Es una imagen habitual en multitud de supermercados: de vez en cuando, la persona que ocupa la caja llena de billetes un blister, lo introduce en un tubo que llega hasta el techo, pulsa un botón, y adiós dinero. ¿Cuál es el proceso completo que esconde esta acción?
El sistema de tubo neumático ha ido aumentando sus usos en sus 200 años de historia
Se trata de uno de los usos principales -que no único- del transporte neumático, un sistema que instalan empresas especializadas como Sicoin, Durafix o Iberflux. Precisamente uno de los trabajadores de Sicoin, Pedro Vaclav, nos explica que aunque para el ciudadano medio el uso más conocido es el de los supermercados, en la industria tiene multitud de aplicaciones y prácticamente cualquier edificio o planta puede usarlo.
En ese caso principal, el de los supermercados, el sistema es unidireccional. Los tubos tienen varias terminaciones que succionan en una dirección: no hay forma de que desde el otro extremo se haga llegar nada hasta las cajas. Esos tubos conectan directamente con una caja fuerte en la que se van almacenando los cartuchos de dinero.
El uso de transporte neumático en estos establecimientos se debe, sobre todo, a motivos de seguridad, pero también de optimización.
No hay forma de hacer que el dinero de la caja fuerte llegue de nuevo a la zona de las cajas registradoras a través del tubo.
Disuade a posibles ladrones, ya que las cajas no acumulan demasiado dinero.
Los trabajadores ya no tienen que llevar el dinero de forma manual paseando por el supermercado.
Se elimina la necesidad de que la persona responsable de las cajas esté al tanto de las recogidas de efectivo.
¿Cómo es la tecnología que hace posible este mecanismo? El sistema lo componen un soplante con aspecto de turbina que genera el aire comprimido que impulsa los cartuchos a través de los tubos. Es un motor trifásico de bajo consumo. El tubo continúa hasta un desvío que ramifica la instalación. Las estaciones finales son, en un extremo, el tubo con un orificio y el botón que lo pone en marcha; en el otro extremo, un orificio sellado que deja los cartuchos en la caja fuerte.
Un sistema bicentenario
El origen del transporte neumático está en Reino Unido, a principios del siglo XIX. Irlanda, Inglaterra y Escocia fueron sus primeros impulsores, aunque Alemania y su obsesión por la eficiencia y la automatización le acabaron colocando como líder en su implementación.
En esa primera época y hasta las dos guerras mundiales se usaba para enviar documentación. Como nos cuenta Pedro, que lleva toda su vida laboral dedicado a este sistema, en ciudades como París, Praga o Berlín existían entramados de tubos neumáticos en el subsuelo pensados para el intercambio de documentación entre edificios gubernamentales.
En el caso de Praga, esta red fue especialmente extensa e incluso se llegó a usar de forma generalizada para el envío de correo postal. Las tuberías pasaban incluso por debajo del río Moldava que vertebra la ciudad de las cien cúpulas. También se experimentó a nivel similar en ciudades como Milán, Berlín, Nueva York y Londres.
En el caso de Praga, las inundaciones del año 2000 acabaron inutilizando el sistema, cuya infraestructura queda hoy en día a nivel parcial con efectos meramente museísticos. En el resto de grandes ciudades europeas, los sistemas se abandonaron tras la II Guerra Mundial. Nueva York tardó mucho más en desecharlo: solo con la digitalización se dejó de usar este transporte, del que hoy quedan algunas reminiscencias visibles en la ciudad.
El transporte neumático, de hecho, fue el precursor del metro de Nueva York. En la década de 1870 se hicieron pruebas para el transporte de personas con este sistema a través de tuberías subterráneas. No resultó viable tecnológicamente y acabó derivando en el transporte a través de un túnel subterráneo, ya no mediante aire comprimido sino con un motor eléctrico, catenarias y raíles.
Hoy, más allá del supermercado
Los usos actuales del transporte neumático se concentran en la industria, los hospitales y los supermercados. En las naves suelen utilizarse para el envío de muestras de producción y albaranes en los casos en que la digitalización todavía no ha avanzado demasiado. En hospitales, para el envío rápido de muestras de sangre, sobre todo cuando los departamentos de urgencias y de análisis no están físicamente pegados. Y en supermercados, para el comentado envío de dinero en efectivo, aunque como reconoce Vaclav, "va a menos, ya que la gente está pagando cada vez más con tarjeta".
Los usos principales en este siglo: supermercados, naves industriales y hospitales
El mayor beneficio que aporta la instalación de estos tubos es el ahorro de mano de obra, que puede destinarse a otras actividades no reemplazables por una máquina. Según Sicoin, el tiempo de amortización de la instalación está entre uno y tres años, según el destino y el tipo de instalación.
Remata con otro apunte: "en las farmacias también son útiles, tanto para el almacenamiento del dinero de la caja como para dispensar medicamentos gracias a un robot". No obstante, su presencia en España es algo más discreta que en otros países de la Europa continental, como Austria o Alemania, ya que las farmacias españolas suelen ser pequeñas, consecuencia de nuestra legislación en materia farmacéutica.
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