De todas las últimas medidas que ha ido tomando la industria del streaming, posiblemente esta es la más inevitable: las cuentas ajustadas de los últimos tiempos (abanderadas por corporaciones con Warner, que lleva años en un permanente estado de recorte de gastos) han obligado a muchas plataformas a subir sus precios o transformar sus tarifas. O a subirlas de forma indirecta: introduciendo publicidad y creando tarifas más caras que no la incluyen. Una maniobra altamente impopular. ¿O no tanto como creíaimos?
A volar, joven. En un estudio que publicaba recientemente la firma Parrot Analytics, hablaba de dos plataformas que han reportado sus beneficios recientemente, Prime Video y Apple TV+. Ambas experimentaron un crecimiento muy notable en términos de Ganancia Media por Usuario (la medida que ha calculado Parrot) en el último trimestre de 2023. Y en ambos casos, ambas plataformas tomaron un par de medidas que pueden considerarse impopulares: Prime Video introdujo anuncios en su programación y Apple TV+ subió sus tarifas en Estados Unidos.
Dos casos, dos. Son dos ejemplos muy distintos por el papel que juegan ambas plataformas en el panorama del streaming: una tiene un número de suscriptores comparable a Netflix (aunque con el problema que hemos señalado muchas veces: son clientes de Amazon Prime, no necesariamente espectadores de la plataforma), otra es casi una plataforma de nicho. Y ambas, como recuerda The Wrap, experimentaron un descenso en su número de suscriptores a corto plazo... pero incrementaron el beneficio gracias a la subida de ingresos con estas medidas.
Apple sube. De los dos casos, el más interesante es el de Apple TV+, ya que Prime Video incorporó publicidad en enero y podemos hablar de una serie de fenómenos en la plataforma en 2023 que pueden haber cuajado en esa subida, como estrenos potentes o mejora del catálogo. Pero en el caso de Apple TV+, la subida de tarifas fue en octubre de 2023, de 6,99 a 9,99 dólares, es decir, que el incremento de beneficios (un 33% en EEUU y Canadá) puede relacionarse directamente con esa subida; de nuevo: bajan los suscriptores pero no lo suficiente como para que lo haga también el beneficio.
La plataforma va bien. Este incremento en los beneficios supone un notorio balón de oxígeno para una plataforma que ya ha acusado problemas económicos (y sus consiguientes medidas, con reducción de presupuesto y renuncia al ambicioso proyecto de convertirse en una major de Hollywood). Entre el control de gastos y la inevitable llegada en un futuro de publicidad, puede que el ambicioso proyecto de streaming de Apple consiga mantenerse a flote.
Y el resto, detrás. Hablábamos hace unas semanas de cómo se acabaron los tiempos del streaming bueno, bonito y barato. Barato, al menos. El hecho de que Netflix no haya experimentado bajas (más bien al contrario) desde que subió precios y metió anuncios en su programación nos garantiza un futuro en el que las plataformas ajustarán sus elevadísimos niveles de gastos con precios que generarán una situación muy distinta de la actual. El momento en el que haya que ir saltando de plataforma en plataforma o quedarse solo con una es inevitable.
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