A los seres humanos nos encantan los desafíos. Y si estos están relacionados a proyectos arquitectónicos, aún más. Muchas veces, imaginamos rascacielos tan ambiciosos que son casi imposibles de construir, como el X-Seed 4000. Aunque, por lo general, solemos tener éxito en nuestra tarea de materializar megaestructuras. Por ejemplo, la fábrica de aviones de Boeing en Washington, Estados Unidos, es actualmente el edificio más grande del mundo.
Otro gran ejemplo de nuestra ambición, y el que desarrollaremos en este artículo, es el Burj Khalifa. No solo es el edificio más alto del mundo, que eso es realmente espectacular, sino que es una auténtica obra de ingeniería. Como decimos, nos encantan los desafíos, así que decidimos construir esta mole de hormigón, vidrio y acero en uno de los lugares menos propicios del planeta. En Dubái, una ciudad desértica cubierta de una inestable alfombra de arena.
Una ciudad vertical en el corazón del centro financiero de Dubái
El Burj Khalifa es una de las más recientes manifestaciones de lo que Emiratos Árabes Unidos quiere reflejar. El país, que durante mucho tiempo ha dependido de su importante papel en la industria del petróleo, ha empezado a diversificar su economía. Parte de su plan, como recoge Statista, es convertirse en uno de los destinos turísticos más codiciados. Y, ciertamente, el hecho de decir que se ha visitado el “edificio más alto del mundo” es un atractivo innegable.
Puede que te preguntes de cuántos metros estamos hablando al hacer semejante afirmación. De acuerdo a The Skyscraper Center, el Burj Khalifa tiene 828 metros (829,8 metros si contamos su antena) y 162 pisos. Tras su inauguración, en enero de 2010, recoge CNN, superó al famoso Taipei 101. Este edifico, situado en Taipei, Taiwán, tenía 106 pisos en una altura de 509 metros, por lo que perdió el título del edificio más alto del mundo a manos del colosal proyecto de los emiratíes.
En su interior, entre otras cosas, el edificio tiene una plataforma de observación abierta al público, un mirador, varios hoteles, uno de ellos diseñado y amueblado por el diseñador italiano Giorgio Armani, varios restaurantes, piscinas, bibliotecas y gimnasio. Además, es el hogar de algunas compañías que tienen sus oficinas. Incluso, hay varios espacios residenciales que son el hogar de muchas personas. Veamos algunos de los secretos de esta sorprendente estructura.
El Burj Khalifa, sus secretos de construcción
Como podemos ver, se trata de una auténtica ciudad vertical. Más allá de toda su belleza, el Burj Khalifa se mantiene en pie gracias a un innovador sistema de construcción. Para desarrollarlo, los propietarios del proyecto, Emaar Properties, contrataron a algunos de los profesionales más renombrados del sector. Según Encyclopædia Britannica, el diseño estuvo a cargo del estudio estadounidense Skidmore, Owings & Merrill, con sede en Chicago. Adrian Smith y William F. Baker se desempeñaron como arquitecto e ingeniero estructural respectivamente.
El equipo de Baker analizó el suelo del lugar en que se construiría el Burj Khalifa y se encontró con que los cimientos debían asentarse sobre roca sedimentaria, que no es comparable en estabilidad de otras rocas. Cometer un error en la construcción de los cimientos podría significar que el edificio comenzara a hundirse en el futuro, poniendo el peligro todo el proyecto, la inversión y la reputación de todos los actores involucrados en el mismo.
Así, según recoge ‘Diseño de cimientos para Burj Dubai: el edificio más alto del mundo’, al equipo se le ocurrió construir una gigantesca base de hormigón conocida como “fundación de balsa” de 3,66 metros con una profundidad de 7,3 metros y una superficie de 7.432 metros cuadrados. Todo el peso del Burj Khalifa está repartido equilibradamente en la base, que a su vez está sostenida por 194 pilotes de hormigón que se sumergen a casi 50 metros de profundidad a lo largo del terreno arenoso.
Una vez superado el principal obstáculo, los responsables del proyecto se pusieron a trabajar en la estructura de 828 metros. En esta fase también apareció un nuevo desafío. ¿Cómo construir el edificio lo suficientemente seguro y lo suficientemente rápido? Para ello implementaron un sistema conocido como encofrado trepante, que permitía construir todo un piso en aproximadamente tres días. Con el sistema de encofrado tradicional habrían demorado una semana por piso.
Los ingenieros también debieron utilizaron una innovadora solución para evitar que el Burj Khalifa sea afectado por la fuerza del viento. Por lo general, los edificios grandes tienen un sistema conocido como amortiguador de masa, que consiste en un contrapeso suspendido en la parte superior que actúa con los movimientos y evita que la estructura se balancee peligrosamente. Esta solución, sin embargo, requiere de varios pisos, un sacrificio que en Dubái no estaban dispuestos a hacer.
En lugar de utilizar un amortiguador de masa, los ingenieros encontraron una forma más efectiva de contrarrestar las fuerzas del viento: el propio diseño del edificio. Los rascacielos suelen tener enormes caras planas que resisten en embate del viento, pero el Burj Khalifa es diferente. En una entrevista con Gulf News, Baker explica que el edificio no tiene una cara plana que recorre toda su altura, sino que se trata de diferentes módulos de diseño circular que, literalmente, manipulan la fuerza del viento.
Uno de los últimos secretos de esta enorme estructura es su sistema de climatización. En verano, las temperaturas en Dubái pueden alcanzar o superar los 40 grados centígrados, por lo que mantener al edificio en condiciones habitables no es una tarea fácil. En este punto se implementaron dos soluciones. Por un lado, se utilizaron paneles dobles de vidrio inteligente. Estos hacen resplandecer la luz en sol en lugar de dejarla pasar y ayudan a controlar la temperatura interior.
Por otro lado, el Burj Khalifa cuenta con su propia planta de refrigeración externa. Conocida como Emaar District Cooling Plant -3, está situada a aproximadamente un kilómetro del edificio. Según explica Time Out Dubái, la misión de esta es suministrar agua fría para el sistema de aire acondicionado del edificio a través de varios kilómetros tuberías subterráneas. El sistema además extrae aire de los pisos superiores donde el aire es más fresco y limpio para mantener la temperatura del edificio dentro de los parámetros normales.
Como hemos visto a lo largo del artículo, el Burj Khalifa se ha convertido en realidad gracias a la combinación de sorprendentes innovaciones. Los responsables del proyecto, de no haber tenido la pericia necesaria, no habrían conseguido construir semejante estructura. Para los amantes de este tipo de proyectos, hay buenas noticias. En la actualidad hay proyectos mucho más ambiciosos. Uno de ellos es el de la Jeddah Tower, un rascacielos de 1 kilómetro de altura que empezó a construirse en 2013 en Yeda, Arabia Saudí, y que podría estar listo en 2026.
Imágenes: Emaar Properties | Donaldytong | Transgulfem
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