La pregunta es obvia: si el problema de cargar un coche eléctrico es el tiempo de espera, ¿por qué no usamos enchufes de carga más potentes para que ese tiempo se reduzca? Pues por que entre otras cosas, el cable de carga no soportaría esa potencia y podría acabar en llamas.
Es por eso que en la Universidad de Purdue han propuesto un método para enfriar esos cables sin recurrir a la refrigeración líquida, que provoca que esos cables sean demasiado rígidos y difíciles de usar. Lo llaman "ebullición de corriente" y sí, consiste en hacer hervir un líquido alrededor del cable.
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Ese líquido entraría en ebullición y se evaporaría por la potencia de la energía del cable, pero el vapor resultante acabaría condensándose alejado de la fuente de calor y regresando a ella como líquido de nuevo en un circuito cerrado. De esta forma consigues enfriar el cable constantemente, permitiendo que pase más energía por él.
El resultado, que reflejan en New Atlas, es que un cable de carga para coches eléctricos podría aguantar una corriente superior a los 2.400 A. O lo que es lo mismo: ese cable podría cargar un coche eléctrico del 0 al 100% en 5 minutos. Incluso menos si se optimiza el espacio en el que reside el líquido refrigerante y se modifica su estado, según sus responsables.
Imagen | CHUTTERSNAP
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