Ciencia ficción a pequeña escala pero con grandes ambiciones narrativas es lo que propone 'Nación cautiva', una película que podemos encontrar en Netflix y que pasó completamente desapercibida por nuestras salas cuando aterrizó en otoño de 2020, un año después de su estreno en Estados Unidos. El tiempo le ha otorgado cierta aura de culto, pero desde luego mereció mejor suerte que esos 8,8 millones de dólares que recaudó frente a los 25 de presupuesto con los que se financió.
Diez años después de la llegada de los alienígenas a nuestro planeta, los terrestres nos hemos dividido en dos bandos: los que se han sometido a los visitantes, colaborando con sus designios, y un grupo de rebeldes que tienen que poner en marcha acciones casi de guerrilla, terrorismo urbano y espionaje de baja intensidad para no ser descubiertos. Entre ellos está un joven (Ashton Sanders) que tiene muy poco que perder si se une a la resistencia.
'Nación cautiva' fue dirigida por Rupert Wyatt, responsable de la primera entrega del reboot de la franquicia de 'El planeta de los simios', y le dio un estimulante toque documental, rebajando las dosis de espectáculo y manteniendo la acción a ras de suelo. Persecuciones callejeras, interrogatorios en sótanos sucios, conspiraciones en barrios deprimidos... una forma alternativa de ver una invasión extraterrestre, al margen de héroes militares.
'Nación cautiva', además, cuenta con un espléndido reparto de secundarios entre los que destacan Vera Farmiga, Jonathan Majors o John Goodman y un brutal diseño de naves y extraterrestres. El subtexto de crítica anti-Trump y pro-movimientos de resistencia social como el Black Lives Matter adereza una película de ritmo irregular y a la que se pueden encontrar pegas, pero muy reivindicable por su valentía en tiempos de franquicias interminables.
Ver 14 comentarios