La Unión Europea ya tiene sus aranceles a los coches eléctricos chinos. Los coches que, ahora mismo, entran por los puertos europeos tienen que enfrentar tarifas variables en función de la empresa que exporte dichos automóviles eléctricos. Esto último es, exactamente, una de las líneas rojas que se había marcado China para seguir negociando con la Unión Europea.
Conversaciones que, si ambas partes quieren, pueden seguir adelante para tratar de levantar las barreras económicas o rebajarlas antes de que termine el plazo de cinco años ya aprobado.
La intención de Europa ha sido, desde un primer momento, atraer inversiones para el continente que traten de recuperar una industria que no pasa por su mejor momento. En plena reconversión, la Unión Europea quería que los fabricantes chinos se asentaran localmente.
Sin embargo, China parece tener otros planes. El Gobierno del país asiático habría lanzado el mensaje a sus fabricantes de que deben pausar sus inversiones en los países europeos. La información llega desde Reuters.
Queríamos inversiones y podemos quedarnos sin nada
La motivación oficial de la Unión Europea para levantar los aranceles a los coches eléctricos chinos siempre ha sido la de equilibrar la balanza. Según la Comisión Europea, los subsidios chinos en forma de terrenos o créditos blandos, entre otras ayudas, han permitido a las compañías poner en el mercado coches mucho más baratos que sus rivales europeos.
Sin embargo, siempre ha tenido claro que había otra opción: invertir en Europa. Inversiones con plantas de fabricación y con producción de baterías. Inversiones canalizadas a través de fondos Next Generation que los países podían entregar para ayudara transformar una industria o facilitar que una compañía levantara una nueva fábrica para garantizar una producción de coches en suelo europeo.
Los fabricantes chinos, de hecho, se han mostrado favorables a esta idea. BYD ya tiene confirmada una planta en Hungría y Chery se hizo con la antigua planta de Nissan en Barcelona. La misma Chery y Dongfeng estaba en conversaciones con el Gobierno italiano. SAIC parece estar buscando suelo europeo, dada la alta demanda de sus MG.
Pero todo esto, ahora, hay que ponerlo en duda. O en pausa, al menos. Reuters afirma que el Gobierno chino ha entablado conversaciones con BYD, SAIC y Geely, sus principales gigantes, para que detengan sus inversiones en suelo europeo. La agencia de noticias confirma que Geely ha declinado hacer cualquier tipo de declaración y que BYD y SAIC no han respondido. Desde Xataka podemos confirmar que Chery tampoco nos ha aclarado qué planes hay para su fábrica de Barcelona y se limitan a señalar el camino ya mostrado: la fabricación tendrá que esperar a septiembre/octubre de 2025.
La situación es extremadamente complicada para Europa. Hay que tener en cuenta que la Unión Europea es menos atractiva que Estados Unidos a la hora de hacer inversiones. Allí, el país ha elevado su guerra comercial con China hasta impedir la entrada de sus vehículos en la práctica pero al mismo tiempo ha ofrecido con su Plan de Reducción de la Inflación un entorno extremadamente atractivo en materia de impuestos para que los fabricantes se lleven allí parte de su producción.
Reuters asegura que el Gobierno chino ha ordenado a sus fabricantes que pausen sus inversiones en Europa como castigo por los aranceles a los coches eléctricos
Europa es menos competitiva a la hora de atraer inversiones porque su burocracia es más lenta, con 27 países con sus propias reglas. Además, hay enormes exigencias en materia medioambiental, lo que complica el asentamiento de nuevas fábricas y, sobre todo, las inversiones para la producción de baterías y el minado de los materiales necesarios para las mismas.
Europa no se ha mostrado tan hostil con China como Estados Unidos pero, en estos momentos, miles de millones de euros en inversiones penden de un hilo. Y, al mismo tiempo, los fabricantes chinos pueden seguir ganando cuota de mercado con vehículos que utilicen motores de combustión, ya sean de combustión pura, híbridos o híbridos enchufables.
Si China da la espalda totalmente a Europa en materia de inversiones, el daño puede ser considerable. Stellantis asegura que los altos costes laborales y productivos impiden ensamblar los coches eléctricos más asequibles en la Unión Europea. Y ha dejado claro que si China entra en nuestro continente lo hará apostando por países de Europa del Este o naciones con tratados económicos especiales, como Marruecos o Turquía.
Al mismo tiempo, Volkswagen está viviendo su mayor crisis en la historia. Planea el cierre de tres fábricas y miles de despidos. Alemania, muy dependiente de China, terminó por votar en contra de los aranceles, como último recurso para echar una mano a Volkswagen, Mercedes y BMW, conglomerados automovilísticos que dependen de sus ventas en China y a los que el Gobierno del país asiático ha amenazado con subir los impuestos a sus coches de combustión, con los que más dinero ganan.
En España también podemos estar recibiendo el castigo chino. En un primer momento, el Gobierno se mostró favorable a levantar aranceles. Tras unas primeras presiones en las que China amenazó con gravar las importaciones de cerdo en su país, Pedro Sánchez acudió a China, suavizó el tono del discurso y España finalmente se abstuvo en la última votación. Pese a ello, lo cierto es que Chery ha retrasado sus planes en Cataluña, después de que la Unión Europea avisara que ensamblar kits prefabricados en China podría no ser suficiente para saltarse los aranceles.
En estos momentos, Europa necesita comprar coches eléctricos si quiere cumplir con los niveles de emisiones que ella misma se ha propuesto a medio plazo. Los fabricantes europeos no disponen, en estos momentos, de coches con esta tecnología que cubran la gama baja y, además, empiezan a dejar claro que el coche barato eléctrico partirá de los 20.000 euros antes de ayudas. Un tipo de coche con una autonomía realmente justa.
Con multas millonarias amenazando, una industria que está expulsando a trabajadores en su reconversión al coche eléctrico y unas ventas que parecen seguir siendo insuficientes, atraer nuevas inversiones parecía imprescindible y China podía ser el mejor aliado.
Con la garantía de que podrán seguir exportando coches de combustión de gama baja (bien acogidos por una parte importante de la población) y opciones híbridas, (tanto enchufables como no enchufables) muy competitivas China podría tener otros planes para Europa. Y no parecen los mejores.
Foto | BYD
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