Son habituales las campañas que inciden en el mal uso de los smartphones por parte de conductores al volante, pero poco a poco empieza a vislumbrarse la utilización de otro dispositivo que apunta a ser cada vez más frecuente: los smartwatches, compañeros de fatigas de los teléfonos pero que también pueden causar importantes males a sus usuarios.
Tras el lanzamiento del Apple Watch la pasada semana, las entidades gubernamentales de Reino Unido han empezado a mostrar sus primeras cartas: tratarán el uso del smartwatch al volante como si de un smartphone se tratase, sin miramientos. Las penas en Reino Unido llegan hasta los dos años de carcel en caso de darse un accidente con víctimas, o multas de 100 libras y la retirada de tres puntos del carné si las policía te pilla in fraganti.
En España los organismos competentes no se han pronunciado, pero no cabe duda de que lo terminarán haciendo a medida que los smartwatches vayan ganando usuarios. Como referencia, las multas por hablar por el teléfono móvil mientras estamos al volante suponen una infracción grave, multada con 200 euros y 3 puntos del carné; en caso de producirse un accidente con otro tipo de daños (materiales o personales) las repercusiones son, lógicamente, de mayor envergadura.
Nadie duda de que utilizar un teléfono móvil al volante es nefasto para la calidad de la conducción, provocando importantes despistes que pueden dar lugar a graves accidentes. Con los smartwatches ocurre algo similar, aunque tendrán que ser las autoridades competentes en cada país las que confirmen las sanciones administrativas. La inglesa ya ha dado el primer paso, y seguro que otras no tardan mucho en mencionar sus planes.
Vía | The Telegraph
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