Que levante la mano quien no tenga un mueble, accesorio u objeto cualquiera que lleve el sello de Ikea. O al menos que no haya visitado a alguien donde la lámpara es igual que la que sale en un anuncio de la firma de decoración sueca. Exacto.
Pues si cuando leías con afán su catálogo, algo así como la biblia del hogar moderno, pensabas que ese mueble iba a quedar igual de bien en tu salón que en el que salía en la hoja 34, te habrás llevado un pequeño chasco. Ese entorno tan ideal que nos dibuja Ikea en sus catálogos no es real. Está generado por ordenador.
No es que no pueda quedar bien siendo real, es que es más cómodo
Desde que en en 2006 recurrieron a la generación por ordenador de una silla, la parte artificial de su catálogo no ha parado de crecer. En 2010 ya fue una habitación entera, y hoy en día, los objetos y estancias de su catálogo está creado por ordenador en un 75%, con una base de modelos de hasta 25.000 objetos.
Pero la razón no es engañarnos sino facilitar su trabajo. Montar, desmontar, adornar ... todo eso requiere más trabajo que el que se necesita para crearlo todo por ordenador. Además, permite incluir productos todavía en producción y algo más interesante: adecuar las estancias, por ejemplo las cocinas, a cada gusto de determinados países sin demasiadas complicaciones. En cuanto a los objetos a la venta, solo el 35% no son reales.
Tener una base creada en 3D permite modificar una cocina a los gustos de cada país sin una gran inversión de tiempo ni material
Para que el paso del mundo fotográfico al del 3D no fuera un problema, Ikea entrenó a sus fotógrafos en creación 3D y a los diseñadores les aportó esencia fotográfica. ¿Mirarás ahora el catálogo de Ikea de otra manera?
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