La coyuntura actual se lo está poniendo difícil a los fabricantes de coches. Durante los últimos meses Toyota, General Motors, BMW o el grupo Stellantis, entre muchas otras compañías de la industria de la automoción, han hecho pública su preocupación acerca del enorme déficit de circuitos integrados al que se están enfrentando. El stock de chips al que tienen acceso parece no ser en absoluto suficiente para que puedan mantener el volumen de fabricación que habían estimado, lo que les está obligando a recortar drásticamente la producción.
Durante las últimas dos décadas los componentes electrónicos de los vehículos han adquirido mucha más importancia que la que tenían con anterioridad, y este desarrollo ha provocado que la demanda de semiconductores de los fabricantes de coches sea cada vez mayor. Además, nada parece indicar que esta tendencia vaya a cambiar. De hecho, la transición a un parque móvil electrificado en la que ya nos hemos embarcado como sociedad y el desarrollo de la conducción autónoma van a propiciar con toda seguridad que los vehículos del futuro necesiten incorporar aún más chips de alta integración.
Ante esta perspectiva los fabricantes de coches están haciendo lo que cabía esperar que hiciesen: están intentando blindarse con el propósito de aprovisionarse de los semiconductores que necesitan para satisfacer sus necesidades. El problema es que no es fácil conseguirlo en un mercado en el que todas las marcas se encuentran en una situación similar, lo que está propiciando que algunas de ellas estén fortaleciendo sus vínculos con los fabricantes de semiconductores, e, incluso, forjando nuevas alianzas con algunos de ellos en previsión de que su dependencia de los chips irá con total seguridad a más.
Renault ha llegado a un acuerdo estratégico con Qualcomm
Esto es un win-win en toda regla. Qualcomm lucha desde hace varios años por alcanzar en la industria de la automoción una posición tan sólida como la que tiene en el mercado de los teléfonos móviles. Y una forma de conseguirlo consiste en convencer a los fabricantes de coches de que sus circuitos integrados encajan en los vehículos que producen. Por otro lado, como acabamos de ver, a estos últimos les interesa adquirir compromisos firmes con los diseñadores y los fabricantes de semiconductores para acceder al stock de chips que necesitan.
Este es el caldo de cultivo en el que Qualcomm asegura haber firmado un acuerdo con Renault para proporcionarle los chips que el fabricante francés utilizará en algunos de sus próximos vehículos eléctricos. No obstante, el momento que han elegido para dar a conocer su alianza no es fruto del azar. Renault acaba de presentar su nuevo Mégane E-Tech, una berlina 100% eléctrica que, al parecer, recurre a los circuitos integrados de Qualcomm para ejecutar el software sobre el que está implementado su sistema de infoentretenimiento.
Es muy probable que durante los próximos meses presenciemos más alianzas entre los fabricantes de coches y semiconductores que perseguirán, precisamente, fortalecer un vínculo que les permita superar la actual crisis de los circuitos integrados. No obstante, aún no está claro en qué medida el acuerdo al que han llegado Qualcomm y Renault les va a ayudar a salir mejor parados de este conflicto. Al fin y al cabo Qualcomm diseña chips, pero no los fabrica. La mayor parte de ellos se los produce TSMC. El cuello de botella reside, precisamente, en los fabricantes de semiconductores, aunque forjar una alianza con una compañía tan sólida en el mercado de los circuitos integrados como lo es Qualcomm sin duda beneficia a Renault en este clima de tanta inestabilidad.
Vía | Reuters
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