La robótica es una de las tendencias que están empezando a calar de un modo determinante en nuestras vidas. Primero en la ciencia ficción, luego en forma de juguetes avanzados, para pasar a proyectos civiles y militares como los de Boston Dynamics y acabar calando en nuestro ámbito doméstico con propuestas interactivas y proactivas capaces de acompañarnos y ayudarnos en nuestro día a día.
Estamos ante un tipo de producto tecnológico nuevo que puede suponer una revolución en lo que a nuestra relación con la tecnología se refiere. Más allá de una relación funcional en la que la tecnología se limita a funcionar, la relación con los robots puede llegar a ser de confianza hasta el punto de ganarse un puesto dentro de la propia familia.
De la relación funcional con la tecnología a la relación de confianza y afecto para ganarse un puesto dentro de la propia familia
Las tareas que está previsto que se encarguen a los robots en casa no están exentas de un cierto grado de responsabilidad, como la vigilancia, la compañía o el juego. Combinando estas funciones con una dosis de empatía a través de gestos, frases o acciones, no es descabellado pensar en establecer vínculos de confianza con los robots. Figuras de ficción como R2-D2, C3PO o Wall-E ya lo lograron en la ficción, por poner algunos ejemplos.
¿Un robot aceptado como familia?
La rapidez de respuesta, el manejo del lenguaje natural tanto para su reconocimiento como su síntesis, así como la integración de la electrónica y la mecánica a nivel de servos, baterías o controladoras, hace posible que los robots se puedan diseñar de formas creativas para adoptar formas agradables y fácilmente aceptables en un hogar, con movimientos precisos, silenciosos y seguros.
Los sensores integrados en los robots permiten que sean "conscientes" de su entorno con una elevada capacidad de reacción ante imprevistos
Además, los sensores integrados en los robots permiten que sean "conscientes" de su entorno con una elevada capacidad de reacción ante imprevistos, así como una capacidad de acción cercana a la espontaneidad gracias a los avances en sistemas expertos y aprendizaje máquina. Todos estos elementos favorecen la interacción dinámica y natural con los robots, capaz de hacernos creer que nos entienden.
Todos estos avances están haciendo que nuestra relación con la tecnología sea progresivamente más natural y hasta humana. Y los robots son el máximo exponente de esta humanización, que abre las puertas a que adopten un papel relevante dentro de la familia, ya sea como compañero de juegos de los niños o como asistente muy personal de los adultos.
Robots para casa, una nueva categoría tecnológica
Estamos acostumbrados a usar la tecnología en nuestro entorno cotidiano. A estas alturas usamos los móviles, los ordenadores, las tabletas las teles inteligentes y otros dispositivos de un modo totalmente natural. Incluso nos estamos acostumbrando a hablar con ellos mediante asistentes de voz.
¿Dejaremos de ver a los robots como máquinas frías y meramente funcionales?
Pero la tecnología con la que interactuamos tiene una enorme limitación: habitualmente no se mueve y carece de emociones en sus interacciones con nosotros. Las aspiradoras autónomas que limpian la casa solas, sí, o los drones, que empiezan a verse como robots. Pero no dejamos de verlos como meras máquinas frías y meramente funcionales.
Otros dispositivos, como las tabletas o los smartphones simplemente los vemos como aparatos, aunque los asistentes personales añaden la dimensión de la empatía. De un modo muy básico, eso sí. Sin embargo, los robots tienen, además de tecnología "smart", capacidad de movimiento y habilidades para empatizar con nosotros de un modo convincente y creíble.
La interacción con los robots tiene que ser preferiblemente mediante voz, de modo que sigamos teniendo las manos libres para seguir haciendo nuestra vida sin que la tecnología sea un impedimento para ello, sino un acompañante. Los gestos y el tacto son también parte de la forma de interacción con nuestros nuevos acompañantes.
La voz de los robots y la empatía en su diseño serán cruciales en su futuro
Bajo estas premisas, un robot es una solución perfecta para abordar muchas de las tareas que hacemos con otros dispositivos “tradicionales”, pero sin necesidad de usar las manos para ello.
La empatía, se consigue tanto a través de un diseño con el que nos sintamos identificados, como pueda ser el humanoide o el que imita la forma de un animal de compañía. La interfaz también es relevante, en tanto en cuanto permita mostrar “emociones” reconocibles tanto por cambios en los gestos del rostro "digital", como por la modulación de los mensajes de voz. De este modo, la interacción será mucho más natural y fluida.
Con todos estos ingredientes, los robots de compañía son una propuesta muy interesante como asistentes personales, varios niveles por encima de los móviles o las tabletas u ordenadores: están siempre a nuestro lado, no necesitan que lo sujetemos, son robustos y están programados para “comportarse” de un modo humano.
No se cansan, y aunque se le puede acabar la batería, hay soluciones para que se recarguen mediante sistemas desatendidos en los que los robots acudan solos hacia su base en caso de que la energía se agote.
Un robot es un compañero que no estará de mal humor, y que hará siempre lo que le pidamos dentro del repertorio de acciones que tenga contemplado
Un robot es un compañero que no estará de mal humor, y que hará siempre lo que le pidamos dentro del repertorio de acciones que tenga contemplado, por supuesto. Por ejemplo, podrá servir como ayudante de estudios para los niños, o para chivarnos una receta mientras cocinamos, o como cámara de vigilancia con ruedas, reproductor de música, para leer un cuento, para recordarnos nuestras tareas, para capturar vídeo, sonido o imágenes, etcétera.
Fiables y responsables
Los robots de compañía para el hogar tienen que ser fiables y “responsables”. En un hogar robotizado, un robot como ZenBo, la última novedad de ASUS, también puede asumir la tarea de cuidar de miembros de la familia como los mayores o los niños, por ejemplo. En este orden de cosas, un robot puede estar al cargo de recordarnos cuándo tenemos que tomar un medicamento dado. O de ayudarnos a realizar una compra online, por mencionar algunas situaciones habituales.
Un ejemplo de integración de estas nuevas habilidades lo tiene ASUS en su robot ZenBo. Tanto la interfaz mediante voz como a través de la pantalla táctil que hace las veces de cara tienen cabida, especialmente si la interfaz de voz se ve afectada por un ruido ambiente alto o si el que habla no lo hace del todo bien. Y sin olvidar la dimensión "afectiva" a través de las expresiones de su rostro digital.
Un robot podrá ser el nuevo compañero de juegos de los niños al tiempo que un educador más
Es el caso de los niños. Otra de las misiones que están asumiendo los robots es la de ser su compañero de juegos al tiempo que un educador más. Un robot puede acompañar al niño en sus momentos lúdicos y en su formación y, al mismo tiempo hacer de vigilante para los padres y tutores para comprobar que todo está en orden.
Los robots para el hogar pueden, por ejemplo, contar cuentos, incluyendo su dimensión interactiva y multimedia, así como responder a las preguntas que hagan los más pequeños.
No solo son buenos acompañantes para los niños. Los más ancianos también son una audiencia ideal para un robot de compañía en el hogar como puede ser ZenBo. Estará alerta sobre su estado de salud y sobre posibles emergencias en caso de caídas accidentales o desvanecimientos. Como dispositivos tecnológicos y conectados que son, un robot estará en disposición de avisar a nuestro móvil o en redes sociales acerca de sucesos imprevistos.
Las aplicaciones de un robot doméstico son innumerables en última instancia. Imagina, por poner otro ejemplo, que tengamos una mascota como un gato o un perro. Los robots para el hogar pueden ser un compañero de juegos para ellos muy conveniente de cara a evitar que se sientan solos y empiecen a ladrar o se muestren especialmente inquietos.
Vigilantes y conectados
Además de las funcionalidades como vigilantes, los robots domésticos también están conectados. No solo con Internet, sino también con la tele, el smartphone, otras cámaras de vigilancia, cerraduras electrónicas para el control de accesos, altavoces inalámbricos, termostatos programables, luces y otros elementos del hogar y, en general cualquier dispositivo o sensor que intervengan en la gestión de la casa conectada.
Por ejemplo, es posible ver quién está llamando a la puerta a través de la cámara de la entrada, y elegir si dejamos o no pasar al visitante, o dejarle un recado de voz.
El reto es lograr la conectividad “universal” de forma fácil y que funcione a la primera
En este punto, el reto es el de hacer que esta conectividad “universal” sea fácil de establecer, funcione a la primera y sea fiable. En las diferentes demostraciones que se hacen sobre estos nuevos robots, la conectividad es un pilar esencial. Concretamente, ZenBo de ASUS se mostró especialmente bien equipado en este apartado, tanto en la parte de las comunicaciones como en la integración con la nube y en la del futuro hogar conectado.
Precisamente, la interacción con la nube es esencial, ya que gran parte de la "inteligencia" de estos robots estará en ella. Mejorando, evolucionando y aprendiendo de forma dinámica y constante.
Un futuro prometedor
Los robots domésticos tienen mucho camino por recorrer, pero es solo cuestión de tiempo (no mucho) que empiecen a encontrar su sitio como un elemento más dentro del hogar. Son tecnología al fin y al cabo, pero con un aspecto y un comportamiento con los que nos sentimos más identificados que con otros aparatos.
Su capacidad para "hacer cosas" es potencialmente enorme. Lo cual hace que su versatilidad sea mayor que la de dispositivos tradicionales como las tabletas, ordenadores o los smartphones. Al menos dentro del hogar, claro está.
ASUS, pionero en esta categoría
La propuesta de ASUS, ZenBo, que tendrá un coste de unos 600 dólares, aún no tiene fecha de salida al mercado, pero ya cuenta con una plataforma de desarrollo donde los programadores pueden acceder para aprender a diseñar aplicaciones para este robot.
El reto, también, es ofrecer una tecnología que esté un paso más allá de los dispositivos actuales, sin dejar de ser asequible y con capacidad para moverse de forma autónoma y actuar de un modo autosuficiente, de acuerdo con las pautas que se le den por parte de los dueños.
No es complicado imaginar el día en el que lo habitual sea tener un robot como ZenBo en casa, de igual modo que se tiene un ordenador o un smartphone. Sólo su capacidad para vigilar de forma proactiva ya merece consideración por sí misma, por no hablar del resto de tareas que puede asumir de un modo natural, incluyendo, cómo no, las relacionadas con el Internet de las Cosas, donde ASUS también tiene experiencia.
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