La quinta generación del Kia Sportage nos presenta un modelo más estético y que hace foco en la aplicación práctica de las tecnologías, ya hablemos de mecánicas homologadas para acceder a las ZBE o un centro multimedia que agiliza la conducción
Es posible que el Kia Sportage evidencie mejor que nadie la trayectoria que ha experimentado el segmento de los SUV. Y no solo porque desde hace tiempo aparezca en las listas de los modelos más vendidos de España. A una familiaridad obvia, fruto de la confianza continuada de los consumidores, se añade una progresión estética y tecnológica con pocos semejantes en el mercado.
Ya en su quinta generación, el Sportage representa el ascenso en las aspiraciones de una marca, Kia, que poco tiene que ver con la que conocimos cuando desembarcó en España allá por 1992. Pero también con la evolución hacia un modelo más refinado, considerablemente más estético y que hace foco en la aplicación práctica de las tecnologías, ya hablemos de mecánicas homologadas para acceder a las ZBE de cualquier rincón de España o centros multimedia que agilizan la conducción en lugar de provocar distracciones.
Estas son las claves que han seducido a miles de conductores europeos.
Diseño que proyecta movimiento
Uno de los cambios donde más se aprecia el salto generacional es, sin duda, en la cuestión estética. Si lo comparamos con el Sportage de 2016, el nuevo modelo hace un especial énfasis en la S de SUV, mostrando una figura mucho más atlética y dinámica, proyectando movimiento incluso cuando está aparcado. Para ello, sus diseñadores se han valido de una serie de recursos muy bien utilizados que parten de unos faros LED con forma de búmeran y continúan por los costados.
Allí encontramos una línea de cadera mucho más pronunciada que en el anterior Sportage, más utilitario en su concepto visual. Esta línea no solo recorre el arco trasero para conformar las líneas de los faros traseros, sino que es flanqueada arriba y abajo por acabados de aspecto cromado, con una tira que se extiende por toda la parte baja y continúa interrumpida por la rueda en el paragolpes. Algo parecido sucede con el cromado del pilar C, que discretamente da continuidad al alerón trasero.
En el caso del modelo GT-Line, además, se incorporan detalles más deportivos como llantas de 19 pulgadas y un techo pintado de color negro con el que se aligera la vista de perfil y de 3/4.
Hecho en Europa para europeos
Construido sobre la plataforma modular N3, el Kia Sportage comercializado en España es un producto europeo. Durante su desarrollo, Kia ha evitado caer en el viejo error de vender el mismo producto en todo el mundo como forma de ahorrar costes, creando un coche más ágil, más económico de conducir y más cómodo de aparcar. No hay que llevarse engaños si un vistazo superficial al Sportage comercializado en otros países nos hace pensar que nos encontramos frente al mismo coche.
Fabricado en Eslovaquia para toda la Unión Europea, el Kia Sportage europeo utiliza una versión más corta de la plataforma N3, redundando en un coche con una batalla 7,5 cm más corta y casi 15 cm más pequeño que el vendido en Estados Unidos. El resultado es un coche más capaz en las curvas, con un giro más cómodo en calles estrechas y más adecuado para las plazas de garaje locales, sin renunciar a un confort y una tecnología que han hecho que el Kia Sportage sea un éxito de ventas global.
El interior: un salto colosal en presencia y materiales
Pero si el salto estético en el exterior es grande, los cambios introducidos en el diseño del salpicadero y todo el habitáculo son enormes. El confort de a bordo es todo lo elevado que cabe esperar en un coche que para muchas familias ha sustituido al clásico monovolumen.
Además de presentar una estética totalmente nueva y en sintonía con el exterior, compartiendo un mismo lenguaje de diseño basado en líneas bien marcadas pero sin caer en el exceso de aristas o bordes excesivamente pronunciados, los materiales utilizados son de calidad, contribuyendo a mejorar el empaque del vehículo. Una auténtica necesidad si se considera que el Sportage ha mantenido una progresión que lo ha convertido casi en un vehículo de tipo aspiracional.
A las superficies blandas con bordes cosidos, se suman otras de negro piano usadas en su justa medida y perfiles de aspecto metálico. Los pasajeros de la segunda fila disfrutan de abundante espacio para las rodillas (hasta 996 mm), incluso a pesar de sus dimensiones casi compactas, con una longitud exterior de 4,52 metros, tienen a su disposición perchas integradas en los reposacabezas delanteros y opcionalmente hasta pueden gestionar la temperatura del climatizador de forma individual utilizando unos mandos situados en la salida de aire trasera.
Un tablero de instrumentos que busca mejorar la conducción (y no solo asombrar)
Esta mejora en el interior no es puramente estética. Todo buen diseñador sabe que la forma sigue a la función, y por ello Kia ha evitado los excesos con un Sportage cómodo de manejar. Que es otra forma de decir que también tiene una gestión más segura, puesto que muchos de sus elementos han de ser manipulados sobre la marcha.
Lo primero que llama la atención cuando uno se sienta al volante es su gran cuadro de instrumentos mixto formado por dos pantallas, una para la antigua cúpula y otra centrada en las funciones de entretenimiento, seguridad y multimedia. Se trata de un entorno donde prima la tecnología, pero sin caer en el vicio actual de poner una pantalla enorme en mitad del coche y dar por hecho el trabajo de diseño.
Así, el Kia Sportage no prescinde de los mandos giratorios para el climatizador o el volumen, y elementos como la calefacción de los asientos no se gestionan desde la propia banqueta, sino utilizando un botón dedicado en la consola central. Allí encontramos un cargador inalámbrico para móviles, evitando el uso de molestos cables, y un cambio de marchas automático de buenas dimensiones, evitando los actuales diseños deslizables "de dedo".
Esta facilidad de operación se extiende a otros aspectos como los mandos de los espejos retrovisores, que a diferencia de otros coches no se ocultan en la parte baja del salpicadero para facilitar su ajuste en marcha y un centro de entretenimiento con unos menús muy sencillos, evitando tener que saltar entre varias pantallas para acceder a las aplicaciones deseadas. Y todo ello brindando compatibilidad con Android Auto y Apple Carplay.
Maletero: más espacio del que podías imaginar
El buen aprovechamiento del espacio interior se extiende al maletero. Con una capacidad máxima de 591 litros (VDA), ofrece un generoso espacio en el que tranquilamente caben hasta cuatro maletas de gran tamaño, pudiendo aprovechar también el hueco situado bajo el piso para guardar pequeños bultos que no queramos dejar a la vista o sueltos con el resto de la carga.
Si es necesario, los asientos traseros se pueden abatir en una proporción 40:20:40 para brindar una capacidad de hasta 1.780 litros, ideal para transportar grandes cargas.
Si es necesario, las argollas distribuidas por el maletero permiten sujetar una red, mientras que una toma de 12 V hace posible conectar pequeños aparatos como una bomba para hinchar las ruedas de una bicicleta.
Una motorización para cada necesidad
La lista de motorizaciones es asimismo extraordinaria. Hay pocos SUV en su categoría que ofrezcan más opciones durante el proceso de configuración, abarcando desde los motores 1.6 TGDi y CRDi, gasolina y diésel con 160 CV y 115 CV, respectivamente, a las versiones PHEV (híbrido enchufable) con hasta 252 CV y etiqueta 0, pasando por el ahorrador híbrido ligero diésel 1.6 MHEV de 136 CV y las versiones híbridas no enchufables de 48 V, ambas con etiqueta Eco.
En total, hay más de una decena de motorizaciones correctamente escalonadas por potencia, consumo, posibilidad de acceso a zonas de bajas emisiones (ZBE) y tracción total. Puesto que aunque se trata de un vehículo de uso urbano, las variantes con dos ejes activos permiten abordar con mayor seguridad vías con firme irregular o encharcadas. Una amplísima variedad de mecánicas para adecuarse a las necesidades de cada hogar.
Un SUV urbano, sí, pero con altas capacidades
Es en la conducción donde se termina de revelar todo el potencial del Sportage. Un SUV que no por haber hecho de la estética y la comodidad dos de sus pilares, se olvida de ofrecer una experiencia al volante muy segura, independientemente de las condiciones. Así, las variantes con tracción a las cuatro ruedas circulan en condiciones de uso habitual usando únicamente el eje delantero, pero cuando es necesario activan el eje trasero para mejorar la adherencia del coche.
Totalmente inteligente, este sistema de tracción integral se activa automáticamente por debajo de los 60 km/h y bloquea el embrague para hacer un reparto de par dividido perfectamente al 50/50, evitando de esta forma deslizamientos peligrosos y superando los desniveles que pueden presentar caminos forestales algo accidentados. Los modos de circulación para nieve, barro y arena mejoran la tracción mediante el ajuste al vuelo de los asistentes electrónicos y la respuesta del motor.
Por último, podemos señalar la integración invisible de diversas tecnologías de ayuda a la conducción, desde el control electrónico de la suspensión o ECS, que ajusta continuamente los amortiguadores para evitar movimientos desagradables en la carrocería, a las tecnologías DRIVE WiSE ADAS, que asisten en cuestiones como el ajuste adaptativo de las luces en carretera para evitar deslumbramientos, el avisador por cambio de carril, el detector de ángulo muerto para aportar seguridad en los adelantamientos y el sistema de frenado de emergencia autónomo (AEBS).
Todas estas tecnologías, junto a muchas otras como la cámara de visión de 360º, son accesibles desde la pantalla central del coche, donde su funcionamiento es explicado de forma muy directa, sin necesidad de abordar áridos y extensos manuales en papel.
Y es que, con el nuevo Sportage, Kia se ha propuesto crear un coche que no solo brinda una experiencia de conducción extremadamente cómoda, sino que hace que el propio conductor se sienta seguro con su coche.
Fotos | Kia
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