El 28 de febrero de 1953, Francis Crick entró en un pub de Cambridge y gritó “Hemos encontrado el secreto de la vida”. Luego supimos que la historia había sido más complicada, pero la estructura helicoidal del ADN pasó a convertirse en uno de los símbolos científicos por antonomasia.
Ahora, un equipo de investigadores del Instituto Garvan en Sídney ha confirmado que la vida tenía más de un secreto y que esa estructura puede ser mucho más compleja en células vivas: cuádruple, de hecho. El ADN, nos dicen, es mucho más que una “vía de tren retorcida, tiene señalizaciones y apartaderos”.
Los cinco secretos de la vida
En las últimas dos décadas, a medida que las técnicas de detección avanzaban, hemos encontrado hasta cinco estructuras de ADN que se apartan de la famosa doble hélice. O, a decir verdad, hemos descubierto que el ADN se puede organizar así, no que lo haga en la naturaleza. Hasta ahora no habíamos observado estructuras cuádruples (i-Motif) en células vivas.
De hecho, muchos investigadores pensaban que este tipo de estructuras era una curiosidad experimental. Algo que no tenía función real, si es que existía en algún medio biológico. Para buscarlas, los investigadores crearon un anticuerpo ‘fluorescente’ capaz de unirse solo a ese tipo de estructura de ADN. Y lo encontraron.
Junto con otras estructuras (como la G-quadruplex descubierta hace un lustro) se cree que este tipo de ADNs extraños tienen un papel clave en la regulación genómica. Sin embargo, ahora nos encontramos en un periodo de experimentación. Estamos estudiando posibilidades y abriendo nuevas líneas de investigación. La doble hélice es la estructura fundamental del ADN, ahora toca entender por y para qué existen el resto.
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