Las lluvias de estos días son las más esperadas en muchos años. Pero es posible que hayan llegado tarde para muchos agricultores. Con cerca del 80% de los terrenos afectados según los datos ofrecidos por el sector, se espera la pérdida de cosechas enteras.
Preocupación en el sector. Uno de los datos más preocupantes del último informe de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) es el de la pérdida prevista de la práctica totalidad de las cosechas de trigo y cebada en ocho comunidades autónomas, incluyendo Castill y León, Castilla-La Mancha y Aragón, las tres comunidades con mayor producción de estos cereales.
Los cultivos de cereales de secano están siendo los peor parados, pero no son los únicos según el informe. Es posible que las lluvias puedan llegar a salvar la cosecha de arroz en el delta del Ebro, un cultivo sobre el que ya recaía cierta incertidumbre, pero han hecho imposible su cultivo en otros lugares como Andalucía.
Salvar las plantas, perder la fruta. Aunque los cereales de secano se lleven la peor parte, COAG explica en su informe que las cosechas perdidas afectarán a diversos cultivos. Hasta el punto de que los ganaderos hayan dado ya por perdidas cosechas frutales enteras para centrarse en ya salvar los árboles.
Ni la miel se salva. La miel es otro de los bienes que podrían acabar afectados por la sequía este año. El problema en este caso, explican los ganaderos, es que las plantas que deben proveer a las abejas del néctar necesario para la producción de este valioso edulcorante. Esto supone echar leña al fuego de un sector también castigado por la competición desleal y las plagas.
La situación hidrológica. Una de las grandes preocupaciones de las últimas semanas ha girado en torno al estado de las reservas de agua. El último boletín hidrológico aún mostraba la tendencia a la baja de las últimas semanas. Habrá que esperar a los próximos boletines semanales para ver cómo las lluvias pueden repercutir sobre las reservas. Mucho tendrá que llover para que la situación mejore.
En esto tiene mucho que ver el estado del suelo. Durante los últimos meses la sequía ha afectado tanto al suelo que los niveles de humedad de éste habían alcanzado niveles tan bajos que eran comparables con los de desiertos como el Sahara. Esto implica mayor escorrentía y más agua que acabará desperdiciada. Aun así, es mejor que nada.
Por ahora, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha activado avisos amarillos por precipitaciones y tormentas en buena parte del este peninsular y Baleares, ampliándose mañana al oeste de Guipúzcoa y norte de Navarra.
Un pésimo año hidrológico. Las precipitaciones de esta semana difícilmente salvarán la situación hidrológica. El informe de COAG explica que las precipitaciones de este año hidrológico han estado un 18,8% por debajo de la media del periodo de referencia (1991-2020). Según los últimos datos de AEMET, la situación es aún peor, con una caída del 28%. También advierten que la situación podría seguir empeorando de aquí al final del año hidrológico en septiembre.
Sin ir más lejos, abril de este año ha sido el más seco y cálido de lo que llevamos de siglo, con una temperatura tres grados por encima de lo habitual y unas precipitaciones medias un 78% por debajo de la media en la península.
Un problema a largo plazo. Parece que los peores presagios del sector han ido cumpliéndose hasta situarnos en una situación que bordea lo crítico. No es la sequía anual lo que debería preocuparnos sino la tendencia imparable a la que nos enfrentamos: Año tras año las reservas hidrológicas van menguando por el efecto cumulativo de la falta de lluvias.
En Xataka | La imagen más deprimente y que mejor explica la sequía de España se ha tomado desde el espacio
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