Cuando Apple comenzó a plantearse crear un coche autónomo y eléctrico en 2014, lo hizo con una idea clara: ese coche no se parecería a los coches eléctricos de Tesla. No contaría con un diseño de sedán, de deportivo o de SUV. No.
En Apple tenían una idea distinta. Según indican en Bloomberg, uno de los últimos diseños propuestos, de alrededor de 2020, era mucho más parecido al de una furgoneta futurista. En Apple incluso plantearon adquirir a algún fabricante —McLaren fue una opción bastante fuerte—, pero también hubo conversaciones con Canoo, un fabricante de furgonetas eléctricas —como la de la imagen de portada— que acabaron siendo precisamente las que más se acercaban a la idea que tenía Apple para sus vehículos.
Una en la que la mayoría de los perfiles eran curvos —totalmente opuesto al polémico Cybertruck de Tesla— y que además contaría con ventanas en las que se podía ajustar el tintado para qeu fueran más o menos opacas al exterior.
El techo era totalmente transparente, el exterior era totalmente blanco y las llantas eran blancas con el centro negro. Y había otra característica llamativa.
La parte delantera y la trasera eran idénticas, así que el coche siempre parecía ir hacia delante.
La otra ambición era la de lograr una autonomía de nivel 5, es decir, la más avanzada y que permitiría al conductor y pasajeros despreocuparse totalmente de la conducción. Nadie ha logrado llegar siquiera al nivel 4 de autonomía —solo unos pocos coches alcanzan el nivel 3—, y Apple acabó rindiéndose a la evidencia y trató de cambiar el enfoque para plantear un coche 100% eléctrico, pero ya no autónomo.
Sin embargo, mientras esa ambición duró el interior de su coche no iba a tener ni volante ni pedales. Lo que sí tendría es una interfaz minimalista, asientos que se podían girar, e incluso TVs gigantes en el interior para mostrar vídeos o gestionar videoconferencias con FaceTime.
No solo eso: gracias a que la conducción autónoma permitiría no hacer necesarios ni volante ni pedales, lo único que habría para casos de emergencia sería un joystick o un mando similar al de las consolas —o una aplicación para el iPhone— para poder conducir a muy baja velocidad como método auxiliar. Incluso sería posible conectarse a un centro de control para que personal de Apple pudiera conducir el coche remotamente y sacarnos de cualquier situación de emergencia.
Posteriores cambios en el proyecto modificaron otros apartados como el de la forma en la que se abrían las puertas: en lugar del concepto original de puertas correderas se plantearon puertas que se abrían hacia arriba como las del Tesla Model X.
Al final, no obstante, el proyecto se canceló y Apple decidió redirigir esos esfuerzos hacia el campo de la inteligencia artificial generativa. Es una lástima no haber conocido qué tenía Apple entre manos, pero es probable que la decisión de cancelar su ambicioso Project Titan haya sido la más adecuada.
Imagen | Canoo
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