Pablo Escobar fue asesinado a tiros en una azotea en Medellín (Colombia) el 2 de diciembre de 1993. Con él, desaparecía también uno de los mayores carteles de la droga, el que él mismo construyó y que impulsó el consumo de cocaína en los EE.UU: el cártel de Medellín. Mientras, el de Cali, que había financiado a los grupos extralegales que ayudaron a cazar a Escobar, consigue ocupar el lugar dejado por Escobar.
Adiós Medellín, hola Cali
Los dos cofundadores del imperio heredado de Escobar fueron los hermanos Rodríguez Orejuela: Gilberto, conocido como el “Jugador de Ajedrez" por su brillantez, y Miguel, "El Señor" por su absurda gestión criminal.
En los años ochenta y principios de los noventa, los hermanos hicieron miles de millones de dólares construyendo el cártel, que acabó convirtiéndose en el principal proveedor mundial de cocaína. En el camino, destruyeron miles de vidas, revolucionaron la forma en que los criminales hicieron negocios y en 1994 convirtieron a Colombia en una pseudo-narco-democracia, "comprando" casi la presidencia con una donación ilegal de 6,2 millones de dólares a la campaña del candidato presidencial Ernesto Samper, que fue elegido.
Cambios organizativos y comunicativos
A partir de 1995, las organizaciones de la droga en Colombia evolucionarían y dejan de ser organizaciones jerárquicas y verticales para formarse federaciones y alianzas.
Las llamadas telefónicas ayudaron a capturar a Escobar. Por eso, muchos líderes de la droga dejaron de usar teléfono
Dejó de haber un líder claro y ningún grupo controlaba todos los eslabones del narcotráfico. Algunos comenzaron a especializarse en etapas particulares del proceso, como la producción o el transporte.
La comunicación entre todos estos integrantes de la cadena del narcotráfico y de los propios capos también se vio modificada de manera importante. No en vano,el seguimiento de las llamadas a Escobar facilitó su caída y pocos querían repetir el mismo final que El Patrón.
Pequeños grupos diseminados
Como se explica en “The Architecture of Drug Trafficking: Network Forms of Organisation in the Colombian Cocaine Trade”, los grupos de la coca empiezan a organizarse en núcleos muy pequeños, diseminados y especializados, en los que unos y otros no se conocen para evitar infiltraciones y dependencias.
Además, y con el fin de evitar ser interceptados por la policía, los capos suelen evitar hacer llamadas telefónicas y dan órdenes para que ésas sean transmitidas por los de abajo.
Pero en donde sí ponen mucho énfasis es en interceptar las comunicaciones de la policía para evitar ser detectados.
Más avanzados que los espías
Por eso, las autoridades de Colombia también se esfuerzan por hacer grandes demostraciones cuando algunos de los jefes más importantes de estos grupos de narcotraficantes cae. Es el caso del especialista en comunicaciones de Cartel de Cali, Gilberto Mora Mesa (conocido como Tocayo, al tener el mismo nombre que uno de los dos jefes), detenido el 12 de octubre en un centro comercial de Bogotá. En su presentación, la policía colombiana también muestra los sofisticados equipos de comunicaciones que empleaba.
Fuente: NY Daily News.
Las autoridades aseguraban que Mora estaba detrás de una red de espionaje tan sofisticada que utilizó dispositivos que incluso las agencias de inteligencia no tenían. Incluso había conseguido pinchar los teléfonos de altos funcionarios gubernamentales (de hecho, el jefe de la policía de Colombia, el general José Serrano, confesaba que creía que su teléfono de casa había sido escuchado).
Entre los dispositivos confiscados por la policía en el almacén de Mora estaban los que identifican el número de una llamada, detectan si un teléfono está siendo escuchado o seguido y bloquean un teléfono para evitar ser interceptado.
Además, Tocayo era responsable de las escuchas e, incluso, de hacer montajes de las grabaciones para hacer cruces de voces. Con la captura de Tocayo, la Policía le asestó un golpe contundente al aparato de inteligencia del cartel, pues las interceptaciones ilegales que realizaba les permitía a los narcos estar enterados de las diferentes acciones que a nivel gubernamental y policial ejecutaban las autoridades.
Los cárteles de la droga tenían interceptadas las llamadas del gobierno colombiano y de la Policía
Mora Mesa tenía incluso un croquis en donde estaba detallada toda la infraestructura de comunicaciones de la Empresa de Teléfonos de Bogotá (ETB), un listado con los números telefónicos de los ministros y de varios representantes y senadores.
Además, Mora tenía interceptado a todo el Gobierno, a la Policía y a toda Bogotá, según el coronel. Desde su local del centro comercial, Mora Mesa ofrecía a sus clientes interceptaciones telefónicas y venta de equipos importados para comunicaciones.
La policía responsable de su arresto halló, entre otros sofisticados aparatos, binas (que permiten saber, en cuestión de segundos, el número telefónico desde donde se está llamando;) actuadores, para interceptar las líneas; aparatos para saber si el teléfono está pinchado o no; y teléfonos portátiles que se pueden enchufar a cualquier teléfono y que, equipados con una tarjeta, evitan que se le intercepte.
¿Esa voz es realmente la tuya?
Hasta se constituyó en enero de 1994 una "brigada de búsquedas" de la policía de élite, que fue la responsable de llevar a cabo la primera de las más de 400 redadas destinadas a desmantelar los dispositivos de comunicaciones, transporte y seguridad de los diferentes cárteles.
Los sistemas de comunicaciones de algunos cárteles eran mejores que los de algunos servicios de inteligencia nacionales
En las incursiones en las oficinas de cárteles, la policía se apoderó de dispositivos avanzados de comunicación: radios que distorsionan las voces, escáneres para interceptar radios policiales, videófonos para la confirmación visual de las llamadas y dispositivos para codificar las transmisiones por módem.
El único problema de esta brigada especial de búsquedas fue que el cartel rápidamente pinchó sus teléfonos, haciendo que muchas incursiones fueran ineficaces.
Un mainframe al servicio de la coca
Cuando caen los dos hermanos fundadores del cartel de Cali, a mediados de los 90 se sitúa como líder José Santacruz Londono. Cuando fue detenido en su casa, se halló una completa red de ordenadores, en el que trabajaban, por turnos, entre cuatro y seis técnicos. La característica central de la instalación era un IBM AS400 (cuyo valor de la época era de 1,5 millones de dólares), un sistema mainframe empleado sobre todo por los bancos, conectado en red con media docena de terminales y monitores.
Al parecer, el cártel había reunido una base de datos que contenía los números de teléfono de oficinas y residenciales de diplomáticos y agentes estadounidenses radicados en Colombia, junto con todo el registro de llamadas de la compañía telefónica en Cali. El mainframe tenía incluso un software de minería de datos personalizado que lograba hacer referencias cruzadas del tráfico de la central telefónica de Cali con los números de teléfono del personal estadounidense y de los funcionarios colombianos de inteligencia y policía, de manera que se podían correlacionar números de teléfono, personalidades y ubicaciones.
Dispositivos para interceptar llamadas, para verificar la autoría del emisor, para distorsionar la voz, para mezclar voces....
Este hallazgo puso de relieve la complejidad tecnológica que reinaba en los cárteles. Y, desde entonces, no ha hecho más que incrementarse: los señores de la droga han desplegado avanzadas tecnologías de cifrado de comunicaciones que, afirman los funcionarios de aplicación de la ley, son casi inquebrantables.
Eran capaces de, usando la señal de radio de empresas legales del Valle de Cauca y de radioteléfonos Motorola de baja potencia, elaborar una red de telecomunicaciones que resultaba imperceptible para la policía.
Tecnología al servicio de la droga
En cierto sentido, los cárteles están utilizando las herramientas tecnológicas para mejorar su productividad y competitividad. Han invertido miles de millones de dólares para crear una infraestructura tecnológica que sería la envidia de cualquier compañía de Fortune 500 e incluso, como hemos visto, de los propios servicios de inteligencia.
Otro ejemplo: el cartel de Henao es un defensor de las innovaciones tecnológicas. Por ejemplo, para blanquear el dinero, usan un sitio web privado protegido por contraseña y recluta talento de TI de muchas fuentes, ofreciendo importantes sumas de dinero en efectivo.
Las comunicaciones de Henao se han vuelto tan avanzadas que nunca han sido interceptadas. La última visión clara dentro de las operaciones técnicas de la organización fue proporcionada en 1998, cuando un pequeño ejército de la policía colombiana arrestó al principal consultor de TI de Henao, Nelson Urrego. El sistema creado permitía enviar mensajes de texto a ordenadores portátiles en decenas de aviones y barcos para informar a sus pilotos sobre cuando era seguro llevar droga.
Según un funcionario de inteligencia que analizó la red de Urrego, estaba transmitiendo 1.000 mensajes al día, y ninguno de ellos fue interceptado, ni siquiera por aviones espías estadounidenses.
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