Son cinco máquinas distintas, pero en realidad son la misma. Si uno se va a las especificaciones de todas ellas, comprobará como el Mac mini, el iPad Pro, el MacBook Air, el MacBook Pro de 13 pulgadas y el nuevo iMac comparten exactamente las mismas especificaciones de base: un chip M1, 8 (o 16) GB de RAM y 256 GB (que pueden llegar a los 2 TB )de SSD.
Esas cinco máquinas son el mismo ordenador, y lo único que cambia es el envoltorio y, en el caso del iPad Pro, el sistema operativo que lo gobierna. La segmentación que plantea Apple es singular, y ahora queda por ver hacia dónde va ese chip M1 que ha dejado definitivamente atrás a la alianza con Intel.
Aunque la mona se vista de seda, con el M1 se queda
El chip M1 que debutó en los Mac mini, los MacBook Air y los MacBook Pro de 13 pulgadas lo está conquistando todo, y ahora ha dado el salto a dos de los nuevos segmentos de mercado a los que Apple lleva años atacando.
La sorpresa no es tanto la de los nuevos y coloridos iMac de 24 pulgadas que parecía evidente que iban a adoptar estos chips, sino la de los iPad Pro, que convergen con los formatos tradicionales y ahora se suman a esa hoja de especificaciones común.
Si os fijáis, el chip M1 de Apple se une a opciones como los 8 GB de RAM y los 256 GB de SSD para la configuración base de (salvo en el iPad Pro, con versión de 128 GB de SSD, pero aquí indicamos la de 256 GB):
- Mac mini (799 euros)
- MacBook Air (1.129 euros)
- MacBook Pro de 13 pulgadas (1.449 euros)
- iMac de 24 pulgadas (1.449 euros)
- iPad Pro (989 euros)
Lo que tenemos aquí es el mismo ordenador con diferente envoltorio. Desde un "miniPC" a dos portátiles, un equipo de sobremesa en formato Todo-en-Uno y, por supuesto, la tableta.
Más allá de las quejas sobre las teóricas limitaciones de estos equipos (8 GB de RAM y sobre todo 256 GB de SSD parecen poca cosa para estos precios) y sus nulas opciones de expansión por parte del usuario (algo que es realmente terrible y que obliga a pagar precios escandalosos por las ampliaciones de fábrica en ambos apartados) la propuesta de Apple es desde luego llamativa.
Eso sí: no parece probable que vayamos a ver el M1 en un iPhone: las restricciones son importantes en temas como la batería y el chip A14, que es muy similar, se ajusta muy bien a esas restricciones. Y sin embargo, puede que no tengamos que descartar esa posibilidad, sobre todo a la vista del consumo y asombrosa eficiencia de un chip que si quiere puede transformarse y adaptarse a los iPhone sin aparentes problemas.
La versatilidad del chip M1 queda ahora fuera de toda duda, y casi no sorprende que acabe llegando a buena parte de la gama hardware de Apple. Lo interesante es vislumbrar nuevos formatos en los que el chip M1 puede tener sentido.
Ayer por ejemplo vimos como el Apple TV 4K daba el salto a los procesadores A12 Bionic (que debutaron en los iPhone Xs y Xs Max de 2018) y quizás alguno se quedó con las ganas de ver cómo los de Cupertino metían también aquí el M1. No lo hicieron ayer, pero no parece descabellado pensar que lo harán en un futuro.
Lo mismo ocurre con otros formatos que el eficiente M1 promete, y que podrían dar lugar quizás a nuevos productos hardware: algunos de ellos, como comenté en mi otro rincón de internet, son quizás una consola (ahora que Stadia, xCloud o Luna comienzan a funcionar en Safari o Chrome), pero también un dongle HDMI al estilo de los Chromecast con Google TV.
Por supuesto ese chip M1 también da pie a pensar en una edición específica de este desarrollo para esas futuras gafas de realidad virtual y aumentada que sabemos que Apple está desarrollando y que esperamos ver en su primera iteración en 2022.
La unificación del hardware ya es casi total: ¿qué pasa con la unificación de macOS y iOS/iPadOS?
La gran diferencia en este último caso está en su enfoque y su pantalla táctil, que hace que el sistema operativo sea, cómo no, iPad OS. En el resto de equipos citados encontramos esa nueva versión de macOS Big Sur que destaca especialmente por el soporte nativo de aplicaciones iOS, y eso genera una nueva pregunta.
¿Convergerán iOS y iPadOS con macOS? Esa fusión se lleva produciendo años en la práctica. La iosificación de macOS y la macosificación de iOS y iPadOS es evidente en diversos apartados (como el soporte de ratón), y parece como si el último peldaño fuera el de lograr que macOS tuviese soporte táctil.
No parece una idea descabellada y eso unificaría definitivamente todos esos formatos, pero parece que de momento Apple prefiere seguir separando los dispositivos de su catálogo que podemos tocar y aquellos que tenemos que controlar con teclado y ratón.
Lo cierto es que esa convergencia de hardware y software parece probable y daría lugar a planteamientos como los que ya aprovechan algunos fabricantes de móviles basados en Android y que convierten tu móvil en un PC.
Samsung DeX, Huawei y su modo escritorio o Motorola con su nuevo 'Ready For' permiten convertir el móvil en un PC de sobremesa, y aquí no parece difícil imaginar que un iPhone pudiera hacer lo mismo y conectado a un monitor, teclado y ratón diese la opción de trabajar con él de forma realmente potente.
Y esto, señores, es solo el principio
Apple sabe muy bien cómo racionar sus recursos. No es una empresa precisamente famosa por dar saltos enormes entre generación y generación de dispositivo, y sus mejoras iterativas suelen estar muy medidas (por no llamarlas rácanas).
Lo cierto es que la empresa exprime sus soluciones hasta el extremo y lo ha demostrado con un M1 que ahora parece ser suficiente para nada menos que cinco formatos distintos de máquina muy distintos que antes planteaban especificaciones hardware muy distintas.
Eso crea ciertas dudas: uno esperaría (bastante) menos potencia del MacBook Air que del MacBook Pro o desde luego que el iMac, pero al final todos serán más o menos equivalentes en prestaciones. Los nuevos iMac de 24 pulgadas precisamente eran candidatos perfectos para una versión más potente del M1, pero de momento nos tendremos que conformar con estos modelos.
Aquí hay una reflexión clara que ya hicimos en el pasado: el chip M1 es el primero de toda esa nueva estirpe llamada Apple Silicon. No solo eso: es probablemente también el peor y más lento de los chips que Apple lanzará en esta nueva etapa, y teniendo en cuenta lo que logran en la actualidad, eso hace pensar en las posibilidades de un chip que tiene muchísimo margen para crecer en prestaciones.
Se habla desde hace semanas de sus inmediatos sucesores, un hipotético M1X/M1S y un M2 que llegarían con hasta 16 núcleos de alto rendimiento (por los cuatro actuales) e incluso 32 núcleos de alto rendimiento más adelante. La GPU también ganaría muchos enteros en ese futuro, y pasaría de los 8 núcleos actuales a los 64 o incluso 128 núcleos futuros.
Es probable que tardemos en ver estos chips: antes parece probable que Apple saque al mercado esos teóricos M2 con 16 núcleos de alto rendimiento para sus MacBook Pro, iPad Pro o incluso sus futuros Mac Pro: será entonces cuando probablemente veamos esa diferenciación entre dos (o más) gamas de soluciones de la familia Apple Silicon destinadas a distintos tipos de usuario (y a distintos presupuestos).
Esto, insistimos, es solo el principio.
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