En España, unas 52.000 personas esperan hoy un trasplante de riñón. Pero lo realmente preocupante es que, por cada trasplante que se realiza, se diagnostican dos personas con enfermedad renal crónica. Y lo peor es que podemos encontrar dinámicas parecidas en todos los órganos trasplantables. El motivo es sencillo y se basa en dos ideas: a) hay una posibilidad entre 100.000 de que dos personas sean compatibles y b) no tenemos muchos riñones para repartir.
Ahora, poco a poco, los científicos empiezan a llevar a la práctica formas nuevas para solucionar esos dos problemas.
"Un mundo donde nadie tenga que morir esperando un transplante"
Xenotrasplantes para todos: Se han intentado muchas vías para utilizar órganos animales como forma de solucionar el problema, pero quizás la más original es la de George Church el excéntrico genetista de la Universidad de Harvard del que ya hemos hablado en otras ocasiones. En 2017, Church aventuró que en el año siguiente tendríamos órganos de cerdos editados genéticamente con CRISPR susceptibles de usarse para trasplantes en seres humanos. Como explican en la MIT Technology Review, se equivocó. Pero no por mucho.
Manos a la obra. Y es que eGenesis, la start-up del propio Church para fabricar órganos porcinos sin rechazos, está manos a la obra. Sin ir más lejos, la empresa está trasplantando sus órganos a monos en el Hospital General de Massachusetts en Boston. No tenemos muchos más detalles sobre el tipo de órganos o las especies de los monos, pero no cabe duda de que se trata de un paso crítico.
"Lo que estamos haciendo es un paso necesario. Sería difícil introducir un órgano modificado en una persona sin haberlo probado primero en un animal grande", explicaba James Markmann, jefe de cirugía de trasplantes del Mass General. Y razón, como nos explicaba Lluis Montoliú, no le falta.
Un futuro más cercano de lo que parece. Luhan Yang, cofundadora y científica principal de la eGenesis, ha explicado que la empresa ya ha creado alrededor de un centenar de cerdos en EEUU y que Qihan Biotech, su socio chino con sede en Hangzhou, ha criado muchos más y llevan mucho tiempo experimentado con diferentes modificaciones genéticas. La polémica está servida, pero las posibilidades también.
Estamos muy lejos aún, qué duda cabe, pero la revolución genética va a una velocidad realmente sorprendente. Casi cada semana damos pasos de gigante hacia el futuro de la medicina, pero casos como estos en los que la tecnología se pone al servicio de problemas que afectan a tantas personas son especialmente prometedores.
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