El coche de Apple se ha cancelado. Un proyecto ambicioso, con 10.000 millones de dólares de inversión y una estrategia que no supo medir cómo iba a cambiar el mundo del coche eléctrico con la llegada de las marcas asiáticas como BYD. No veremos un coche de Apple, pero sí veremos (y cada vez más) coches con el software de Apple.
La compañía lleva años pisando el acelerador con CarPlay, una de sus aplicaciones es la clave para superar a su principal rival (Android Auto y Automotive) y los pactos con distintos fabricantes premium son prueba de que el software de Apple penetra cada vez más en el mercado.
Adiós al Apple Car. La muerte del Apple Car impacta directamente sobre la estrategia con CarPlay. Apple adapta el software primero a sus productos, luego al resto. Prueba de ello es la diferencia que hay entre la interfaz de CarPlay genérica, la que tenemos al conectar el móvil a un coche sin alianza con Apple, y la interfaz específicamente pensada para un coche de determinadas marcas, como más adelante veremos.
El coche de Apple, con un CarPlay dedicado, abría las puertas a que Apple mostrase cómo lucía su propio software en su propio coche. Un concepto que nunca terminaremos de ver. No son malas noticias, pese a ello. La muerte del Apple Car hará que Apple siga caminando por su actual senda: centrarse en el resto de vehículos.
A por Android Automotive. El rival directo de Apple CarPlay, técnicamente, es Android Auto. Ambos sistemas operativos se invocan conectando el teléfono al coche, de forma inalámbrica o por cable. Google quiso ir más allá y lanzó Android Automotive en colaboración con Polestar. Esto ya no era un sistema ejecutándose desde el móvil: era el propio coche corriendo el sistema operativo de Google.
Apple dejó claro en 2022 que querían que CarPlay dejase de ser el anterior concepto: su intención es la de convertirlo en parte del software del coche. Velocímetro, mapas integrados, información del vehículo... CarPlay quiere ser rival de Android Automotive, no de Android Auto, adaptándose así al número de pantallas y tamaño de las mismas del coche en el que se instale.
La inevitable cooperación con marcas. Este trabajo de adaptación tan profunda conlleva algo ineludible: Apple tiene que hablar con los fabricantes para crear este tipo de integraciones.
Pero Apple no hace alianzas con cualquiera. Empezando por el segmento premium, algunos de los últimos vehículos de BMW cuentan con una integración más profunda con CarPlay. A tal nivel llega, que Apple Maps se integra dentro del propio cockpit, dentro del tablero de instrumentos.
También se integra dentro del Head-Up Display y el funcionamiento está completamente adaptado al sistema iDrive de BMW. Un trabajo similar al de Google con el grupo Volvo y Polestar, para lograr una experiencia nativa.
Mapas de Apple está logrando lo imposible. El core de cualquier sistema operativo centrado en el coche es una app: la de mapas. Hace unos años, hablar de Apple Maps era hablar de una aplicación a evitar. Mala interfaz, imprecisa, sin detalles sobre señales, radares o eventos en directo (tráfico).
En pleno 2024, en nuestras pruebas, Apple Maps es mucho más preciso que Google Maps. Tanto a la hora de crear las rutas, como en lo relativo a los cálculos del tiempo necesario para recorrerlas. La interfaz también ha dado un vuelco con la integración 3D de ciudades, marcado de carriles, y funciones que Google Maps aún no tiene.
El gran reto: la tasa de adopción del iPhone en algunos países. El iPhone es el móvil más vendido del mundo, pero iOS no es el sistema operativo más utilizado en el mundo. Android tiene una cuota de mercado del 70% a nivel mundial, según Statcounter.
Apple tiene una gran oportunidad para lograr que CarPlay cale en vehículos de segmento premium (donde, previsiblemente, sus potenciales compradores apuesten por el iPhone), pero gran parte del terreno seguirá conquistado por Android Auto, Android Automotive, y aquellas soluciones compatibles con Android.
Imagen | BMW
Ver 5 comentarios