que en España no es delito portar simbología nazi siempre que no vaya acompañado de una conducta delictiva”, por lo que, de haberle echado, “la organización habría cometido un delito de discriminación ideológica”. Estaban “atados de pies y manos”. Toman nota de lo sucedido y se comprometen a escribir cláusulas para las bases de los futuros torneos con las que poder echar a este tipo de individuos.
Según la legislación de Castilla y La Mancha en relación con el derecho de admisión y las obligaciones de los espectadores, todo asistente a una actividad recreativa tiene la obligación de abstenerse a “exhibir símbolos, prendas u objetos que inciten a la violencia o supongan apología de actividades contrarias a los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución y, en particular, que inciten al racismo, la xenofobia o la discriminación”, y los organizadores tienen derecho a expulsarlos si no lo cumplen.
Además, según las propias bases del torneo GT de Talavera de este año, “la organización se reserva el derecho de admisión al evento, así como la posibilidad de cambiar alguno de los puntos de estas bases sin previo aviso. Intentando siempre causar el menor de los perjuicios posibles a los jugadores”.
Warhammer dice no al supremacismo
Warhammer tiene una historia compleja en torno a la cuestión ideológica de su franquicia. En sus orígenes la saga se escribió al menos parcialmente como respuesta al optimismo de la ciencia ficción setentera. La versión futurista de Warhammer, Warhammer 40.000, se creó a mediados de los 80 por Rick Priestly, con el apoyo de Brian Ansell y Ken Rolston.
En sus orígenes el plan era retratar un universo caído en desgracia en el que las razas sobrevivían en un mundo de mentalidad medieval donde el conocimiento se ha perdido y la opresión totalitaria es no sólo el pan de cada día, sino la única vía lógica de acción, lo que llevó a los Marines Espaciales, hombres, a dejarse guiar por un culto a la muerte y una defensa de un estado teocrático e hipermilitarizado.
Hate has absolutely no place in our hobby. https://t.co/9ioLfTw8BY #WarhammerCommunity
— Warhammer Official (@warhammer) November 19, 2021
Según Priestly, algunas de las fuentes de inspiración fueron Dune, la Fundación de Asimov y Tropas del espacio (Starship Troopers). Además, muchos de los diseños de los Marines Espaciales tienen una gran semblanza estética con elementos militares de la segunda guerra mundial. Esto, así como su amoralidad y oscuridad argumental, fue haciendo que el Imperio de los Hombres, donde hay que matar a todos tus enemigos por ser una amenaza directa a tu supervivencia, fuese un foco de atractivo para personas con amor por lo supremacista.
Si bien hay nazis o filonazis entre las bases de seguidores de Warhammer, es difícil estimar el porcentaje de ellos que lo son, si algo más o menos extendido o una minoría muy ruidosa. Lo que sí parece claro es que tanto la facción filonazi como la contraria son cada vez más vocales. De un lado, canales en Youtube con grandes cantidades de visitas que critican que la franquicia se esté volviendo cada día más woke. Del otro, algunos seguidores, muchos de ellos de minorías, que intentan hacerse oír y buscan que los espacios y el lore sean cada vez más inclusivos. Los británicos ya dieron el año pasado otro importante paso posicionándose a favor del movimiento Black Lives Matter.
Pero ahora han redoblado su presión contra la intolerancia: a raíz de lo sucedido en Talavera, la compañía ha decidido pronunciarse sin tapujos sobre el tema en una carta abierta publicada en la web de la comunidad que reza “El Imperio está dominado por el odio, pero Warhammer no”.
Su mensaje es claro y tajante: este universo nació como parodia de lo que sería una humanidad que se dejase llevar por la xenofobia extrema, una literatura pensada en origen como una sátira. Cuentan que su universo cuenta, en efecto, con regímenes tiránicos y genocidas “elevados al 11”, uno de los puntos de tal vez mayor interés para los que coquetean con el nazismo, puesto que esa exageración puede parecer una glorificación. Pero la compañía afirma que esa “amplificación” tiene una intencionalidad crítica: “el Imperio no es un estado aspiracional […] Es una civilización monstruosa, y su monstruosidad es evidente para todos”.
Y finalmente, la política:
A veces ciertos grupos de odio del mundo real, así como partidarios de ideologías históricas que es mejor dejar en el pasado, buscan reclamar propiedades intelectuales para su propio disfrute y cooptarlas para sus propias agendas. […] Nunca aceptaremos ni toleraremos ninguna forma de prejuicio, odio o abuso en nuestra empresa o instalaciones. […] Si vienes a un evento o tienda de Games Workshop y te comportas de manera contraria a esta idea, incluido el uso de los símbolos de grupos de odio del mundo real, se te pedirá que te vayas. No te dejaremos participar. No queremos su dinero. No te queremos en la comunidad de Warhammer. […] Para aquellos héroes que dirigen sus propios eventos de Warhammer, nos encantaría que se unieran a nosotros en esta postura. No te equivoques: Warhammer y resto de juegos de wargames no son para los nazis, la política (como las astracanadas de PETA) ni el odio de ningún tipo.
De esta forma, Games Workshop no sólo se distancia por completo de la facción supremacista de su comunidad y les invita a dejar de comprar sus productos, sino que les arrebata cualquier coartada intelectual para identificarse con ese universo que aman, a no ser que acepten que no pillan de qué va la historia.