Microsoft acaba de hacer públicas una buena cantidad de estimaciones de rendimiento de sus futuras Xbox Series X. Entre ellas, el doble de potencia de la Xbox One X "y más de ocho veces la potencia de la Xbox One original" en términos gráficos, soporte del trazado de rayos acelerado por hardware y almacenamiento SSD. Y, por supuesto, la retrocompatibilidad. Con ella han vuelto a comprometerse, hablando específicamente de "cuatro generaciones de videojuegos".
Es una clara referencia a las cuatro generaciones de consolas de Microsoft: Xbox, Xbox 360, Xbox One y esta nueva tanda de lanzamientos de hardware. Phil Spencer, jefe de Xbox, ha especificado que "nuestro compromiso con la compatibilidad se refiere a los juegos de Xbox One, lo que incluye los juegos retrocompatibles de Xbox 360 y originales de Xbox, que poseerán aspecto y mecánicas superiores a cualquier versión previa". Se beneficiarán, gracias a Xbox Game Pass, de "framerates más estables, tiempos de carga más rápida y resolución mejorada", todo ello sin necesidad de que los desarrolladores metan mano a los juegos. Más allá de eso, todos los accesorios de Xbox One serán compatibles con Xbox Series X.
Poco más se sabe de esa posible retrocompatibilidad de Xbox Series X, aunque la experiencia previa de Xbox One hace pensar que será muy similar, ya que comparte arquitectura con estos nuevos lanzamientos (aunque no tanto una microarquitectura, que difiere): hace poco el CEO de Ubisoft Yves Guillemot afirmaba que tanto Series X como PS5 "correrán casi todo el catálogo de las consolas previas". Sin duda, para Microsoft es una jugada importante, ya que ya tras el polémico anuncio de Spencer de que durante un año o dos, Xbox Series X y la previa Xbox One compartirían exclusivos, es importante tener de salida un catálogo lo más nutrido posible.
Es de suponer que, como sucedió con Xbox One y, de nuevo, debido a la arquitectura del hardware muy similar a la de Xbox Series X, la lista de varios centenares de juegos compatibles de juegos de Xbox y Xbox 360 se mantenga con pocos cambios. Es decir, la retrocompatibilidad total (o casi total, ya sabemos cómo son estas cosas, y las excepciones son inevitables) con sistemas antiguos es algo con lo que Xbox Series X parte de salida.
¿Y qué pasa con Playstation 5? Una historia de la retrocompatibilidad de Playstation
Pese a las incógnitas que aún flotan en el ambiente acerca de la retrocompatibilidad de PS5, lo cierto es que a Sony le conviene no despistarse en ese aspecto. La preeminencia de Playstation sobre Xbox en la actual generación ha sido clara, pero una retrocompatibilidad total y un diálogo continuo entre juegos de Xbox One y Xbox Series X, pese a la ausencia de exclusivas, podría hacerle daño.
Una historia de la retrocompatibilidad de las consolas de sobremesa de Sony puede ayudar a hacernos una idea acerca de qué pasos podría dar en ese sentido. Por ejemplo, PS2 es hasta la fecha su consola más vendida, y también la más retrocompatible: podía ejecutar prácticamente sin fallos todos los juegos de la primera Playstation, con lo que su catálogo virtualmente se doblaba. No todos lo conseguían sosegadamente: son recordados los bugs que afectaban a títulos como 'Final Fantasy Anthology' o 'Mortal Kombat Trilogy', pero eran excepciones.
La cosa cambió, y los jugadores tuvieron que habituarse a ello, con PS2 Slim, el nuevo modelo de PS2 lanzado en 2004 (cuatro años después de la original) que, con un cambio en la arquitectura interna, redujo aún más la lista de juegos retrocompatibles. La lista de juegos prohibidos o con bugs se incrementó (aunque a grandes rasgos la retrocompatibilidad con PS1 era muy notable), e incluso se sumaron a la no-compatibilidad algunos de la primerísima PS2, como 'Tomorrow Never Dies'.
Playstation 3 intentó poner freno a este problema, y los primeros modelos de consola, los de 20 y 60GB de memoria, presumían de total retrocompatibilidad. La masificación de la PlayStation Store permitía, además, descargar esos juegos de la tienda. Pero la llegada de la PS3 Slim acabó con esa posibilidad: uno de los motivos por los que era, realmente, más ligera y barata, era que ya no era retrocompatible. Una cuestión que hizo que los early adopters de PS3 atesoraran con aún más cariño sus feas y pesadas consolas.
Y desde ahí la cosa se complica: PS4 no ha tenido el más mínimo atisbo de retrocompatibilidad. En vez de ello, tiene el servicio de pago PS Now, con el que los jugadores pueden acceder a cientos de títulos de los formatos anteriores a través del juego en streaming. Las dudas acerca de la viabilidad de este sistema no son solo técnicas (PS Now tiene que dar un salto en ese sentido si quiere equipararse con el Game Pass de Xbox), sino también éticas: ¿por qué pagar de nuevo por jugar a algo por lo que ya pagamos?
De momento, lo único que está garantizado es que PS5, al menos en una primera generación, y como sucedió con PS3, será compatible con PS4. No es mucho decir, teniendo en cuenta que el hilo de la retrocompatibilidad se detiene abruptamente ahí: la arquitectura de las consolas de Sony previas a PS4 difiere radicalmente de los procesadores Intel y AMD que actualmente están en las tripas de la mayoría de consolas y ordenadores. Apuntar a ellas supondría tomar una serie de decisiones que encarecerían notablemente la consola. La pregunta del millón es: ¿está realmente dispuesta Sony a asumir ese riesgo y ese gasto?
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