Sabemos bien que existe una relación entre sueño y salud pero desentrañar los detalles de esta no es siempre fácil. La falta de sueño puede causarnos severos problemas, incluso la muerte, mientras que el exceso de sueño también puede ser un indicador de algún problema.
Pero no todo es cuestión de cantidad, la regularidad (o irregularidad) también cuenta.
Sueño y demencia. Un estudio ha encontrado una curiosa relación entre nuestro sueño y la aparición de demencia en edades avanzadas. Según el análisis, la irregularidad en el sueño podría ser un factor de riesgo en la aparición de este trastorno.
Cantidad, calidad o regularidad. Muy a menudo las recomendaciones sanitarias sobre sueño e higiene del sueño se centran cuántas horas dormimos, aunque sabemos bien que existen otros factores que pueden afectar a la relación entre salud y sueño como por ejemplo si este tiempo lo dormimos “del tirón” o en diversas etapas.
“Sin embargo se hace menos énfasis en el mantenimiento de hábitos regulares de sueño,” explicaba en una nota de prensa Matthew Paul Pase, coautor del trabajo. “Nuestros hallazgos sugieren que la regularidad del sueño de una persona es también un factor importante cuando se considera el riesgo de una persona de padecer demencia.”
Midiendo ciclos. El equipo estudió durante una semana los hábitos de sueño de 88.094 participantes, británicos con una edad promedio de 62 años. Utilizaron pulseras inteligentes para medir este factor a partir del cual generaron un índice de regularidad del sueño en base a la probabilidad de que en dos puntos determinados separados por 24 horas una persona fuera a estar en el mismo estado de sueño.
Esto se traducía en un índice con valores entre 100 (una persona que siempre se duerme y despierta a la misma hora) a cero (una persona que cada uno de los siete días se duerme y despierta a distintas horas).
Realizaron después un seguimiento de estos participantes durante siete años. En ese tiempo, 480 participantes desarrollaron la enfermedad.
Relación inversa. El equipo halló una relación inversa entre la regularidad del sueño y la probabilidad de desarrollar demencia. Esta relación se mantenía, explican, aun cuando se controlaba por otros factores de riesgo como edad, sexo o factores genéticos.
Los detalles del trabajo fueron publicados en un artículo en la revista Neurology, editada por la Academia Americana de Neurología.
¿Correlación o causa? El equipo advierte que no es posible, a través del estudio, de llegar a la conclusión de que un sueño irregular causa demencia. Existe correlación entre ambas variables pero no se puede establecer una relación directa de causa-efecto en base a ella.
Tampoco podemos descartar esta relación causal, pero más estudios serían necesarios para establecerla de forma veraz. Sin embargo la detección de este nuevo factor de riesgo puede resultar de utilidad en la detección de la enfermedad y en avanzar en la comprensión de un trastorno complejo del que aún quedan muchas incógnitas por resolver.
Imagen | Annie Spratt
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