Hace poco más de un año, en agosto de 2021, el máximo responsable financiero de Ford Motor Company salió a la palestra para presumir de forma pública de lo que consideraba toda una noticia: su primer SUV 100% eléctrico global, el Ford Mustang Mach-E, era un buen negocio. “Es rentable —destacaba John Lawler—. Su margen de contribución es positivo y rentable ya desde hoy”.
Un año después la situación es otra bien distinta.
Durante una conferencia organizada por Deutsche Bank en junio, el directivo reconoció que el alza de costos ha minado las ganancias del Mach-E. Ni el incremento de precios ha ayudado a paliarlo. “Teníamos un beneficio final positivo cuando lo lanzamos. Los costes de las materias primas lo han aniquilado”, reflexionó Lawler en declaraciones recogidas por Bloomberg.
La clave: el alza de los costes
La clave estaría en el incremento del coste de los materiales, escenario que no facilita la escasez de chips semiconductores. A pesar de que la compañía del óvalo azul percibe que la demanda de los nuevos Ford y Lincoln aún supera a la oferta, del aumento de precio que ha experimentado el Ford Mach-E a lo largo de este año y de que la propia compañía ha logrado reducir la “factura” del ensamblaje, el modelo ha visto seriamente afectada su rentabilidad.
A día de hoy la multinacional calcula de hecho que fabricar un vehículo Mach-E le cuesta unos 25.000 dólares más que dar forma al SUV Ford Edge de combustión. “Estamos trabajando para lograr un margen de contribución positivo en todos nuestros vehículos”, resalta.
El escenario, lógicamente, no afecta solo a Ford ni su modelo eléctrico.
Un informe publicado hace unos días por AlixPartners concluía que durante la pandemia la factura de las materias primas de los VE se ha duplicado. Y con creces. Según sus cálculos, en marzo de 2020 fabricar un vehículo eléctrico acarreaba un coste promedio de 3.381 dólares en materias primas. Desde mayo el dato se situaría ya en 8.255, lo que revela un alza notable del 144%.
El incremento se explica en parte por la deriva de materias como el cobalto, níquel o litio, fundamentales para la fabricación de las baterías de los VE. El informe aprecia también un aumento importante en los costes específicos relacionados con los coches eléctricos. Algo parecido ocurriría con materias para los vehículos de combustión y materiales como el aluminio o acero.
Algunos proveedores de Ford han anunciado ya que aumentarán sus precios a medida que se encarezcan las materias primas y hay quien vaticina ya que la factura de las baterías de los coches eléctricos aumenten sus costes hasta un 40% a medio plazo, en un horizonte de apenas dos años.
La lectura positiva, o al menos optimista, es que Ford todavía no ha visto caer la demanda de vehículos nuevos. De hecho, sigue superando una oferta muy condicionada aún por la escasez de componentes. Con todo, preciso Lawler, la compañía detecta también una señal preocupante. Su departamento financiero, Ford Credit, habría detectado un incremento en la morosidad.
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