Cuando a finales del siglo XIX se embarcó en la fragata Blanca, un vetusto buque de la Armada, con casco de madera y que se propulsaba con una máquina de vapor y sus propias velas, el naturalista zaragozano Odón de Buen y Cos quizás intuyese un par de cosas. Que la expedición náutica por aguas de Europa y el norte de África se prometía fascinante. Que sería dura. Y que podría influir de forma decisiva en su carrera científica, inclinándole, como al final ocurrió, por el estudio de los océanos. Lo que difícilmente podía imaginarse Odón de Buen es que décadas después, ya bien entrado el XXI, su nombre bautizaría un flamante buque oceanográfico.
Y no cualquier navío. El Odón de Buen será uno de los navíos más importantes de la investigación patria, "el buque insignia de la flota científica española", en palabras del propio Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC).
Sus dimensiones y equipamiento le permitirán superar incluso al buque de investigación oceanográfica (BIO) Hespérides, el legendario navío construido a comienzos de los años 90 en Cartagena y que se usa tanto para investigaciones como para dar servicio a las bases de la Antártida, como la Juan Carlos I.
Asomarse a las profundidades
De momento el buque es solo un proyecto. Uno, eso sí, que va tomando forma en las instalaciones del astillero Armón, en Vigo, y acaba de lograr un hito clave. Hace solo unos días se botó su casco, de 84 m, para que los técnicos puedan seguir avanzando en su construcción. Si todo marcha según lo previsto, el nuevo navío estará listo en 2024, fecha que ha confirmado esta misma semana el CSIC.
Hasta entonces podemos disfrutar ya de las primeras imágenes del casco, las infografías que muestran cómo será una vez finalizado y su ficha técnica.
El Odón de Buen medirá 84,3 metros de eslora por 17,8 de manga, tendrá capacidad para 58 pasajeros, una autonomía de 50 días de navegación y podrá desplazarse a entre 200 y 300 millas náuticas. El Mundo precisa que tendrá un desplazamiento de casi 4.200 toneladas y dispondrá de propulsión diésel-eléctrica, una planta generadora que abastecerá todos sus sistemas y dos tanques de GNL.
"Podrá operar en todos los océanos, incluidas las regiones polares, y tendrá capacidad para albergar a 58 pasajeros, de los que 39 serán científicos y el resto tripulantes. Además, está dotado de tecnología de vanguardia", abunda el CSIC.
No son los únicos detalles que han trascendido de su ficha.
El Odón de Buen tiene una clara vocación oceanográfica. Y como tal sus responsables lo han diseñado con un robusto músculo científico. "Su equipamiento destaca por situarse a la vanguardia tecnológica mediante ecosondas, tanto para el estudio del fondo marino como el de pesquerías; vehículos no tripulados, operados remotamente o autónomos; sistemas de muestreo, dragas y 500 metros cuadrados de laboratorio", comentaban hace un año desde el CSIC.
A ese potencial se añade su enorme capacidad de almacenamiento para el transporte de contenedores en cubierta, una característica valiosa durante las misiones de apoyo logístico a las bases antárticas. Pensando en sus investigaciones, el buque ha sido diseñado también para ser especialmente silencioso, "un aspecto fundamental", explica el CISC, tanto a la hora de realizar observaciones del océano sin alterar sus organismos como en el trabajo con las ecosondas científicas.
Una de sus peculiaridades más sorprendentes es que permitirá a los científicos asomarse al fondo marino, a 6.000 m de profundidad. A modo de referencia, los restos del Titanic descansan a una distancia considerablemente inferior: a 3.800 m, en el fondo del Atlántico. "Será el más avanzado de la flota española, al permitir el estudio de ecosistemas, hábitat y fondos marinos en todos los océanos y en profundidades superiores a los 6.000 metros", reivindican desde el CSIC.
Para sumergirse hasta esas profundidades abisales, el Odón incluirá un vehículo autónomo subacuático. El modelo, precisa El Mundo, será un Konhsberg HUGIN 6000 de 6,5 m de eslora provisto de sónares, cámara y láser de perfilado.
"El Odón permitirá estudiar los ecosistemas, hábitats y fondos marinos en todos los océanos del mundo, incluidas las zonas polares, y en profundidades superiores a los 6.000 metros", destacaba el año pasado el CSIC. Para darle forma el proyecta cuenta con una inversión de unos 85 millones de euros, buena parte aportados desde Bruselas mediante el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, FEDER.
Todo un titán de la oceanografía.
Con el nombre de uno de sus grandes referentes.
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