La cámara de los iPhone de los últimos años me ha decepcionado. Y la del iPhone 14 Pro también. Son dos frases duras contra lo que se supone que es uno de los mayores exponentes de la fotografía móvil, pero compatibles con otra cara de la realidad: la cámara del iPhone 14 Pro me ha maravillado.
Que algo te asombre para bien y te llegue a horrorizar suena incoherente, pero es lo que en este terminal produce la mezcla que puede llegar a ser la fotografía móvil moderna: la unión de hardware cada vez más capaz de hacer fotos como una cámara tradicional con fotografía computacional a la que se le fía todo con resultados muy discutibles.
Es una apasionante tendencia que nos ha traído fotos impensables hace pocos años, a la vez que la autotraición de Apple a una filosofía de marca respecto al tratamiento de las imágenes. Una filosofía que, tras muchos modelos, creíamos formada por principios sólidos e inamovibles. Hoy veremos cómo los 48 megapíxeles de los nuevos iPhone pueden ser tanto el soplo de aire más fresco de la fotografía móvil en años como la última gran evidencia de que hay cosas que se pueden hacer mucho mejor.
Como recomendación para apreciar correctamente las diferencias que se repasarán en el artículo, recomiendo ir haciendo zoom por foto si la pantalla en la que se lee es muy pequeña.
De dónde venimos (o la gran traición)
Con la llegada del iPhone 4, y particularmente con la del iPhone 4S, Apple se hizo mayor de edad en fotografía móvil, convirtiéndose en el auténtico referente del mercado con el permiso de una Nokia que lo seguía intentando bastante alejada de los principales focos.
Desde aquellos modelos he pasado horas y horas comparando fotos hechas por iPhone con las de otros móviles de distintos fabricantes, y fotos de otros fabricantes entre sí. La sensación al ver los avances tan grandes que se producían en el sector ha sido la de estar acudiendo a algo grande y muy dinámico. Cada lanzamiento de un Galaxy o Huawei de gama alta producía comparaciones con la cámara del iPhone. Y, para mucha gente, acababa en derrota clamorosa del terminal de Apple.
Para mí, no era así. La cámara del iPhone ha sido alabada por la experiencia de disparo o por su consistencia, pero lo que en mi opinión de verdad la ponía por encima de la mayoría de terminales eran las decisiones que Apple tomaba al procesar la imagen. Partiendo de sensores y lentes minúsculas, como el resto, Apple trataba de captar fotos generalmente más naturales que su competencia, con menos contraste, colores más realistas y planos y la nitidez justa, sin exagerar bordes.
Es eso lo que hacía que comparando fotos del 4S con gama alta de Android de tres años después, aún eligiera en muchas ocasiones las fotos del vetusto móvil de 3,5 pulgadas. O lo que hacía que mientras el Samsung Galaxy S6 maravillaba a todos con su luminosidad (que creció incluso más en el Galaxy S7), a mí en el fondo me decepcionara con fotos acuarelosas o tomas HDR con halos en la unión de edificios con cielos y con bordes muy resaltados en la búsqueda de aparentar tener más nitidez de la que en realidad tenía.
Eligiendo procesar como lo hacía, Apple ponía en bandeja la posibilidad de que las fotos sus rivales gustaran más. Es una cuestión de gustos, y buena parte del público y de la crítica de la prensa no valoraban sus decisiones positivamente. Continuamente criticaban sus fotos por ser blandas, poco contrastadas y poco ricas en color. Daba igual. Eran decisiones filosóficas fundamentadas, no defectos. Hasta que esa filosofía cambió por completo, porque si no les gustan mis principios, tengo otros.
Desde el iPhone 7 Plus y la llegada del modo retrato, Apple se embarca por completo en la era de la fotografía computacional, esa en la que el algoritmo tiene más poder y relevancia que la persona que dispara y que el propio sensor. Realmente, la era computacional había comenzado con el estreno de la fotografía HDR del iPhone 4, pero de forma muy arcaica respecto a lo que comenzamos a ver en el último lustro.
Apple influyó decisivamente en el mercado con la doble cámara presentada en 2016: a diferencia de otros fabricantes que ya apostaban por ella, su segunda lente se usaría como teleobjetivo, para tomar fotos con profundidad y desenfoque encaminados a hacerlas parecidas a las de una cámara DSLR.
A la vez que Apple mostraba su músculo con el modo retrato, desde Cupertino daban signos evidentes de estancamiento en aspectos como nitidez capturada, balance de blancos, control de altas luces y sombras en el HDR o fotografía nocturna.
Sin que la compañía haya dado nunca explicaciones al respecto, y tras problemas evidentes (y no solucionados a día de hoy) del iPhone X sobreexponiendo fotos al tratar escenas con alto rango dinámico (quemando cielos, por ejemplo), mucho cambió con Smart HDR a partir de los iPhone Xs y iPhone XR. Las antiguas técnicas quedaron atrás y Apple comenzó a hacer y fusionar más fotos por cada disparo, para que la imagen final fuera más equilibrada en tomas complicadas.
Seguía sin ser suficiente. La competencia contaba ya con modo noche, que proporcionaba una luminosidad inédita en el mundo móvil. A ello, marcas como Huawei sumaban algo fundamental para el progreso: enormes sensores que hacían que el detalle capturado por el iPhone pareciera blando en comparación. Mi opinión es que, generalmente y hasta ese momento, Apple seguía tomando las decisiones adecuadas en cuanto a naturalidad, pero los rivales comenzaban a superarle al contemplar objetivamente todas las variables de la imagen.
Y esa fue la estocada final a la filosofía anterior. Con los iPhone 11, Apple abrazó lo que durante años había criticado a la competencia. El modo noche se integró de una forma muy Apple, sin hacer al usuario preocuparse por activarlo. Pero los resultados evidenciaban que sus fotos habían cambiado para siempre. La reducción de ruido, que siempre había sido moderada para preservar detalle fino al máximo, viró hacia una eliminación a veces extrema, generando fotos lavadas, pero a la vez forzadas aumentando contraste y nitidez artificial.
Las imágenes que veremos a continuación son un ejemplo de cómo desde el iPhone 6 hasta el XS/XR, Apple mantuvo una estrategia similar, cambiando a partir de ahí. Si nos fijamos en las tres primeras imágenes, que pertenecen a recortes al 100% de imágenes de iPhone 6, iPhone X y XR, vemos ruido, pero también bordes y colores "naturales".
Sin embargo, en la última imagen de la serie , que pertenece al iPhone 13 Pro, vemos bordes bastante más marcados que lo del XR, como se observa en la parte superior del marco, donde limita con la pared. El halo de nitidez artificial ha sido cada vez más grande, y los detalles del marco cada vez más exagerados. Además, presenta un aspecto mucho más contrastado que sus predecesores, con la misma luz. Eso sí, el ruido apreciado es mucho menor. El objetivo de Apple se ha logrado.
A continuación, compararemos con sendos recortes al iPhone 6 con el móvil con el que considero que cambió todo en procesado, el iPhone 11. En el iPhone 6, con los recursos de que disponía, Apple dejaba en la imagen final el ruido que consideraba indispensable, y no forzaba la nitidez artificial. Lo que había era lo que había.
Con el iPhone 11 podemos ver el cambio de paradigma. Bordes muy marcados, textura de la pared y letras muy realzadas, etc. La foto del terminal de 2019 es cualitativamente mejor tras cinco años de grandes avances, pero la naturalidad se ha perdido.
El cambio de filosofía es evidente, algo que queda incluso más claro con la siguiente imagen. En ella no compararemos las fotos de dos terminales, sino la misma foto del iPhone 6. Debajo vemos la fotografía original, la misma que hemos comparado con el iPhone 11 en la imagen anterior.
Posteriormente, tenemos el mismo recorte del iPhone 6, pero editado aumentando la nitidez y el contraste para ver cómo habría sido la foto original si Apple hubiera procesado de forma más parecida a la post-2019. Como vemos, la apariencia cambia por completo, con líneas más perfiladas, colores más contrastados y pared muy realzada.
Para hacerla más actual, quedaría haberle reducido el ruido, pero ante el poco detalle capturado por aquel sensor de 8 megapíxeles, quedaría muy blanda. Por último, vuelvo a añadir el recorte del iPhone 11 para que se aprecie lo mucho que se parece a la del iPhone 6 con edición.
Al mirar las fotos con lupa, como me gusta y acostumbro, veía que en la búsqueda de fotos más nítidas, Apple estaba recurriendo a dotar a las imágenes de mayor contraste y nitidez artificial, produciendo en muchos casos una estética acuarelosa y muy procesada, poco natural, con esas líneas "transparentes" apareciendo constantemente alrededor de cada borde. El 'oversharpening' para compensar la pérdida de detalle a causar reducción de ruido había llegado al iPhone. Con ello, un mito se caía para mí. Y no ayudaba que, saliendo del teleobjetivo, el zoom digital y la cámara ultra gran angular fueran, en una palabra, malos.
El iPhone tomaba mejores fotos que nunca para la mayoría, pero yo dejé de disfrutar de hacer fotos en muchas situaciones, obteniendo resultados sobre los que no podía elegir apenas nada. Desde mi punto de vista, Apple fue fiel a su visión clásica hasta que no supo cómo continuar con ella en un contexto de presión comercial por competir con la fuerza bruta de Huawei y Samsung y el software de los Pixel. Este es el (para mí, triste) camino que nos ha traído hasta el iPhone 14 Pro.
Con el músculo del "gigantesco" sensor de 48 megapíxeles, había cierta esperanza en un giro de timón en estrategia. Pero, atendiendo a lo que Samsung había hecho con los 108 megapíxeles y Google con los 50, lo mejor era pensar que nada cambiaría. Y para la parte de mí que hace fotos en automático, pulsando y disparando de la forma más directa, nada ha cambiado, o casi nada.
Apple nos enseña en tiempo real cómo destroza arregla una foto
Desde que Apple abrazó la fotografía computacional como lo ha hecho, es posible apreciar algo que antes era imperceptible. Se trata de ver en tiempo real cómo el ISP y el motor neuronal del iPhone toman decisiones sobre la foto que acabamos de capturar. Sí, tradicionalmente han sido los Google Pixel los teléfonos que con un aviso de "Procesando" nos pedían que esperásemos a ver la foto final. Apple no nos lo dice, y ocurre de forma casi instantánea, pero si somos rápidos tras hacer la foto, podemos ver cómo ocurre.
Dependiendo de la situación, lo que ocurre es que vemos cómo fotografías llenas de ruido y algo blandas se transforman en lo que vengo criticando. A veces sorprende para bien, sin duda. El iPhone llega a eliminar el ruido de forma excelente, y llega a dotar a algunas tomas de una nitidez que difícilmente conseguiríamos con o sin un RAW. Pero en muchas otras ocasiones las decisiones están muy alejadas de nuestras preferencias, y directamente causan un destrozo.
Veamos en primer lugar un vídeo que demuestra cómo el iPhone realiza el proceso tras la captura. Aunque en la interfaz hemos elegido disparar con 3X, al estar el objeto tan cerca de la lente, no es capaz de enfocar con el teleobjetivo, y realmente lo que está haciendo el iPhone es disparar con la lente principal de 48 MP y recortando. El efecto en las fotos en 1X es el mismo, pero algo más difícil de capturar.
Lo que vemos en el vídeo nos deja dos imágenes. La primera es una foto con ruido que, personalmente me encanta y me recuerda al clásico grano de película. Sin embargo, Apple decide que no es aceptable, y la procesa mucho, dejando una foto aceptable pero muy lejos de lo que muchos usuarios elegirían.
Si nos fijamos en el vídeo y en las capturas, podemos ver que no sólo cambia la textura de la imagen, sino que el iPhone cambia incluso los colores para, supongo, darle más atractivo. En este caso es leve, pero veremos que llega a ser radical. Por cierto, este efecto se aprecia incluso disparando en RAW en este 3X recortado del sensor principal. La falta de control es total.
En este otro ejemplo podemos ver de nuevo al iPhone actuando para eliminar el ruido. Para lo complicada que es la escena, el resultado me parece muy bueno quitando el tono verdoso y una cantidad ingente de ruido con la que debe lidiar. Sin embargo, también vemos que el color naranja que se aprecia en la zona inferior cambia mucho desde la previsualización a la foto final. El iPhone tiene la fama de hacer la foto que estás viendo en el momento de disparar, pero no es tan así.
El color adquiere un toque bastante muerto, contrastado y tendente a la sobreexposición. Las luces de la ciudad pierden diferenciación entre sí, quedando todo muy plano. Es algo que también podemos ver en estas dos imágenes de antes y después.
Como veremos en más ejemplos, las decisiones que Apple toma por nosotros llegan a ser incomprensibles. No hace falta irse a situaciones relativamente complicadas como la foto en interiores o una foto nocturna tomada desde un avión. Este agresivo postprocesado llega a intervenir en casi cualquier situación. Y pese a que ProRAW llega influido directamente por él, da un poco igual, porque ProRAW lo cambia todo.
Los 48 megapíxeles no van de nitidez. Van de lo que tú quieras, y yo elijo naturalidad
Con el iPhone 14 Pro, Apple anunció que abandonaba los 12 megapíxeles que acompañaban a sus terminales desde el iPhone 6s para cuadruplicar esa cantidad y alcanzar 48 megapíxeles. Al igual que sus competidores hacen desde hace años, la compañía ha optado por no cambiar su resolución tradicional en las fotos en JPG o HEIC (formato que ocupa menos que JPG, no confundir con DNG de ProRAW) que da al usuario que dispara en automático.
Todo sigue en 12 megapíxeles para ellos, y con dicha resolución, el mismo o casi el mismo procesado del iPhone 13 Pro. Para quien no se preocupe en profundizar, hay mejoras evidentes al disparar en ciertos modos que repasaremos, pero nos centraremos de momento en la cámara principal en 1X, es decir, con la distancia focal nativa de la lente principal sin ampliar.
Como ya han contado Amparo Babiloni y Ricardo Aguilar en sus análisis de los iPhone 14 Pro y 14 Pro Max, en disparo automático estos móviles aportan muy poco a lo que ya había. Invito a leer dichos textos para conocer mejor las cámaras desde un apartado general. Partiendo de esa premisa, de que cambia poco, vamos a enfocarnos en lo que sí lo cambia todo, en los 48 megapíxeles del modo ProRAW.
Con ProRAW, lanzado en el iPhone 12 Pro, Apple busca combinar las ventajas de la fotografía cruda en RAW, que son muchas, con las de la fotografía computacional. En mi opinión, disparar en RAW con herramientas de terceros en los iPhone 12 y 13 aportaba ventajas según la situación, pero disparar en ProRAW tenía poco sentido.
La parte computacional del formato dejaba alguna buena foto, pero la estética muy procesada de la imagen, lavada, estaba ahí. Si con ProRAW pensabas que ibas a librarte de Apple tomando muchas decisiones por ti, no era tu modo. Sin embargo, este verano, durante unas vacaciones en Roma, cansado de no hacer las fotos que quería, compré Halide y comencé a disparar en RAW en fotografías que quería conservar.
Ese RAW no ofrecía la versatilidad de ProRAW, pero fue en ese momento cuando me di cuenta de que para mí, en imagénes importantes, no había vuelta atrás. Volviendo a ver esta foto en la basílica de San Pedro, recuerdo por qué. El ruido en RAW estaba ahí, pero qué textura, qué colores. Lidiar con uno de estos RAW requería más trabajo de lo esperado por mi parte, pero merecía lapena.
Y entonces llegó ProRAW en 48 megapíxeles, que es el único formato en que Apple nos deja aprovechar el potencial de su nueva cámara, porque no hay RAW tradicional en 48 megapíxeles. Es una pena, porque podríamos acceder a una imagen incluso más cruda, editable y orgánica, pero no hay mucho que lamentar cuando ves lo que de verdad trae ProRAW en su máxima resolución.
ProRAW en 48 megapíxeles es, en mi opinión, el mayor salto reciente en fotografía móvil, aunque por cómo lo ha planteado Apple en todos los sentidos, también será lo más infravalorado. Al comenzar a ver y editar fotografías hechas en este formato de mi cabeza no se ha ido un pensamiento: "Por fin". Por fin puedo hacer con el iPhone la mejor foto que es capaz de capturar. Por fin un fabricante, aunque sea en un modo que traiciona la facilidad y comodidad de la fotografía móvil, nos pone en bandeja todo el potencial de un sensor grande y moderno.
Aunque como luego veremos, hay muchas situaciones donde ProRAW no es eficiente como modo para capturar detalle fino, en mi primer paseo con el iPhone 14 Pro me sorprendió que con poca luz, y sin modo noche, puede sobresalir y cargarse casi por completo las fotos ultraprocesadas de Apple. Veamos un ejemplo que tengo en la cabeza desde que hice la foto.
Esta foto en disparo automático no se me olvida porque representa a la perfección lo mucho que está mal en las decisiones que el iPhone y la mayoría de smartphones toman. Incluso tras haber desactivado el modo noche, el 14 Pro quiere obtener toda la luz posible, y más. Eso le lleva, en primer lugar, a sobreexponer las altas luces, y a dotar de más iluminación a la escena de la que que había realmente. Pero solo es el principio.
Si observamos el recorte al 100%, vemos que ProRAW conserva a la perfección el color negro de las ruedas, y el de las bicicletas en sí. Por su parte, el disparo automático prácticamente lo quema, sin dejarnos apreciar los tonos reales. Además, los artefactos introducidos por el exceso de nitidez artificial alrededor de las letras de "Monty" son evidentes. El concepto "convertido en 1 click" lo desarrollaremos más adelante, pero en pocas palabras significa "sin perder tiempo editando en Lightroom o en otras aplicaciones profesionales, sino convirtiendo a JPG en Mac o en iOS en un solo paso".
Vamos con otra de mis favoritas. Esta escena, tomada en un bar, era una de esas en las que pensaba que disparar en 48 megapíxeles sería un desastre, por la diferencia de luminosidad que en teoría puede captar el sensor frente a hacer binning en 12 megapíxeles.
Y el iPhone me demostró la enormes capacidades que estrenaba con ProRAW, superando increíblemente a la toma en automático que vemos primero en tamaño y luego recortada a la izquierda al 100%, con el disparo en ProRAW a la derecha. No se trata de una foto editada, solo de un ProRAW reducido en resolución a 12 megapíxeles y convertido a JPG para comparar. El nivel de detalle igualando resolución es superior en ProRAW, pero lo que me hace decir "por fin" es el aspecto orgánico que veo a la derecha, con los colores donde tocan, frente a la exageración mayúscula.
Para esto (me) sirve ProRAW
Hablar de los megapíxeles de una cámara, y particularmente móvil, es complicado. Porque son tan relevantes como mera herramienta de márketing utilizada para vestir de nuevo e increíble algo que no aporta nada. Sin embargo, tras tanto uso vacío de ellos, no hay que olvidar la importancia de la resolución en fotografía y lo mucho que, bien usada, esta puede aportar a móviles en determinadas situaciones.
A priori, cuando se habla de un número "tan alto" como 48 megapíxeles, todo el mundo busca un nivel de detalle extra al ver fotos ProRAW. Estando tan acostumbrados a asociar megapíxeles con nitidez, es normal. Contar con cuatro veces la resolución de la cámara en automático en JPG/HEIC debe servir para algo.
Y es así. Pero yo a las cámaras de los móviles hace tiempo que no les pido ofrecerme un exquisito detalle como prioridad, sino acercarse a la naturalidad de las fotos de siempre. Dentro de 10 años, cuando vuelva a ver las fotos hechas por mi móvil, no quiero ver hasta el último grano en mi cara, quiero ver una foto que parezca una foto y no una fiesta de algoritmos tomando decisiones. Ese festival algorítmico es justo lo que sé que evitaré haciendo fotos en ProRAW.
Como se ha comentado en los análisis, los archivos DNG que se generan al disparar en ProRAW pueden llegar a superar los 100 MB. La buena parte es que al comprimir sus 48 megapíxeles a cifras más manejables cono 20 o 12 megapíxeles, las grandes ventajas de disparar con este formato permanecen en la imagen final, perdiendo por supuesto la capacidad de edición posterior una vez hayamos convertido o exportado.
Así que es como estoy usando ProRAW. Como una forma de librarme del yugo del procesado de Apple para conseguir todo esto:
La capacidad de observar texturas en objetos y caras de la forma más cercana que he visto en un móvil a las cámaras tradicionales. Es decir, la ansiada naturalidad, sin texturas ni extraños artefactos en rostros, sin partes quemadas por haber llevado el contraste y la exposición al máximo.
Una riqueza de color que, con sus limitaciones, nunca he visto en smartphones, justo en el punto en que debe estar. Y si quieres, puedes tener control casi total sobre él en herramientas profesionales.
Un excepcional rango dinámico y una increíble habilidad de recuperar información en sombras y altas luces. Fotos que elegimos hacer infraexpuestas, muy oscuras, mantienen en una edición posterior toda la información que había en la escena, con la ventaja de no haber quemado altas luces y por tanto no haber perdido información irrecuperable.
- Si "solamente" te importa la nitidez, sí, con 48 megapíxeles puedes llegar a conseguir mucha más, aunque desde mi punto de vista, a partir de unos 20 y algo, el detalle captado deja de ser estético a su tamaño real. Sí será muy apto para hacer recortes en la foto y seguir quedándote con un gran resultado. En fotos como retratos cercanos a personas o a objetos, la nitidez extra sí puede marcar una tremenda diferencia, con resultados casi profesionales y aptos para, según las condiciones, fotos de producto.
A continuación dejo alguna foto que me ha impresionado en ProRAW, y que a diferencia de otras, sí he editado un poco para tratar de sacar más partido a lo que ofrece este formato. Esta foto de Trufa es una de mis favoritas, y tiene una nitidez en el pelo que no recuerdo haber visto antes en smartphones.
De aquel mismo día, cuando volamos en globo, es esta foto de vegetación en la que me alucina cómo, a la distancia a la que estábamos sobre ella, es capaz de mostrar incluso la textura de la tierra a la perfección. La misma foto (o casi, porque estábamos en movimiento) disparada en automático no está mal, pero solamente vista sin ampliar. Ampliando y comparando es un auténtico drama, en mi opinión.
Aquí vemos directamente el recorte sobre el sujeto de la foto, plumas de un pavo real. Tanto la nitidez como el desenfoque natural del nuevo sensor me resultan increíbles.
"ProRAW es para expertos", el mito
Sobre esta cámara se ha dicho mucho aquello de "ProRAW sólo deberían usarlo aquellos usuarios que necesiten fotos con una nitidez y una capacidad de edición excepcional". Estoy de acuerdo en que no hay que usarlo en todo tipo de fotos por la velocidad de disparo reducida y por el tamaño de archivo generado, que puede superar los 100 MB. Pero yo opino que, en el resto, nada más lejos de la realidad.
Incluso sin editar nada, solamente reduciendo las fotos de 48 a 12 megapíxeles, y exportando a HEIC o JPG, las mejoras que ProRAW proporciona son enormes a cualquier usuario dispuesto a salirse un poco del proceso normal. En otro apartado del texto veremos cómo esto puede hacerse fácilmente, lejos de tener que sentarte en el ordenador a revelar imágenes durante horas. Con un solo click/toque sobre la pantalla (que más tarde se explicará), en numerosas ocasiones la naturalidad orgánica de ProRAW aparece y permanece incluso en un JPG de 12 megapíxeles.
La siguiente imagen nos sirve como ejemplo. Se trata de una foto realizada por el iPhone 14 Pro en modo automático. La estética de la foto me desagrada enormemente, como ya lo hacía en mi iPhone 13 Pro, con el que hice la misma captura con un resultado muy similar. Sin embargo, todo cambia cuando en el Mac hago click derecho sobre la misma foto tomada en ProRAW y elijo la acción rápida "RAW a 12 MP" que más tarde mostraré.
Sin revelar absolutamente nada en una aplicación profesional, y en una conversión de dos segundos, con la foto ProRAW, que originalmente pesaba 114 MB, hemos obtenido un JPG (o HEIC) que se queda en 3,4 MB en 12 megapíxeles. Frente a los exageradísimos bordes de la foto en automático, muy presentes en el edificio o en la vegetación, con ProRAW (a la derecha en la comparación) obtenemos las texturas en el punto en que las queremos, pues no son alteradas.
Además, como vemos en la foto grande y en el el recorte en automático, el iPhone al procesar también ha modificando el color y su contraste, dejándonos un verde muerto, con más luminosidad pero carente de matices. Desde luego, no es cercano al color que percibí al hacer la foto.
A continuación, podemos ver otro ejemplo de esto mismo. Una foto tomada en Automático y en RAW, y la posterior comparativa entre el JPG y el RAW convertido a un JPG de menos de 5 MB en un click, sin edición ninguna.
Por no repetirme, dejo que saquéis vuestras propias conclusiones. A mí, lograr este tipo de fotos de algo que considere importante, como un viaje por turismo a un destino bonito, me da la vida. Si el peaje a pagar es tener un archivo de 100 MB que luego tengo que editar en 1 click, lo pago. Sabiendo, además, que podría obtener incluso más nitidez de la mostrada si llego a comprimir la foto en 24 megapíxeles, por ejemplo, y que podría exportarla en Lightroom y exprimirla de verdad.
Esta diferencia se llega a apreciar también en caras presentes en imágenes tomadas en buenas condiciones lumínicas: buena luz directa diurna pero no dura como sería la de ciertos atardeceres. Incluso así, en una fotografía ideal para disparar en HEIC/JPG, ProRAW muestra su músculo al convertir sus 48 megapíxeles a 12 en un click y sin editar.
La diferencia no es enorme, pero al fotografiar personas la textura es clave, y aquí, en la toma en JPG observamos pelos sin mucha diferenciación entre sí. Además, un procesado mínimo es lo ideal en una toma de este tipo, y junto de cambiar el color, pasamos de labio que parece estar algo seco en el JPG a un labio normal en ProRAW.
La última comparativa de este apartado vuelve a suceder con poca luz, sin que hayamos activado el modo noche, porque el iPhone 14 Pro tampoco lo hacía. Frente a la creencia de que ProRAW no servirá para situaciones lumínicas de cierta complicación, dejamos una foto automática muy pobre frente a un recorte sin editar de un ProRAW exportado a 12 megapíxeles en 1 click que tiene casi todo donde lo quiero. El grano, el detalle, el color que había a esa hora en la calle, etc. Comparando la nitidez de la matrícula del fondo en ambas fotos, estamos ante una de las mayores diferencias que he percibido en este sentido.
No hace falta ser experto en fotografía para disfrutar de las fotos de ProRAW, pero sí tener un ojo crítico con las capturas que ofrecen los smartphones desde hace años. Porque si las fotos que vienes haciendo con el móvil desde el iPhone 11 te gustan, o si te gustan las que he mostrado a la izquierda de la comparativa, realmente ProRAW te va a dar más dolores de cabeza que otra cosa, por muy sencillo que sea lidiar con sus archivos.
Los 48 megapíxeles van más allá de ProRAW
Una de las grandes y acertadas críticas que se le hace a la cámara del iPhone 14 Pro es que no aprovecha los 48 megapíxeles cuando disparamos en automático o cuando grabamos vídeo. Y como hemos demostrado, generalmente en así. El (mal) procesado que se observa en las imágenes está ahí desde hace varias generaciones. Sin embargo, los 48 megapíxeles traen consigo la posibilidad de hacer fotos y vídeos que en la generación anterior eran impensables.
De lo que más presumió Apple fue del zoom 2X o de dos aumentos. Un zoom que no es "óptico", sino que es un recorte de 12 megapíxeles de la imagen de 48. Durante la keynote fui muy escéptico con sus resultados, pero en la mayoría de situaciones es impresionante.
Y esta foto de Cuca disparada a 2X sin modo retrato es una buena prueba de ello. El zoom 2X "no existía" en el iPhone 13 Pro, en el sentido de dejarnos resultados bastante mejorables la mayoría de las veces. Aquí se merece de sobra tener botón dedicado en la interfaz.
Bajo la misma lógica de este zoom 2X, está la ampliación digital hasta 3X. Uno de los "dramas" con el iPhone 13 Pro era que, cuando hacías fotos comprendidas entre 1X y 3X, había verdaderos desastres al no tener un teleobjetivo intermedio. Y lo peor es que cuando el terminal detectaba poca luz (que era demasiadas veces), hacía fotos en 3X ampliando desde el sensor principal y no mediante el teleobjetivo dedicado, por falta de luminosidad en su limitado sensor y lente con apertura f/2.8.
Ahora, además de que ese cambio automático e involuntario entre lentes se ha visto reducido porque el teleobjetivo es bastante más capaz, el zoom digital ya no es algo a evitar sí o sí. Incluso en 2,9X, justo antes del cambio de lente, ofrece resultados muy buenos. Es curioso, porque probablemente por estar recortando directamente de los 48 megapíxeles en lugar de procesando con 12 megapíxeles, el resultado estéticamente me agrada más que otras fotos teóricamente menos complicadas para el sensor principal del 14 Pro.
Si comparamos directamente los recortes al 100% de dichas fotos, vemos que la diferencia de detalle en la cara del Cristo es abismal. Si por lo que sea hacemos una foto en 3X y tenemos que quedarnos con la nitidez que vemos a la derecha, la frustración de no contar con la nitidez nativa del teleobjetivo será bastante menor que en el 13 Pro.
Disparos de mucha cercanía en 3X (con cámara principal)
Como vimos con el vídeo del procesado haciendo fotos de la etiqueta, cuando fotografiamos un objeto o sujeto cercano, el teleobjetivo no entra en acción al no ser capaz de enfocar. Eso ya era así antes, pero ahora los resultados de esa ampliación cercana son espectaculares. Dejo muestras de ello. Todas fotos en automático y en 12 megapíxeles sin ningún tipo de edición. Resulta evidente que estamos ante recortes y no un zoom real, pero hay muchos móviles que no son capaces de lograr este nivel de detalle incluso disparando en 1X en las condiciones óptimas.
Gran zoom digital en vídeo gracias a los 48 megapíxeles
El vídeo del iPhone está considerado el mejor del mercado, pero en 1X, como ocurre con las fotos en automático, ha avanzado realmente poco respecto al 13 Pro. Sin embargo, si apretamos a la cámara en algunos modos, descubrimos que la mejora es más que evidente. Es el caso de grabar vídeo en 4K 60 fps. Bajo estas condiciones, el iPhone no es capaz de cambiar de lente, por lo que todo el vídeo se grabará con la cámara que elijamos al principio. Es decir, que si comienzas a grabar con la cámara ultra gran angular en 0,5X y amplias a 1X, lo que estarás haciendo realmente es un zoom digital del sensor del ultra gran angular.
En el vídeo, que recomiendo reproducir a 2160p, opté por comenzar a grabar con el sensor principal en 1X y sin HDR. A lo largo de la grabación se observan dos saltos, que son los que me ofrecían los botones de la interfaz, primero a 2X y luego a 3X. Como digo, se trata de zoom digital desde el sensor principal, no de un cambio de lentes, y es tan tan bueno que podría parecer zoom óptico (de cambio nativo de lentes). Es más, con ese nivel de luz, es muy probable que el teleobjetivo lo hubiera hecho peor al final.
ProRAW no es perfecto ni solución para todo
Al hacer la misma foto en ProRAW que en JPG/HEIC podemos ver las ventajas que he ido repasando, pero también ciertas desventajas. Gracias al perfil con el que Apple las guarda, las fotos hechas en DNG se ven en la pantalla del móvil o del Mac casi tan finalizadas como un JPG, y yo no echo casi nada de menos. Por ello, frente a RAW de iPhone anteriores, ahora sí recomiendo disparar así para rápidamente comprimirlas en resolución y formato.
Sin embargo, el procesado del ProRAW (que existe, no es que no haya nada) deja las fotos algo blandas y suaves, lo que hace que parezca que no se ha captura detalle en numerosas ocasiones. Recomiendo subir ligeramente el enfoque o la nitidez digital desde cualquier editor de fotos o desde el propio editor de iOS.
Sí, el objetivo es tener una foto natural, y subir mucho ese valor de nitidez supondría acercarnos a las aberraciones que llega a hacer la cámara en automático, al 'sharpening' extremo que realza los bordes sin contemplaciones. Pero, probablemente por lo acostumbrados que estamos a la artificialidad, una foto un poco más afilada se agradece. Sin pasarnos.
Además de esta blandeza, ProRAW tiene otro defecto importante. Hay algunas fotos que toma directamente lavadas, en ciertas situaciones complicadas. Con lavadas me refiero a totalmente carentes de detalle, por mucho que ventajas como el rango dinámico se mantengan intactas para la edición. Paradójicamente, estas "situaciones complicadas" no han sido per se las de la noche. Veamos qué ocurre en la siguiente fotografía. El rango dinámico obtenido con ProRAW nos ha ayudado a recuperar las sombras. Sin embargo, al ver un recorte al 100%, se observa que el iPhone no ha capturado detalle fino.
Con poca luminosidad y sin modo noche (que dispararía en 12 megapíxeles) he logrado tomas mucho mejores que las conseguidas con JPG/HEIC. El problema son atardeceres o amaneceres con muchas sombras y altas luces deslumbrantes, o contextos similares. Por su naturaleza, el sensor capta menos luz en 48 megapíxeles que en 12, por lo que nunca habrá una situación tan buena como la luz directa sin contraluz, que es donde llega a lograr resultados nunca antes vistos en fotografía móvil.
Fuera de estos contextos, recomiendo experimentar, pero no dar siempre por sentado que ProRAW va a hacer una buena foto, o que la foto será mejor que la que hagamos de forma automática. Aun así, si no requieres que haya detalle fino en alguna, el rango dinámico es tan bueno, que solamente por recuperar sombras o altas luces puede merecer la pena disparar en ProRAW. Porque en automático un cielo quemado o una sombra muerta, totalmente negra, no tienen solución.
Más allá de estos defectos, mi tesis es que cualquier usuario que quiera experimentar un poquito (no hace falta que sea una barbaridad) puede acabar disfrutando mucho de coger una imagen ProRAW tal cual sale de la cámara, convertirla a 12 megapíxeles y darle ese toque extra de nitidez. Es algo que puede hacerse en segundos con automatizaciones y Atajos, no hace falta ser profesional.
Eso sí, el simple hecho de jugar con las fotos de 48 megapíxeles a este nivel puede arruinar la visión que tengas de ahora adelante si comparas con las fotos de la cámara en automático, porque para muchas personas no hay vuelta atrás. Dicho queda.
Partiendo de esa base, si además queremos enfrascarnos en lidiar con software como Adobe Lightroom, Capture One o Pixelmator, editar a fondo y exportar en resoluciones cercanas a 20 megapíxeles, los beneficios llegan a ser exponenciales en todos los apartados que rodean a una fotografía.
Tenemos un problema con los flujos de trabajo en ProRAW
Si había alguna compañía que en smartphones podía hacer fácil lidiar con enormes archivos RAW, esa es, entre otras, Apple. Sin embargo, después de presentar los ProRAW de 48 megapíxeles, y ya inmersos en iOS 16, trabajar y almacenar estos archivos no es cómodo, por varios motivos:
- Ocupan sobre 100 MB en el caso de los archivos más pesados, lo que hace que un iPhone de 128 GB no dé muchas alegrías.
- Se pueden compartir fácilmente con un Mac por AirDrop, pero transferir muchas fotos y vídeo por cable USB 2.0 es muy lento, y para Windows no hay otra solución oficial.
- Amazon Photos, que podría ser esa forma de no tener que preocuparte por almacenar en local para borrar imágenes de 100 MB, porque en principio no las comprime con su subida ilimitada, en realidad sí lo hace. La subida automática desde iOS sube archivos DNG de unos 5 MB. Si quieres subir el tamaño completo, tendrás que subir desde Mac o Windows, y no desde la app instalable, sino desde la web. Es la única forma de preservar el original.
- Desde el iPhone no hay forma cómoda de serie reducir el tamaño de los archivos y exportar a HEIC/JPEG sin recurrir a la app Atajos o a apps de terceros. Apple podría ofrecer un modo de conversión automático fácilmente, pero de momento no ha trabajado en lidiar mejor con estos archivos desde el móvil. También podría hacer como hacen muchas cámaras, que al disparar en RAW también generan archivo JPG. La misma app Halide lo hace.
- A simple vista, en la app Fotos del iPhone, Apple no distingue en la vista de cuadrícula entre lo que es RAW y lo que no lo es, así que tienes que ir foto por foto para saber si tienes un archivo crudo o no. Sí que puedes ver todos los RAW que tienes desde una sección en Álbumes.
Soluciones avanzadas
Todo esto es bastante mejorable. Por ello, para quien quiera experimentar con los archivos ProRAW sin mucho conocimiento, y sin morir en el intento, propongo estas opciones:
Recurre a Lightroom Mobile. Se trata de la herramienta más potente de edición de ProRAW y permite exportar a JPG con las opciones que más importan. Además, reconoce los perfiles Apple ProRAW y ProRAW Monochrome, por lo que la foto está casi lista para exportar desde que la importamos. Eso sí, requiere importación desde el carrete.
Pixelmator Photo: De pago. Es de las opciones más cómodas. Reconoce y separa los archivos ProRAW de los HEIC/JPG, y permite exportar y aplicar ajustes (como aumentar la nitidez) en lote. Personalmente, es la opción que uso para exportar cuando sé que he hecho buenos RAW y lo que quiero es lograr un archivo de tamaño comedido y con ese extra de nitidez artificial deseable. La pega es que las fotos exportadas no se clasifican en ningún álbum, aunque sí nos pregunta qué hacer con ellas mediante el menú compartir.
La conversión en un 1 click
Atajos. La solución ideal, con matices. Se trata de la forma más directa de convertir de ProRAW a HEIC/JPG y de reducir la resolución. Permite seleccionar una o varias imágenes desde el carrete la aplicación Fotos y ejecutar un sencillo flujo de trabajo desde el menú compartir, indicándole dónde queremos que guarde la foto. El problema al hacerlo desde el iPhone es que Atajos falla cuando le pedimos que haga todo esto con muchas fotos a la vez. Por otra parte, con ProRAW quiero huir del procesado de imagen de Apple, y con Atajos en el iPhone, el procesado que se hace al convertir el RAW en HEIC es más agresivo que el de Mac.
Puedes descargar mi Atajo más sencillo desde este enlace de iCloud. Covierte las fotos que quieras a HEIC, les pone 5.500 píxeles de ancho y pregunta en qué álbum guardar. Para que te aparezca en el menú compartir al seleccionar imágenes desde la app de Fotos, debes abrir el Atajo, pulsar sobre la I de Información y seleccionar la opción "Mostrar al compartir".
Si quieres un atajo algo más complejo pero que ofrece mucha más libertad, David Bernal Raspall de Applesfera ha trabajado en una increíble automatización que te permite seleccionar fotos ProRAW desde el Carrete, elegir a qué resolución quieres exportarlas (12/24/48 megapíxeles), te pregunta en qué álbum quieres guardar el archivo convertido, y qué hacer con el ProRAW original, si eliminarlo o conservarlo. Puedes descargarlo desde aquí. Si en vez de desde el menú de compartir de fotos quieres exportar eligiendo desde la propia aplicación de Atajos, puedes optar por esta otra opción. Importante: si se eligen muchas fotos a la vez, estos y otros atajos pueden fallar.
- Atajos y Automator en Mac. Misma lógica que en el iPhone. Tengo un archivo ProRAW, y con una acción rápida de Atajos o Automator le digo al sistema con click derecho que convierta el tipo de archivo a HEIC y que reduzca el ancho de la foto a la resolución que quiera. En segundos, dependiendo de tu máquina, tendrás las fotos a un tamaño más que usable y sin prácticamente perder calidad. Podemos elegir sustituir las originales o que la conversión se produzca en un segundo archivo.
ProRAW nos trae el primer iPhone verdaderamente "Pro", pero los 48 megapíxeles deben llegar mucho más lejos
Apple inauguró el apellido "Pro" en los iPhone sin que muchas personas entendiéramos por qué. Por qué un 11 Pro era "Pro" pero un Xs o un X no lo eran, contando solamente con un sensor más de cámara y poco más. Desde entonces, Apple ha diferenciado más la gama, poniendo especial atención a la cámara (y a la pantalla con ProMotion). Sin embargo, tanto los sensores más grandes de 12 Pro Max y 13 Pro han traído pocas alegrías a los que esperábamos que Apple cumpliera sus promesas cuando pronunciaban frases como que esos iPhone "expandían los límites de lo posible en un smartphone".
Partiendo de ese escepticismo sobre la realidad vivida hasta ahora, considero que los iPhone 14 Pro son los primeros que merecen el apellido Pro por su apartado fotográfico, y sí expanden los límites de lo posible. Creo firmemente que es el primero con el que algún fotógrafo profesional puede conseguir resultados que verdaderamente puedan rivalizar con una de sus cámaras en alguna situación.
Sin embargo, aunque he tratado de demostrar que ProRAW puede ser aprovechado por cualquiera, también creo que Apple sigue sin acercarse a quien más adquiere sus terminales: al usuario medio que quiere hacer la mejor foto tocando el botón obturador, sin complicarse en nada más. Esta cámara no es para ese tipo de usuario, porque requiere un esfuerzo extra, por mínimo que sea.
Con la siguiente generación, es de esperar que las enormes ventajas aportadas por el nuevo sensor en ProRAW lleguen a la fotografía disparada en automático, y que Apple adapte por fin su procesado a lo que estos nuevos sensores permiten, pues generalmente se sienten muy muy lejos de su potencial real.
Personalmente, celebro que ProRAW exista, porque me ha permitido hacer y ver fotos que no creía posibles en un smartphone. Pero lo que de verdad anhelo es un control real sobre el disparo en JPG. Acepto que Apple ofrezca sus decisiones para la mayoría de usuarios, pero creo que ha llegado la hora de contar con un modo que no tiene por qué ser manual en el sentido clásico, pero que sí nos deje controlar de media y de verdad qué va a pasar cuando la foto se procese: nivel de ruido, exposición, nitidez artificial, etc. Con algo así, la necesidad de recurrir a ProRAW se vería reducida al mínimo.
Si estas mejoras, o parecidas, llegan a los iPhone 15 Pro, lamento de antemano que no lleguen a los 14 Pro, como ocurre últimamente con los modelos de un año antes: no reciben novedades profundas pese a poder por capacidad de hardware. Sin embargo, tras lo visto, creo que habrá un móvil incluso más necesitado de algo: el iPhone 15.
Si Apple lleva este sensor de 48 megapíxeles al próximo modelo base, como ha pasado del iPhone 13 Pro al 14 a secas, estaremos ante un gran salto en capacidades, pues aunque llegue con dos lentes no se echará de menos un teleobjetivo, al menos para disparos en 2X. Sería así si los 48 MP permiten, como poco, lo mismo que en este 14 Pro en automático. Pero hablamos de un gran "if".
Por el momento, celebro que, tras años de grandes decepciones, este móvil ya ha dejado varios triunfos en aspectos fotográficos y videográficos cruciales. Me quedo con un iPhone 13 Pro como móvil principal, con la certeza de, por primera vez en bastante tiempo, estar perdiéndome mucho por no tener lo último. No podré volver a mirar la fotografía móvil de igual manera. Y solo sigue siendo el principio.
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