Hace tiempo que en Estados Unidos se puso de moda el término unschooling, por el cual los niños y jóvenes dejan de ir a la escuela para aprender y reforzar intereses e interacción social de una forma distinta a la que impone la enseñanza tradicional.
Ahora un organismo educativo francés, École 42, ha propuesto una variación interesante de ese concepto. Los creadores de esta iniciativa creen que es posible que sin profesores, libros, cursos masivos online (MOOCs) o tutorías llegar a convertir a un grupo de jóvenes en prometedores programadores.
Lo que sí hay son clases en una idea iniciada por Xavier Niel, multimillonario creador de la operadora francesa Free que ha invertido 70 millones de euros para hacer realidad ese proyecto. No hay retorno económico en forma de pago de cuotas o matrículas anuales, sino que Niel espera que los futuros programadores que tengan éxito donen dinero a este organismo que les ayudó a convertirse en esos ingenieros de éxito.
La programación como reto
El programa tiene una duración estimada de entre 2 y 3 años, y cada curso se nutrirá de entre 800 y 1.000 nuevos alumnos que dispondrán de ordenadores con los que tratarán de resolver retos cada vez más complejos. No importa si han recibido educación previa o no, pero sí deben tener entre 18 y 30 años. A partir de ahí, empiezan los retos.
Y todos ellos están orientados a convertir a estos jóvenes en expertos programadores. Cada uno de esos retos está pensado para lograr que estos alumnos se superen y colaboren. El ejemplo: un estudiante que logró implementar en seis meses -y sin experiencia previa en programación- un raytracer para luego construir una réplica de las mazmorras que aparecían en el juego Wolfenstein.
El proceso de selección es complejo, ya que la demanda es muy elevada. De las 70.000 solicitudes recibidas 20.000 de ellas lograron superar el examen previo, y de esas 20.000 se eligieron a 4.000 personas para pasar cuatro semanas en París para completar un proyecto trabajando 100 horas a la semana en problemas de programación.
La motivación y el talento se dejan entrever en esas primeras semanas, y permiten filtrar esas promociones, la primera de las cuales -con 890 alumnos, edad media 22 años, y un 11% de mujeres- inauguró ese primer año de actividad de École 42 en noviembre de 2013.
Todos los proyectos son colaborativos y se realizan en equipos de entre 2 y 5 personas. La escuela abre 24 horas al día, hay una cafetería en el sótano y los alumnos pueden asistir cuando quieran. Todo el trabajo se comparte en GitHub, y el único material "oficial" son las pruebas y retos a las que se les va sometiendo. El resto está en Internet, y solo hace falta buena motivación para lograr que estos alumnos puedan convertirse en los emprendedores franceses del futuro. Será interesante ver qué sale de este proyecto que ya está recibiendo interés de universidades de todo el mundo para ser replicado.
Vía | VentureBeat
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