Satya Nadella asumió muy rápido su papel de consegliere de Microsoft. Su antecesor, Steve Ballmer, fue protagonista por fracasar tanto en la guerra de los buscadores como (sobre todo) en la de los móviles. El Sr. Nadella se propuso enderezar la marcha enseguida, y pronto comenzó a soltar lastre por un lado, y a cambiar de enfoque por otro.
Su estrategia resultó. Su empresa se centraba en el móvil —aunque de forma indirecta— y sobre todo en la nube, donde Azure ha logrado convertirse en protagonista absoluto de ese panorama. No le ha temblado el pulso a la hora de tomar decisiones, pero tampoco a la de adquirir empresas o invertir en nuevas infraestructuras.
Las inversiones en centros de datos y en alianzas estratégicas tienen un claro objetivo: ganar la batalla de la IA
Las cifras son mareantes. Desde su llegada Microsoft ha invertido 170.000 millones de euros en adquirir empresas (Activision Blizzard por 68.700 millones de dólares, LinkedIn por 26.200, GitHub por 7.500, por ejemplo), pero además en los últimos meses está perfilando la que es su gran apuesta de futuro. Hay invertido más de 30.000 millones de dólares en futuros centros de datos, a los que se suman los 10.000 que invirtió en OpenAI. En estos dos últimos casos, con un objetivo:
Ganar la batalla de la inteligencia artificial.
Por el momento, eso sí, necesita ayuda para lograrlo. A pesar de que la empresa lleva años trabajando en este campo, el auge de los modelos de IA generativa cogió a Microsoft —como al resto de grandes— con el pie cambiado. Satya Nadella se propuso resolverlo antes que nadie, y pronto comenzó a impulsar la adopción de la tecnología de OpenAI en todos los productos de Microsoft.
Así es como hemos llegado hasta aquí: los copilotos de Microsoft nos inundan, y esa estrategia se ha consolidado en la reciente conferencia Build 2024 con la presentación de los prometedores PC Copilot+. La inteligencia artificial es el gran argumento de Microsoft para seguir liderando la batalla tecnológica los próximos años, y Open AI es el candidato perfecto para lograrlo.
Al menos, por ahora.
Como explican en The Wall Street Journal, diversos movimientos parecen dejar claro que la visión de Microsoft es la de deshacerse de OpenAI en algún momento del futuro. La empresa está aprovechando el tirón de ChatGPT, pero al mismo tiempo está dando pequeños pero importantes pasos para acabar lanzando LLMs propios que logren competir con los que ahora marcan la referencia (GPT-4, Claude 3 Opus, Llama 3).
Ese camino ya ha empezado con Phi-3, un modelo que es capaz de correr en dispositivos móviles, y que por supuesto tiene una nutrida competencia. Google tiene Gemini Nano, Anthropic tiene Claude 3 Haiku y Apple tiene su propio modelo, sin nombre especificado, que es el que ha debutado en Apple Intelligence en sus iPhone 15 Pro/Max (entre otros dispositivos).
Pero es evidente que en Microsoft no se van a conformar con eso. Hace unos meses fichó a Mustafa Suleyman, que fue uno de los fundadores de DeepMind y que salió de Google —con cierta polémica— para cofundar Inflection AI, creadora del chatbot Pi. A pesar de levantar 1.300 millones de dólares la empresa no acababa de cuajar, así que la oferta de Microsoft —"vente a liderar nuestra apuesta por la IA"— llegó en el momento justo.
Suleyman se ha convertido desde hace pocos meses en el máximo responsable de los esfuerzos de Microsoft por crear sus propios modelos de inteligencia artificial. Su trabajo va tomando forma, parece, y con él Microsoft ya tiene un primer competidor propio de GPT-4 llamado MAI-1 (MicrosoftAI). El modelo es enorme (500B, 500.000 millones de parámetros), pero curiosamente no se habló de él en la conferencia Build, que se centró en los PC Copilot+.
La libertad de maniobra que le han dado a Suleyman es insólita: su equipo no se comunica con Microsoft Teams, el producto de la casa, sino con Slack. Ahí es nada. La división de IA es la niña mimada de los de Redmond, y mientras el hardware parece perder peso.
Panos Panay su máximo responsable, abandonó el barco en septiembre de 2023. Según WSJ ha habido recortes en los presupuestos que manejan esa división y también la que trabajaba en las HoloLens, que de hecho canceló las HoloLens 3 en febrero de 2022.
De momento, eso sí, todo son incógnitas con esos esfuerzos para lograr competir con OpenAI y el resto de alternativas. La capacidad de MAI-1 es por el momento incierta, pero parece claro que en Microsoft quieren seguir los pasos de Apple. La firma de Cupertino tiene un acuerdo con OpenAI, sí, pero es casi testimonial porque solo utilizan ChatGPT como último recurso.
Redmond parece querer también ir a ese futuro. Por ahora la alianza con OpenAI es buena para todos: permite a Microsoft que sus clientes accedan a uno de los mejores modelos de IA del mercado de forma sencilla. La pregunta, por supuesto, es cuánto durará el amor de Microsoft por OpenAI.
Si todo va tan rápido como el resto de avances de IA, puede que no mucho.
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