Internet ha tenido tos durante una hora. Lo hemos visto esta mañana, cuando decenas de sitios y servicios web han estado inaccesibles. Spotify, Reddit o The New York Times (entre otros muchos) estaban caídos, y la razón era que todos ellos dependían de un mismo eslabón para distribuir sus contenidos.
Ese eslabón no era otro que Fastly —antes le pasó a Cloudflare—, y eso ha vuelto a plantear lo sorprendentemente "débil" que es internet. Algo malo estamos haciendo cuando con toda la tecnología que tenemos y todo lo que hemos avanzado, si se cae uno de esos eslabones se cae media internet.
Demasiados huevos y muy pocas cestas
El tuit de David Pierce, editor en Protocol, era realmente ilustrativo. En él hacía referencia a una famosa tira cómica titulada "Dependency" ("Dependencia") de Randall Munroe en xkcd.
Esa viñeta refleja muy bien lo que ha pasado en Fastly: toda nuestra vasta infraestructura digital, esa que nos asombra y nos permite acceso casi instantáneo a todo tipo de información y servicios, depende a veces de eslabones débiles.
El problema se ha agravado por ese enfoque centralizado que ha hecho que tengamos muchos huevos (sitios y servicios web) en pocas cestas (infraestructuras en la nube y plataformas de servicios especializados como Cloudflare o Fastly).
Hay desde luego diversas alternativas en todos los campos. Lo demuestra un reciente estudio de Canalys en el que "le sacaban una foto" a la situación actual en materia de infraestructuras en la nube.
Según esos datos, 6 de cada 10 sitios o servicios web en todo el mundo dependen de tan solo tres proveedores: Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud. Hay otros participantes importantes en ese mercado (Alibaba, Oracle, IBM, Salesforce, Rackspace, VMWare) pero todos ellos aglutinan muchísimos proyectos y desarrollos usados por millones de personas.
No solo eso: a esos proveedores de infraestructura en la nube, que son los sitios en los que están hospedados esos servicios, se le suman otros muchos componentes, como por ejemplo servidores de DNS, de bases de datos o, como en este caso, CDN (Content Delivery Networks), plataformas que actúan como catalizadoras del acceso a la información.
No hay tantos ni de unos, ni de otros: en CDNs, por ejemplo, tenemos Cloudflare y la citada Fasly como claras referencias, pero incluso Amazon tiene su propio CDN llamado Cloudfront, y lo irónico es que la caída de Fastly les ha afectado precisamente porque prefirieron "descentralizarse" y no aprovechar su propio servicio para evitar un punto de fallo.
La idea parecía buena: si se caía su infraestructura, al menos no lo haría su CDN. La caída de Fastly ha demostrado que al final todos nuestros servicios dependen de unos pocos gigantes tecnológicos, y cuando uno de ellos cae, el efecto dominó es colosal.
Lo hemos vivido antes, por supuesto. En noviembre de 2020 la caída de servidores de AWS provocó una situación estrambótica en la que hasta las aspiradoras "inteligentes" dejaban de funcionar. Amazon S3 ya había experimentado una caída espectacular en febrero de 2017, y la mayoría de esas caídas se deben a fallos sorprendentes.
Tenemos el ejemplo de Facebook, que en marzo de 2019 sufrió no ya una tos, sino un verdadero telele. La red social quedaba inaccesible junto a Instagram, WhatsApp y Messenger, y la culpa la tuvo "un cambio en la configuración del servidor".
Algo parecido ocurrió en junio de 2019 con un error de configuración de un pequeño ISP que se acabó diseminando por casi todo el mundo. Y cuando no es un fallo técnico es una incorrecta decisión apoyada en precedentes legales: es lo que llevó a que hace unos días Twitch quedara inaccesible en España.
Lo cierto es que todas estas gigantescas caídas son preocupantes porque demuestran una y otra vez cómo un simple fallo en un servidor o un centro de datos puede afectar de forma terrible la actividad normal de un mundo que ya es absolutamente dependiente de internet.
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