Ocurre: instalas una cámara de vigilancia en uno de los extremos de una habitación y con ella tiene que ir siempre un cable. Al menos uno, cuando no son varios los que tienes que colocar cuidadosamente hasta ella. ¿Y si las cámaras de vigilancia no tuviesen ningún cable? ¿Y si ni siquiera necesitasen corriente? No, no hablo de baterías recargables, si no de que sean completamente autosuficientes.
GeckoEye nace precisamente buscando ser completamente autónoma. Una cámara de vigilancia con un panel solar en su parte trasera, y que utiliza para recargar la batería interna para mantener su funcionamiento durante 240 horas. Tampoco hay un cable en el que se envíe el vídeo, ya que por supuesto la transferencia es inalámbrica. La idea del conjunto es librarnos de los malditos cables, sea cual sea su función.
¿Y cómo se realiza, entonces, esa transferencia de información? GeckoEye tiene una 'base', denominada Station a la que se conecta por WiFi y que, a su vez, permite gestionar y visualizar el contenido mediante apps móviles de forma sencilla, almacenándolo internamente en sus 128 GB de memoria. La cámara tampoco es un elemento simple, ya que dispone de micrófono, sensor de movimiento, GPS y la resolución capturada es 'HD'. Las aplicaciones son de lo más dispar, aunque sus creadores insisten en que puede usarse para vigilancia del hogar, de niños, garajes, monitor de mascotas o incluso como cámara de coche.
Éste es otro de esos inventos que están en proceso de crowdfunding, en este caso en Indiegogo donde apenas acaban de empezar a recaudar fondos. Los precios de GeckoEye no son excesivos para el dispositivo que es, ya que puede 'reservarse' por 189 dólares el modelo básico (de plástico negro; 229 dólares el de aluminio) o 339 dólares el pack de tres unidades (el número máximo de cámaras que pueden conectarse a la Station; 409 dólares si son de aluminio).
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