Mark Zuckerberg está cansado de pedir perdón. No solo ha cambiado de imagen para adoptar camisetas con singulares mensajes en latín: parece también haber cambiado de mentalidad para asumir una postura más agresiva. Y es probable que el hecho de que Donald Trump sea muy pronto el nuevo presidente de EEUU tenga mucho que ver.
Hay que llevarse bien con él, no vaya a ser qué. Si hay que hacer una donación de un millón de dólares, se hace —hasta Tim Cook se ha rascado el bolsillo—, pero es que Zuckerberg ha hecho movimientos en la cúpula de Meta para suavizar una relación que nunca ha sido ideal.
Así, ha elegido a Joel Kaplan —republicano de pro, fue miembro del equipo de George W. Bush— para sustituir a Nick Clegg (demócrata) como responsable del equipo de políticas globales. Kaplan ha abogado constantemente contra las restricciones respecto a los discursos políticos. El otro gran movimiento de sillas ha afectado a Dana White, que se une al consejo de administración de Meta. Igual no tanto por ser el CEO de UFC (muy del gusto de Zuckerberg), sino por ser muy amigo de Donald Trump.
Pero a todas desas decisiones se les une una especialmente llamativa: la de cómo moderará Meta a partir de ahora sus redes sociales. La intención de Zuckerberg es desmantelar por completo el sistema actual, basado desde 2019 en un equipo externo de verificaciones, y sustituirlo de forma casi completa por una "moderación colectiva" basada en el sistema de notas de la comunidad que lleva meses funcionando en X.
Hasta ahora esas agencias de verificación externas —en España los verificadores eran Newtral, Maldita.es o EFE— perderán aparentemente mucho peso en favor de esas notas de la comunidad. Hasta ahora ellas se encargaban de analizar las publicaciones virales para contrastarlas y validar si lo que afirmaban era o no verídico, además de detectar deepfakes y desinformación.
A Donald Trump jamás le gustaron esas técnicas de moderación, y que su vuelta a la Casa Blanca coincida con este cambio de políticas en Meta no es casual. La influencia de Trump en el futuro a corto y medio plazo —o lo que es lo mismo, su legislatura— será notable para las tecnológicas —y el resto de empresas—, y Zuckerberg lo sabe bien.
Eso no quiere decir que la moderación colectiva con las notas de la comunidad sea algo malo. El sistema actual de moderación es imperfecto y limitado, además de propenso a errores. Threads, por ejemplo, baneaba a cualquiera que mencionara a Hitler incluso cuando la publicación era para criticarlo. Teóricamente las notas de la comunidad son una herramienta muy útil para baneos mucho más coherentes y razonables, sirviendo de apoyo a esos equipos de verificación que previsiblemente seguirán teniendo cierta presencia en Meta.
De hecho, esas notas de la comunidad se aplicarán en Estados Unidos, pero no se sabe nada de si lo harán en la Unión Europea, donde la Ley de Servicios Digitales (DSA) podría ser un obstáculo insalvable para implantarla en países como España. Esta ley tiene entre uno de sus objetivos luchar contra las campañas de desinformación, lo que fuerza a Meta a mantener algunos sistemas de verificación.
Sea como fuere, para los usuarios de estas redes sociales el trabajo —aunque no lo consideremos así— será doble. Desde la creación de estas plataformas han sido los usuarios las que las han llenado de contenido de todo tipo y las han convertido en lo que son. Básicamente han (hemos) trabajado para ellas, pero ahora ese trabajo se dobla, porque ya no solo tendremos que publicar cosas, sino vigilar lo que otros publican para avisar de contenidos inapropiados.
Aquí la propuesta de las notas de la comunidad parece interesante, sobre todo porque el algoritmo que regula el funcionamiento del sistema es especialmente notable. Así lo indicaba Victoriano Izquierdo —cofundador de Graphtext—, e incluso Vitalik Buterin, creador de Ethereum, desgranó el funcionamiento del algoritmo y concluyó que "aporta un gran valor" a estas plataformas. Además las notas de la comunidad, al menos en X, son públicas, algo perfecto de cara a demostrar la transparencia de dicho sistema.
Será interesante ver cómo se aplican las notas de la versión en las redes sociales de Meta en los próximos meses, y sobre todo si dicho mecanismo acaba llegando a los países de la Unión Europea. Zuckerberg no tendrá tan fácil plantear ese cambio de momento en países como España, pero lo ideal sería que las notas de la versión fuesen un complemento de las entidades de verificación externas que hasta ahora se encargaban de ese trabajo.
Ver 23 comentarios