Ser amable en el trabajo es positivo, siempre que hacerlo no afecte a la productividad: los beneficios de decir ‘No’

  • Priorizar la ayuda que se brinda a los demás sobre las tareas propias tiene un efecto negativo sobre la productividad

  • Las personas con este perfil están muy bien valoradas por las empresas, pero tienden a ser terreno abonado para el Síndrome del trabajador quemado (burnout)

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La ciencia se ha encargado demostrar que los ambientes tóxicos son perjudiciales para la productividad. No obstante, tener un ambiente laboral amable en el que se valore a cada persona, puede dar lugar a confusiones, haciendo que algunos miembros del equipo acepten, por iniciativa propia, tareas que no le corresponden.

El resultado de esa conducta no puede ser más catastrófica para la productividad de esas personas excesivamente complacientes que dejan de lado sus tareas para cumplir con las que otros le encomiendan. En esos casos, hay una palabra mágica para evitarlo: "No"

El alto precio de ser buen compañero. Complacer a los demás puede parecer un rasgo noble, pero puede volverse perjudicial si se lleva al extremo. Tal y como aseguraba en el podcast de Harvard Business Review Hailey Magee, autora del libro Stop People Pleasing and Find Your Power, "Defino complacer a las personas como el acto de poner las necesidades, sentimientos, deseos y sueños de los demás en primer lugar a expensas de tus propias necesidades, sentimientos, deseos y sueños. Así que no se trata solo de ser amable o generoso, sino de sacrificarse en el proceso de hacerlo".

Magee describe este hábito como un acto de sacrificar las propias necesidades, por complacer a los demás, lo cual puede llevar a un agotamiento emocional y a una sensación de frustración que mina la productividad.

El miedo a decir "No". Según la escritora, el deseo de complacer a los demás puede aparecer de distintas maneras en el ámbito laboral. Señala tres comportamientos comunes:

  • No expresar las propias necesidades con respecto al trabajo, como puede ser pedir algo de tiempo libre o la extensión del plazo de entrega de una tarea.
  • Asumir el trabajo de otros por autorresponsabilidad, anteponiendo que el trabajo salga adelante incluso cuando terceros no han cumplido con su tarea.
  • Ceder ante las presiones sociales, afectando a la confianza en sí mismas de las personas para no incomodar o entrar en conflicto con otros compañeros.

Una encuesta de YouGov a 1.000 estadounidenses adultos en 2022, reveló que estos comportamientos son más habituales de lo que puede parecer. El 49% de los encuestados se autopercibían como personas complacientes con los demás, y el 55% no consideraba que era algo que debían cambiar.

El impacto negativo de una cualidad positiva. Ser una persona complaciente en el ámbito laboral está sujeto a una gran paradoja. El psicólogo laboral Adam Grant, aseguraba en su charla TED que las personas con tendencia a dar (el los denomina ‘givers’) son perfiles muy apreciados por sus superiores por su buena predisposición a colaborar con otros compañeros para que los proyectos salgan adelante. Sin embargo, el psicólogo también advertía que este perfil es el más propenso a sufrir burnout por descuidar sus propias necesidades.

"Cuando ofrecemos nuestra ayuda desde la perspectiva de complacer a la gente, por fuera podemos parecer tranquilos, felices o flexibles. Pero por dentro, por lo general nos sentimos resentidos, abrumados o sobrecargados de trabajo", aseguraba Magee en el podcast. Este desequilibrio entre la apariencia externa y el sentir interno puede convertirse en un problema serio cuando el hábito de complacer a los demás se cronifica.

Decir ‘No’, es posible. Ayudar y complacer a los demás no es necesariamente malo, lo negativo es anteponer las necesidades de otros por encima de las propias. Magee sugiere prestar atención a los momentos en los que se realiza un esfuerzo excesivo por satisfacer a los demás. "Muchos de nosotros tenemos este hábito sin ser plenamente conscientes de ello, por lo que realmente ayuda cuando podemos llamar nuestra atención a, ‘OK, ¿cuándo estoy complaciendo a la gente? ¿Cuáles son las señales de que algo no está funcionando para mí?’", advertía la escritora.

Una vez identificadas, Magee recomienda desarrollar nuevas rutinas para evitar “callejones sin salida” en los que se tiende a aceptar compromisos con terceras personas. La escritora y coach de liderazgo Melody Wilding proponía en LinkedIn algunas técnicas para aprender a decir ‘No’ incluso sin decirlo literalmente.

Técnicas para no tener que decir ‘No’. Hailey Magee no sugiere dejar de ayudar a los demás por completo, siempre que se cuente con tiempo y energía para hacerlo. Colaborar con los compañeros de trabajo puede ser gratificante y fortalecer las relaciones laborales. Sin embargo, advierte que no debe convertirse en la norma. Entre las técnicas recomendadas en estos casos destaca la de crear una "política personal" a la hora de atender las necesidades de otros.

Se pueden alargar un poco más de lo habitual los tiempos de respuesta a los correos electrónicos. De ese modo, se vuelve a tomar el control sobre los tiempos que se dedican a cada tarea, en lugar de dejar que sean otros con sus solicitudes de ayuda quienes lo impongan. Melody Wilding también proponía en su artículo implementar el “silencio estratégico”. Es decir, mantenerse discretamente al margen en lugar de ofrecerse inmediatamente voluntarios para asumir más trabajo.

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Imagen | Unsplash (Amy Hirschi)

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